En el mundo empresarial actual el trabajo en red y colaborativo es esencial, pero necesita de una metodología eficaz, que no es posible improvisar. Ese método, testado ampliamente en numerosos países del mundo, es el que aporta la organización Business Networking International (BNI, http://www.bniespana.com/Networking-bni.html), que ya ha empezado a operar en la ciudad de Huelva con un primer grupo de empresarios locales: https://dl.dropbox.com/u/48698330/2012-10-24_HI_BNI.pdf
Los tiempos de crisis son también tiempos de cambio, de enfocar los negocios de un modo diferente, de búsqueda de nuevas alternativas. Esta es una oportunidad que se nos abre, a la que muchos más empresarios se pueden sumar, con el objetivo de dinamizar las relaciones de negocio entre sus miembros. Lo que es lo mismo que decir dinamizar el tejido productivo y la economía local.
El hombre/mujer de negocios es cada vez más un arquitecto social, que necesita tejer una tupida red de contactos y relaciones de confianza para desarrollar su empresa: yo te doy tu me das; quién da recibe multiplicado; o quien siembra recoje. La ayuda mutua, que significa no estar/sentirse solo. Hoy más que nunca es importante no estar solo. Como dijo Hellen Keller (autora, activista política y oradora estadounidense sordociega del siglo pasado): "¡Solos podemos hacer tan poco! ¡Juntos
podemos hacer tanto!".
jueves, 25 de octubre de 2012
jueves, 18 de octubre de 2012
sábado, 6 de octubre de 2012
¿QUÉ NOS ESTÁ PASANDO? (II)
La crisis ha ido ampliando su ámbito de influencia: la
inicial crisis financiera (en España singularizada en las cajas de ahorro) pasó
a ser económica (afectando durísimamente a las empresas y al empleo) y, ahora,
es también social (desilusión, cuando no desesperación; pobreza, cuando no
hambre, se han extendido hasta límites que parecían inverosímiles, y quizás no
hayamos tocado fondo aún) e institucional (con unos dirigentes políticos que no
son percibidos como parte de la solución, sino del problema): es una crisis
total, nada ni nadie está a salvo (hasta la función pública y quienes la
desempeñamos). Las repetidas manifestaciones de estos últimos días, las
sublevaciones institucionales y el abierto desafío independentista catalán (al
que pronto se unirá el vasco, que siempre ha estado ahí latente) son buena
prueba de ello. Al perro flaco todo se le vuelven pulgas, como dice el
refranero (ojalá no nos azote ahora una pertinaz sequía). En términos estratégicos,
es una regla elemental: cuando el adversario está débil y con muchos frentes
abiertos, hay que aprovechar la coyuntura para atacar y sacar tajada.
Este es, básicamente, el diagnóstico: sombrío, porque una
sociedad que no ve un futuro con posibilidades puede caer en una deriva muy
peligrosa. Una situación, en suma, muy compleja, que requiere de una capacidad de
gobierno extraordinaria y de apoyos para gestionar el cambio en un escenario en
el que a nuestro actual sistema político-institucional las costuras le saltan
por todas partes. Y si éste no funciona no podremos tener una economía sana que
ofrezca esas oportunidades que necesitamos.
Pero del diagnóstico hemos de pasar a la acción. La
parálisis resultado del pesimismo y la melancolía no conducen a nada. Como
tampoco el optimismo antropológico de charlatanes que tratan de vendernos
(porque nos gusta oírlo) que, pese a todo, las cosas tienen color de rosa. El
realismo, con sus claroscuros, es la
base de una acción bien orientada, a nivel colectivo (de los poderes públicos) y
a nivel individual (en el quehacer y la elección de cada uno de nosotros).
En esa acción hemos de rescatar el arte de gobernar, que no
de la guerra, como tituló Sun Tzu hacia el año 500 antes de Cristo. Es el tiempo
de los equilibrios y de transitar desde un pensamiento disyuntivo (que separa)
a un pensamiento complejo (que compatibiliza). Por ejemplo, la cuestión no es
austeridad en las cuentas públicas o crecimiento económico: necesitamos de
ambos pilares para que la casa se mantenga en pie, eliminando los excesos y lo improductivo a la par que facilitando la actividad empresarial.
Por un lado, debemos no confundir los medios con los fines:
a través de una mejora en la dotación tecnológica y en la gestión podemos hacer
compatible la calidad en la prestación de servicios públicos con mayores cotas
de productividad y eficiencia (que se lo digan sino a la administración de
justicia, en comparación con la administración tributaria); o con una
reingeniería de los procesos administrativos que elimine las duplicidades entre
administraciones (véanse sino las disfunciones que generan el solapamiento
entre los servicios de empleo estatal y autonómico). Son, pues, dos tipos de
problemas los que han de ser abordados: los de gestión y los de estructura del
Estado, con voluntad política y abandono de disputas estériles; con luz larga,
no sólo con la luz corta que llega a las próximas elecciones.
Y por otro, tener claras las prioridades, explicando cuál es
el modelo de Estado que queremos o el modelo económico al que aspiramos. No es cuestión
de ocurrencias, por más que éstas sean frecuentes, sino de saber escuchar a la
ciudadanía, tener un plan y aplicarlo con coherencia, sin ocultar que tenemos
condicionamientos que nos vienen de fuera y que son tiempos que nos exigen cintura
(flexibilidad).
Sólo así los dirigentes políticos podrán empezar a revertir
la situación actual. Lo contrario es enormemente amenazador, y asusta. La
política bien entendida es muy importante. Y ahí incluyo su recuperación como
servicio a la comunidad (necesariamente temporal), no como profesión; y para
ello debe limitarse el periodo en que se ocupan cargos públicos. Tras ese
tiempo (digamos ocho años), vuelta al trabajo que cada uno tenía, lo que no
impide seguir militando y participando activamente en la vida de cada formación
política.
Como decía Sun Tzu, los buenos gobernantes son aquellos que
tienen conocimiento, sinceridad, benevolencia, coraje y firmeza. Tomemos nota.
Aquí me despido.
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Publicado en Huelva Información, 4-10-12, p. 6.
miércoles, 3 de octubre de 2012
ILUMINANDO EL TURISMO
Esta expresión encierra la misión con la que en 2011 la
Universidad de Huelva, a través de su grupo de investigación en turismo
(GEIDETUR), lanzó la revista científica ENLIGHTENING
TOURISM. A PATHMAKING JOURNAL, con una proyección a escala global y a la
que cualquier persona interesada puede acceder libremente a través del
siguiente enlace: http://www.uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/et.
No en vano esta es la tierra de la luz y nuestra marca turística es ‘Huelva, la
Luz’.
Y con ese mismo lema, durante los días 13 y 14 de septiembre
tuvo lugar en Nápoles (Italia), el 1er Congreso Internacional de dicha revista,
que reunió a 140 participantes de 16 países. En él se presentaron 60 trabajos
en 16 sesiones paralelas, más un taller para doctorandos en el que se
discutieron 8 trabajos en curso. Se añade a todo ello cuatro lecciones
magistrales de otros tantos conferenciantes invitados de primer nivel
internacional.
Entre todo ello, quisiera recoger seguidamente, a modo de flashes, algunas ideas relativas a un
tema que a algunos en Huelva nos ha ocupado bastante (nuestras publicaciones,
en éste y otros temas, pueden consultarse en: http://www.uhu.es/GEIDETUR/investigadores2.htm),
pese al escaso interés que suele despertar en nuestro entorno, y que en este
congreso internacional ha tenido un protagonismo singular por el tratamiento
que ha recibido de especialistas en la materia, tanto del mundo académico como
del profesional: el papel de las comunidades locales, de la población
residente, en el turismo y su desarrollo.
-La perspectiva tradicional ha sido la de un desarrollo turístico
al servicio de las necesidades del visitante, sin tener en cuenta las de
quienes viven en el lugar de destino de los flujos turísticos. Hoy en día, sin
embargo, no cabe concebir el desarrollo de este sector sin la capacidad de
conciliar ambas perspectivas: la del turista/excursionista y la del residente.
Un lugar agradable para vivir suele ser un lugar agradable para visitar: el
turismo pensado tanto para los visitantes como para los locales, donde ambos
ganan.
-Sin la aceptación de la comunidad local ningún proyecto
turístico será sostenible, para lo cual es primordial articular vías de
información y participación. Un desarrollo turístico sin una adecuada
planificación puede dar lugar a situaciones de conflicto entre ambos colectivos
y hasta de antagonismo, en el que el turismo termina siendo rechazado por las
comunidades receptoras.
-Téngase en cuenta que para el turista el lugar que visita
es su destino (habitualmente de ocio), mientras que para el residente es su
hogar. Aquel sólo está de paso y no suele sentirse concernido por el futuro de
ese lugar como consecuencia de los impactos del turismo; éste vive
permanentemente allí, y experimenta cotidianamente (a veces se beneficia, a
veces sufre) las consecuencias del turismo, que pese a ser una industria sin
chimeneas no es una actividad económica neutra: genera impactos económicos,
sociales y ambientales, tanto positivos como negativos. Aquel no suele sentir
apego a la comunidad que visita; éste sí, porque es de allí y/o vive y trabaja
allí; aquél suele romper con las reglas que estos aplican cotidianamente en sus
vidas, pudiendo generar situaciones incómodas.
-El turismo, en suma, debe planificarse para servir a los
turistas y a los locales, no sólo para evitar posibles conflictos y hasta
antagonismos, sino porque la implicación de la comunidad local representa un
valor añadido y hasta una ventaja competitiva: el uso de la cultura y recursos
locales añade autenticidad a la experiencia; permite promocionar los productos
y las tradiciones locales; su participación hace que estas comunidades sean más
hospitalarias, y la hospitalidad, el saber acoger, es la esencia del turismo;
refuerza el orgullo y el sentido de pertenencia, la identidad como colectivo;
las comunidades locales son generadoras de productos turísticos.
-Reconozcamos, pues, que el turismo hemos de desarrollarlo,
primera y principalmente, en beneficio de nuestra propia comunidad, con un
modelo aceptado por ésta y en el que sus miembros, quienes allí viven, son
parte activa. Los primeros propagadores de un destino turístico han de ser sus
propias gentes; los primeros beneficiarios, porque mejora su calidad de vida,
son quienes residen en el lugar que acoge el turismo. El mercado es importante,
pero la comunidad local también, a la hora de definir el modelo de desarrollo
deseado para un determinado territorio. A la visión del mercado hemos de sumar
la de un turismo visto a través de los ojos de quienes moran y trabajan allí.
-El turista, no lo olvidemos, se mezcla con los lugareños en
playas, restaurantes, locales de ocio, etc., y la cultura de la hospitalidad no
existe si no está enraizada en la comunidad local, que debe sentirse
propietaria de su destino (de su futuro) a través de la participación e
implicación en los procesos de planificación turística y en sus operaciones.
-El destino turístico es la comunidad local y la comunidad
local es el destino turístico. El turismo influye en la comunidad local (la
transforma, física y sociológicamente), pero la comunidad local también influye
en el turismo (lo acepta o lo rechaza, lo favorece o lo perjudica). Los
productos se co-crean a través de esta interacción, de la que depende la
satisfacción final y, por tanto, el éxito. Es una relación compleja de ida y
vuelta, que es preciso gestionar bien. Por eso es tan importante tener personas
especializadas y capaces al frente de un destino turístico.
Con esto me despido, con la esperanza de haber arrojado un
poco de luz sobre algo en lo que nos jugamos buena parte de nuestro futuro
colectivo.
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Publicado en heconomia.es el 2-10-12.