No habrá sorprendido al lector habitual la temática del artículo de este mes, pues en el anterior ya se anunció que en éste haríamos un primer balance del sector turístico provincial en el año pasado, que bien podríamos calificar, parafraseando a la reina de Inglaterra, como “annus horribilis”. También otearemos el horizonte cara a 2013.
2012, infelizmente, ha sido el año del desplome: las caídas del 10,90% del número de viajeros y del 12,11% en el de pernoctaciones justifican este apelativo. Hasta el 2011 conseguimos resistir la crisis, pero en este último año el deterioro progresivo que las economías familiares han sufrido durante el último lustro en nuestro país se ha terminado por sentir en toda su crudeza. En 2006 se superó por primera vez en nuestra historia el millón de viajeros, y por primera vez desde entonces no hemos podido superar ese umbral psicológico, como puede observarse en la tabla que sigue, que recoge la evolución durante el último lustro, el lustro de la actual crisis.
HUELVA
|
Viajeros
|
Pernoctaciones
|
Estancia Media
| ||||
Año
|
Total
|
Residentes en España
|
Residentes en el extranjero
|
Total
|
Residentes en España
|
Residentes en el extranjero
|
(días)
|
2012
|
945.309
|
749.507
|
195.802
|
3.330.544
|
2.354.075
|
976.468
|
3,52
|
2011
|
1.060.978
|
874.479
|
186.498
|
3.789.516
|
2.827.617
|
961.898
|
3,57
|
2010
|
1.068.297
|
861.589
|
206.707
|
3.801.990
|
2.789.688
|
1.012.301
|
3,56
|
2009
|
1.066.307
|
867.641
|
198.666
|
3.646.310
|
2.710.307
|
936.002
|
3,42
|
2008
|
1.099.908
|
887.732
|
212.175
|
3.658.862
|
2.577.560
|
1.081.303
|
3,33
|
Aún en este contexto general adverso, no sería ni ajustado ni inteligente limitar las conclusiones de nuestro análisis a la tan traída y llevada crisis, como única causa de estos malos resultados. Si tenemos en cuenta que a Huelva le ha afectado más en términos relativos, esto es señal de que el análisis y las conclusiones deben ser más cuidadosos y profundos si queremos extraer algo positivo de todo ello. La idea fuerza es la siguiente: nuestro entorno ha cambiado, y no va a volver a ser el que teníamos en el escenario pre-crisis, pero seguimos actuando de la misma forma. Seguimos haciendo básicamente lo mismo en un medio, en una industria, que se está alterando sustancialmente, por lo que si no cambiamos el paso no podemos esperar grandes cosas.
Las dificultades de accesibilidad al destino, fruto de las carencias bien conocidas en las infraestructuras de transporte, son una realidad que nos sitúan en una posición de desventaja, pero tampoco deben ser una excusa para la inacción. Lo peor que nos puede ocurrir es que la crisis nos paralice; es preciso dinamizar a los agentes del sector, pero no parece haber liderazgo para ello.
A tenor de estos datos, es claro que el desplome referido se debe a la caída del turismo nacional; el turismo extranjero ha crecido ligeramente, aunque sin llegar a alcanzar las cotas de 2010. Este último aspecto es positivo, y en él se debe perseverar irremediablemente. Debemos tender a un modelo más diversificado, geográfica y temporalmente. Esto significa un modelo de desarrollo turístico más abierto a otros países emisores y, por tanto, menos dependiente del turismo nacional, que al menos a corto plazo seguirá deprimido. Como también un modelo menos estacional y basado en el sol y playa.
Todos estamos persuadidos que la provincia de Huelva tiene mucho más que ofrecer, pero necesita de una hoja de ruta clara que confiera coherencia y consistencia en el tiempo a aquello que hacemos. Como también debemos entender, sin menoscabo de su importancia, que gestionar un destino no es sólo promocionarlo, con mayor o menor creatividad. Sea como fuere, un cambio de modelo no se improvisa: debe ser un proceso bien diseñado con arreglo a un plan a medio/largo plazo que ponga en valor nuestros recursos (patrimoniales, humanos, materiales) en el marco de una nueva visión compartida. La pregunta que sigue es si hay voluntad de que pueda llegar a existir.
En lo que al 2013 se refiere, las expectativas no son halagüeñas: no parece que la situación económica doméstica vaya a mejorar; las decisiones últimamente tomadas (como la subida del IVA) o el cierre de determinados establecimientos hoteleros (aunque sea en temporada baja, como el Parador de Ayamonte) no ayudan, sobre todo en los esfuerzos desestacionalizadores (al menos ha reabierto el hotel que da apoyo al campo de golf de Isla Canela, aunque sin el respaldo de una cadena hotelera); algunas zonas de playa están padeciendo un deterioro natural muy acusado (Matalascañas y otras); tampoco va a haber avances en las infraestructuras de comunicaciones, ni hay signos de que desde los poderes públicos y/o desde los representantes empresariales se haga algo para salir del “sota, caballo y rey” en el que estamos instalados.
La única esperanza está en que los mercados emisores europeos sigan comportándose bien y nosotros seamos capaces de seguir, poco a poco, llegando hasta ellos con un mensaje atractivo que los cautive (la luz es un buen leit motiv). El riesgo está en que incluso las economías europeas más poderosas está perdiendo fuelle hasta estancarse. En la vieja Europa no nos entendemos (cada vez se parece más a una jaula de grillos), su configuración institutcional (pesadísima y lentísima) no funciona y, como consecuencia, no reacciona como sería deseable (perdiendo peso, político y económico, en el mundo). Esto también afectará a nuestro turismo.
No obstante, existe una nueva generación con ganas (también necesidad) de emprender, a la que hay que apoyar al máximo. Sólo esa sangre nueva que empuja desde abajo, capaz de observar la realidad con ojos diferentes y abrir nuevos caminos, nos sacará del atolladero: lo contrario significa osificación, estancamiento. Un ejemplo claro lo tenemos en la gastronomía local y su evolución reciente. Dejamos este asunto de los restauradores para otro artículo, pero planteado queda, porque se puede aprender bastante de él.
---
Publicado en HEconomia el 5-2-13
---
Publicado en HEconomia el 5-2-13
No hay comentarios:
Publicar un comentario