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martes, 16 de junio de 2020

EMPRESAS Y DESTINOS TURÍSTICOS EN LA NUEVA NORMALIDAD: ¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?

En el siguiente vídeo, de apenas diez minutos, puede encontrar mis respuestas a esta pregunta fundamental: HAGA CLICK AQUÍ


A continuación se reproduce el texto de esta píldora formativa:

Hola. Llegados a este punto, en la antesala de la llamada nueva normalidad ocasionada por esta pandemia que tanto ha trastocado nuestras vidas, parece un buen momento para recapitular lo que ha significado este periodo de estado de alarma y qué lecciones deberíamos haber aprendido. Sólo esta capacidad de aprendizaje y de interiorizar esas lecciones nos permitirá afrontar el nuevo tiempo con mayores garantías.

Cierto es que las empresas del sector aún están en una fase de lucha por su supervivencia, y esto es lo que, al cien por cien, ocupa y preocupa a empresarios y trabajadores. No puede ser de otra manera. No se trata, al menos aún, de reconstruir nada, sino de recuperar, de reactivar un sector de actividad que, aparte de ser fundamental desde el punto de vista de su peso en la economía y  en el empleo, ha sido referencia en el mundo por su  competitividad. No es necesario repetir cifras sobradamente conocidas, pero sí mostrar el apoyo a sus reivindicaciones (al nivel de otros países de nuestro entorno) para poder soportar, primero, el embate de un súbito e inédito cese de actividad obligado por la crisis sanitaria, y, ahora, las limitaciones de una recuperación  que es incierta en intensidad y duración en la medida en que ha de producirse en co-existencia con este nuevo coronavirus, con un porcentaje muy bajo de la población inmunizada y aún sin vacuna y sin medicamentos específicos para combatir la enfermedad.

En este marco, diría que, en primer lugar, hay algunas lecciones de carácter general que deberíamos aprender, aplicables al campo que nos ocupa pero también más allá:

1.-La primera es la de la humildad. Humildad para reconocer cuán vulnerables seguimos siendo. Humildad para asumir que nuestra capacidad para controlar el resultado de nuestras decisiones y acciones es cada vez más limitada en un mundo crecientemente complejo donde todo está interconectado y, por tanto, todo es interdependiente a escala global: el efecto mariposa existe. Humildad para comprender que no podemos eliminar la incertidumbre, sino que hemos de vivir con ella, gestionándola.

2.-La segunda es la importancia de actuar con celeridad para minimizar los daños, tanto en vidas humanas como económicos, lo que exige tener a punto sistemas de alerta temprana y planes de contingencia. La improvisación es un lujo que no nos podemos permitir en situaciones de alto impacto y que requieren una respuesta urgente.

Pasando al plano estrictamente turístico, algunas lecciones merecerían también ser destacadas:

3.-En el orden que venimos siguiendo, la tercera sería la de aprender a vender seguridad, sanitaria y en general, una dimensión a la que no le dábamos tanta importancia en una parte del mundo desarrollado relativamente estable. De repente, nos hemos dado cuenta que, además de vender sol, playa, diversión, cultura, etc….hemos de vender seguridad, y no como algo coyuntural: crisis de este tipo pueden volver a producirse y, a partir de ahora, hay que estar preparados para afrontarlas. La industria del turismo se soporta, sobre todo, en la confianza para viajar, en la confianza en los mercados de destino, pero también en los de origen, por lo que la acción debe ser coordinada. La unidad refuerza el mensaje,  la cual no se ha logrado suficientemente en el caso particular de los múltiples sellos o etiquetas de turismo seguro, a nivel sectorial y territorial, generando alguna confusión y reduciendo su impacto.

4.-La cuarta lección nos debe llevar a la convicción de que, ahora más que nunca, la solución no es sólo la promoción del turismo, sino la gestión del mismo. La promoción, para estimular la demanda, es condición necesaria, pero no suficiente si no hay toda una gestión detrás para adecuar los recursos y adaptar la oferta, para reforzar los mecanismos de cooperación en los destinos y en la cadena de valor turística, etc. Y dentro de ese etcétera no puede faltar la gestión de las crisis, que debe pasar a formar parte de las agendas de los responsables públicos y privados, especialmente a nivel de destino, con un enfoque más proactivo que reactivo.

Prueba de ello, y en el contexto particular que estamos viviendo, es fundamental entender las dinámicas que se dan en un sistema turístico. Este diagrama causal (minuto 5.30 del video) puede ayudar a entenderlas a nivel conceptual, con sus bucles de refuerzo (como los que se dan entre oferta y demanda, confianza y demanda, recesión y demanda) y sus bucles de equilibrio (como el de riesgo de rebrote y demanda). La conclusión es que es clave controlar el riesgo de rebrote, por su incidencia en el conjunto del sistema, lo que requeriría garantías sanitarias en origen y en destino al re-abrir las fronteras. Se entienden las urgencias, pero la precipitación no suele ser una buena consejera.

5.-La quinta lección es que la diversificación (del turismo y de la economía en general) aumenta la resiliencia del sistema. Más allá del sol y playa, el sector turístico acelerará su apuesta por la diversificación de oferta y mercados para seguir reduciendo su estacionalidad: hay buenos ejemplos de ello.  A nivel de la economía en general, la necesaria apuesta por el desarrollo de otras actividades productivas (particularmente industriales) no es incompatible en absoluto con el mantenimiento de un sector turístico potente con las más altas cotas de competitividad en el panorama internacional. Este es un falso debate.

6.-La sexta lección es la de reforzar (si no recuperar) la centralidad de las personas en la arquitectura estratégica del turismo, con particular referencia  a quienes residen en los destinos.  Deberíamos interiorizar definitivamente que el turismo no se hace para la gente, sino con la gente. Las comunidades locales receptoras de los flujos turísticos deben ser parte activa en el proceso de recuperación, para lo cual los modelos de gobernanza deben evolucionar propiciando una gran alianza con la sociedad. Ahora la pregunta no sería tanto qué puede hacer el turismo por mí, sino qué puedo hacer yo por el turismo.

7.-En séptimo lugar, la pandemia ha acelerado cambios tecnológicos que ya estaban en marcha: digitalización, automatización de procesos, robotización…eliminando riesgos y aumentando la eficiencia. En suma, ver la tecnología y el conocimiento como aliados es una lección fundamental a aprender, porque  la revolución tecnológica exponencial que se avecina, y más rápido de lo que solemos imaginar, va a cambiar sustancialmente el panorama del ocio y del turismo con la convergencia  de tecnologías como la realidad aumentada, la realidad virtual, la inteligencia artificial, el Internet de las cosas, etc. Los destinos turísticos inteligentes ganarán un nuevo impulso para empezar a conocer los nuevos patrones de comportamiento del turista. En suma, estar a la vanguardia tecnológica, unida a una cultura innovadora, son claves para ganar el futuro, en tiempo de pandemia y más allá.

8.-Y finalmente, como corolario de todo lo anterior, estamos ante un antes y un después: el “business as usual” pre-coronavirus no va a volver, y no sólo por la pandemia, que pasará.  En estas mismas fechas hemos conocido, por ejemplo, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030, la Estrategia Española de Economía Circular (España Circular 2030)…grandes referencias de un nuevo horizonte para el sector turístico en el que la causa de la sostenibilidad ambiental gana fuerza.

Tan sólo confiar, para concluir, que estas ideas hayan sido de alguna utilidad. Gracias por su atención y hasta otra oportunidad.

6 comentarios:

  1. Me encanta la recomendación de estar a la vanguardia de las tecnologías e innovar. Hay muchas posibilidas abiertas a una imaginación infinita. Enhorabuena Alfonso, es un excelente artículo.

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  2. Gracias Victor. Vivimos en un tiempo que reclama extrema agilidad y flexibilidad, unida a una extrema creatividad e innovación que abre nuevas oportunidades a los emprendedores. Saludos.

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  3. Gracias por tu artículo Alfonso, como siempre muy acertados los puntos que enumeras. Pienso que esos análisis que nos dejas son puntos de partida muy interesantes para la reflexión. A continuación te dejo aquí algunas reflexiones basadas en el sistema que de forma excelente has descrito.
    1) Humildad - Vulnerabilidad - Incertidumbre. Todo está interconectado. Absolutamente de acuerdo. Mi pregunta es: ¿cómo valoramos esa "interconexión"? ¿las consideramos como una amenaza o como una oportunidad? ¿cuáles serían los factores sobre los que sí podemos incidir que hacen que se reduzca la incertidumbre?

    2) En cuanto a la necesidad de disponer de sistemas de alerta y planes de contingencia: yo aquí subrayaría el hecho que los sistemas de alerta se basan en datos y, en estos momentos, uno de los grandes problemas de la pandemia es que los datos oficiales están "edulcorados", y que la información relativa a protocolos y recomendaciones en cuanto a la gestión sanitaria sigue siendo confusa, por lo que los planes de contingencia pueden convertirse en instrumentos sin utilidad, a no ser que sectorialmente se exija claridad y veracidad en la información que proviene de fuentes oficiales.

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    1. Muchas gracias por comentar. Sobre el primer punto, seguro que te gustará leer el siguiente artículo: https://www.forbes.com/sites/shanesnow/2020/06/04/our-leaders-of-tomorrow-are-going-to-need-these-4-rare-skills/
      Lo de la amenaza u oportunidad depende de cómo lo encaremos y cómo de preparados estemos. Hemos de aprender a gestionar la incertidumbre producto de una realidad cada vez más compleja. Ello requiere cultivar ciertas habilidades y poner en práctica herramientas, algunas no tan nuevas, pero que ganan importancia conforme ese binomio complejidad/incertidumbre gana fuerza, por ejemplo, dar atención a las interacción es tan importante o más que a la acción; no es posible entender y abordar correctamente los problemas fuera de su entorno particular (que se convierte en un factor endógeno), con sus singulares dinámicas de poder que es imprescindible identificar certeramente, la capacidad de aprender, más y más rápidamente, pasan a tener una importancia extrema, igual que la experimentación (la estrategia pasa a ser algo así como la construcción de una cartera de experimentos varios)...
      Y sobre tu segunda observación, la calidad de los datos es fundamental, no cabe duda, y hoy, por ejemplo, se están acometiendo investigaciones (porque parece como obligatorio hacerlo) sobre la base de datos que sabemos están lejos de reflejar la realidad. No obstante, los sistemas de alerta temprana se suelen basar en lo que se llaman señales débiles, que más que cuantitativas son cualitativas, y a ellas nos tendremos que agarrar en muchas ocasiones, a falta de algo más preciso.
      Espero que estas reflexiones te sean útiles.

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  4. En el plano turístico, donde acertadamente destacas seis puntos adicionales, me suscitas también una serie de preguntas-reflexiones:

    3) Hablas de CONFIANZA, y lo escribo en mayúsculas porque también creo que ese es un factor clave a destacar. En tu análisis, Alfonso, subrayas la necesidad de aprender a comunicar y gestionar los valores en los que cada área de negocio aporte a la visualización de la "seguridad sanitaria". Aquí se me ocurre pensar en cómo sería la colaboración entre organizaciones de transporte, touroperadores, canales de información turística, así como las colaboraciones entre origen y destino. Lo que está claro es que ya no podemos pensar en nuestros modelos de negocio "con las gafas del cerca", porque ahora más que nunca es necesario ver las relaciones más allá de lo "micro".

    4) Como bien apuntas, la solución no debe centrarse (sólo) en la promoción del turismo, sino en la gestión del turismo, y sobre todo en la GESTIÓN DE LA CRISIS. Sitúas en el centro la variable: Riesgo de Rebrote, la cual como bien indicas, requiere tiempo. Ahí yo también añadiría, a pesar de repetirme: requiere datos FIABLES.

    5) En este punto hablas de la diversificación del turismo para aumentar la resiliencia del sistema, de la diversificación de la oferta y los mercados para reducir la estacionalidad, y de que a nivel económico, la apuesta por el desarrollo de actividades productivas (industriales) NO es incompatible con el desarrollo del sector turístico. En este otro punto estoy muy de acuerdo contigo. Sin duda es un falso debate el hecho de confrontar como ideas antagónicas el desarrollo del turismo y el desarrollo industrial. Sería como darnos a elegir entre el pan y el agua. La cuestión, desde mi punto de vista sería plantear lo siguiente: ¿quiénes y por qué razones plantean esa disyuntiva? Es decir, a quienes beneficia que la opinión pública tenga que elegir. La respuesta tal vez pueda ser evidente: ante una escasez de recursos y ante una distribución del presupuesto, el sistema político trata de "vender" que la producción industrial genera más valor añadido. Lo cual es posible que no sea cierto, sobre todo si lo analizamos en términos de empleo y relativos. Por tanto, ese debate está claramente sesgado por los intereses políticos de aquellos que gobiernan. Por todo esto, yo haría una lista de factores que suponen una amenaza exógena al sistema turístico, las cuales no son controlables, aunque sí deberían formar parte del "sistema de vigilancia activa", y tal vez serían modificables a través de la incidencia que pudieran tener las organizaciones sectoriales sobre la elaboración de políticas económicas.

    Finalmente, respecto a los puntos 6, 7 y 8, veo un elemento en común: la inclusión de modelos de colaboración entre comunidades locales y empresas del sector (lo que apuntabas como Modelos de Gobernanza), alianzas estratégicas con empresas tecnológicas, y por último, pero no menos importante, reforzar la idea que nos ha dejado el COVID-19, quizá por terminar con un aspecto positivo, que pasamos del "Business as usual", hacia un "New Business" donde el éxito depende en gran medida de si seremos capaces de articular partenariados de colaboración, basados en el Win-Win, sumando e integrando esfuerzos y lanzando ideas innovadoras de la mano de nuestra creatividad al incorporar diferentes modelos de negocio. El éxito basado en las alianzas, no en la competencia.

    Gracias Alfonso, por ser siempre fuente de ideas, inspiración y por trasladarnos tu conocimiento y tu saber hacer.

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    1. Mi resumen sería, parafraseando tu propia expresión, que es tiempo, una vez pasadas las urgencias, de ponerse "las gafas de lejos". Levantar la mirada y otear el horizonte que se nos avecina en lo tecnológico (una auténtica revolución), lo ambiental (cambio climático, economía circular), lo social (cómo combatir la desigualdad, con las nuevas aristas que la pandemia va a añadir). La pandemia actual está acelerando estas dinámicas de cambio. Y para todo esto hace falta músculo intelectual y financiero, y para alcanzar el tono muscular necesario hará falta entrar en dinámicas colaborativas y en liderazgos con la altura y las habilidades precisas para ello, que no son fáciles de encontrar: todo esto configurará el "new business".
      Por lo demás, me preocupa la confianza (creo que no nos está saliendo del todo bien, incluso a nivel europeo) y que la memoria sea demasiado corta como para no interiorizar debidamente los procesos de aprendizaje que este episodio dramático nos ha dejado. Lo iremos viendo: todo va muy deprisa, y éste es otro factor en la ecuación. Gracias de nuevo.

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