sábado, 23 de noviembre de 2013

ENTREVISTA EN HUELVA INFORMACIÓN, 22-11-13

A continuación se reproduce el texto completo (lo publicado es un resumen de la entrevista completa).

1.- En su estudio sobre el turismo de Huelva, hace referencia al nacimiento de la marca 'Huelva la luz'. ¿Cómo valora esa creación?
Básica para la consolidación de la provincia como destino turístico. Fue empezar a construir desde los cimientos, con un eslogan y una simbología que nos identificara en un mercado hiper-competitivo, y que a la vez evocara valores fundamentales sobre los que conformar toda una acción promocional coherente, con un mensaje claro, nítido y diferenciado. Nació en 2005, fruto de un ejercicio elemental de escuchar al cliente-turista; de identificar que atributo era más valorado para elegirnos. Y a la vez no rompía con una larga tradición: la de la costa de la luz, que tenía el inconveniente de su reduccionismo, al no representar a toda la provincia (con su variado interior) y de abarcar no sólo nuestra costa, sino también a la costa atlántica gaditana. Fue un paso trascendental, pero una marca no sólo hay que crearla, luego hay que desarrollarla: la luz (y el carácter diferencial de la luz de Huelva) es un concepto muy potente, al que le queda mucho camino por recorrer. Bien enfocada nos puede ayudar a abrir puertas de diversos segmentos del mercado: turismo de naturaleza y al aire libre, de salud, cultural, etc. A veces da la sensación de que no se tiene consciencia de su importancia y potencialidades, e incluso que tiende a diluirse, lo que sería un gravísimo error. Debería estar hasta en la sopa.

2.- ¿Cree que si el turismo no experimenta un crecimiento aún mayor en Huelva es solo por culpa de la gestión que se hace del mismo?
La percepción general es que el nivel de desarrollo que hemos alcanzado es aun relativamente bajo, pero existen factores exógenos y endógenos que explican este fenómeno. Hay factores que no podemos controlar, como la crisis, u otros que no dependen directamente de nosotros, como resolver ciertas carencias en infraestructuras de transporte y comunicaciones en un territorio periférico, pero sobre otros sí podemos actuar:
-Por una parte sobre nuestra capacidad de organizarnos y coordinar los esfuerzos de los distintos agentes implicados, públicos y privados, de forma mucho más eficaz y eficiente. Debemos transitar de un ente que promociona el destino, a un ente que gestione el destino. El marketing es necesario, pero no suficiente. Es parte de un concepto más amplio, que es la gestión o gobernanza del destino. Para que las expectativas del turista no se vean defraudadas las diferentes piezas que conforman la compleja maquinaria turística deben estar bien engrasadas, coordinadas: debemos contar con profesionales bien formados en todos los sectores (guías, restaurantes, etc.) que proporcionen una atención esmerada; los servicios públicos (transporte, salud, limpieza, seguridad…) deben funcionar adecuadamente atendiendo las puntas de demanda turística; las oficinas de turismo deben cumplir con su misión eficazmente, pensando tanto en el turista nacional como en el internacional; las comunidades locales deben estar implicadas y asumir que el turismo es cosa de todos; necesitamos incorporar más tecnología, e innovación en general, para ayudar a satisfacer las necesidades de un turista cada vez más informado y exigente…Todo esto requiere de un liderazgo que en estos momentos no existe.
-Si queremos atraer a los inversores, lo primero que hemos de mostrar es que la provincia de Huelva es un destino serio, y eso significa que está vertebrado, tiene una hoja de ruta  y sabe lo que busca. Ese es el otro gran caballo de batalla, definir el modelo turístico que queremos, cuál es el modelo por el que apostamos a largo plazo; un modelo diferenciado y que no caiga en los errores de modelos de masas ya caducos y que no responden a las tendencias que marcan el turismo del siglo XXI.
-La reflexión anterior conduce a la última: el desarrollo del turismo provincial tiene que apoyarse en la generación y transferencia de conocimiento, en lo que podríamos denominar un Centro de Estrategia Turística que dé apoyo en a los tomadores de decisiones, públicos y privados. Construir ese puente, cuando ha sido la única provincia andaluza que nunca contó ni siquiera con un observatorio turístico, es otra de las claves. La intuición, las experiencias previas, la inercia no son suficientes en un entorno tan dinámico como el actual.

3.- ¿Con una mejor promoción del destino, el crecimiento sería más significativo?
La promoción ayudaría, y me parece justo que se reclame un mayor esfuerzo en este sentido. No obstante, esa promoción ha de ser, por un lado, más segmentada (en función del tipo de turista que nos interese atraer, y ahí volvemos a lo del modelo turístico por diseñar) y más basado en las  nuevas tecnologías, aspecto en el que flaqueamos bastante. Ni se puede seguir anclado en el “sota, caballo y rey” de los tradicionales folletos y ferias (aunque sigan siendo necesarios) ni apuntar a todas partes: hay que seleccionar, de acuerdo con la hoja de ruta que debería trazar ese ente gestor, y hay que colocar la creatividad y la innovación en el centro de toda nuestra arquitectura estratégica, apostando por un turismo experiencial. Afortunadamente, en este concepto, activador de todos los sentidos, estamos avanzando con iniciativas interesantes en distintos puntos de la provincia, como el Condado y la Sierra.
En todo caso, quisiera recalcar que la cantidad no nos debe obsesionar, pues no necesariamente conduce a la rentabilidad, y más en un entorno medioambientalmente tan sensible como el nuestro. Lo digo para no eludir el gran tema de controversia de las infraestructuras de transporte y comunicaciones, como el aeropuerto. Desde un planteamiento riguroso, las prioridades en infraestructura deberían venir determinadas por el modelo turístico que se defina para la provincia. Tan sólo un dato para la reflexión: con el mismo número de turistas que hemos recibido durante la crisis (2008-2012), si se hubieran alcanzado el nivel de gasto y de estancia que la media andaluza, hubiéramos ingresado 1.514 millones de euros más, y eso depende, sobre todo, de nosotros, de la oferta que seamos capaces de presentar a ese contingente de turistas. No digamos cuando recuperemos los niveles pre-crisis.

4.- ¿La capital se preocupa, como debiera, por ser un punto de destino turístico?
La capital cuenta con recursos y atractores más limitados y debe ocuparse de que los flujos turísticos que recibimos, que se dirigen principalmente a la costa, encuentren algún aliciente para acercarse a la capital. Estudios previos mostraban una cierta capacidad de atracción simplemente por el efecto de la capitalidad. A su vez, la última encuesta realizada señala a la gastronomía como el factor que podría constituir el eje principal de la promoción turística de la ciudad de Huelva. Por sus características, parece que la ecuación habitual deberíamos invertirla aquí: la gastronomía como gancho principal (con base en muy buenos restaurantes que están reinventándola, sin perjuicio de una oferta tradicional cuidada) que sirva para que , al calor de este gancho, el turista o excursionista visite algún lugar o vaya de compras, por ejemplo. Se aprecia que se están dando pasos interesantes en esa dirección, sabiendo que convertir la ciudad de Huelva en un destino gastronómico requiere de un plan con un conjunto de acciones consistente y a largo plazo, cuidando y buscando siempre la excelencia. Tenemos que creernos que es posible y reforzar la cooperación público-privada.

5.- ¿Qué puede aportar aún la Universidad a esta provincia como destino turístico?
La Universidad de Huelva ya aporta su granito de arena, tanto en el campo formativo como en el de la investigación. Pese a ello mi percepción es que debe ser mucho más proactiva, desde la asunción por parte de sus responsables que una de sus prioridades esenciales es servir al desarrollo socioeconómico de la provincia, y en ese sentido nadie duda que el turismo es y será un pilar fundamental. Esto se debería traducir en una acción decidida para organizar y poner en juego sus mejores recursos humanos especializados en la materia (con base en su trayectoria investigadora y, por tanto, de generación de conocimiento) al servicio del sector. No ha de esperar a que éste lo pida: la universidad puede y debe dar el paso y crear ese centro o instituto de investigación al que me refería antes, con vocación de generación y transferencia del conocimiento desde la multidisciplinariedad que exige la actividad turística. El proyecto existe desde la anterior legislatura.

6.- El crecimiento en las últimas décadas es evidente pero, ¿no cree que nuestro turismo es demasiado estacional?
Lo es, y se ha incrementado en estos cinco años (2008-2012) de crisis. Las estadísticas oficiales así lo manifiestan, de la misma manera que su análisis desmonta algunos mitos:
-La provincia de Huelva ha ido perdiendo peso en la distribución porcentual de los turistas en Andalucía (excepto en el tercer trimestre, en el que se mantiene).
-Respecto a la media andaluza, aspectos como la restauración, el ocio/diversión, los paisajes/parques naturales, la seguridad ciudadana, la atención/trato, la limpieza y el patrimonio cultural son valorados significativa y continuamente por debajo;  sólo en las instalaciones para la práctica del golf la valoración es claramente favorable a la provincia de Huelva. Como resultado, el índice sintético de percepción es permanentemente inferior a la media, habiendo aumentado la distancia y, por tanto, empeorado su posición relativa. Esto nos ha de enseñar que, sin perjuicio de sentirnos orgullosos de nuestros valores, hemos de mirar más hacia fuera y abandonar el tradicional ensimismamiento del onubensismo vacío, que sólo conduce al inmovilismo.
-No se aprecia una tendencia clara hacia un mayor peso del turismo extranjero, siendo Alemania, Gran Bretaña y Portugal los principales mercados emisores de los que se nutre la provincia. En este sentido, especialmente preocupante es el desplome del turismo alemán. Es verdad que se están haciendo esfuerzos en esta materia, a los que hay que dar algún tiempo para observar sus frutos.

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