Hoy por hoy, nuestra estructura
productiva se sustenta en dos sectores principales, caracterizados por su
estacionalidad: el agrícola y el turístico. Aún más este último, pues el
primero ha ido alargando su actividad mediante una progresiva diversificación
de sus producciones. Y esto es un hándicap.
Con todo, se vislumbran
iniciativas que pueden dar unas bocanadas de oxígeno a la tan asfixiada y
maltrecha economía provincial:
-El fundamental la reapertura de
las minas, sobre todo, por su envergadura, las de Riotinto. Son de esos
proyectos tractores por sus potentes efectos directos e indirectos sobre el
empleo y la actividad económica, con una capacidad de arrastre de va más allá
del ámbito comarcal. Están siendo muchos años de espera; sabemos que la
tramitación de un proyecto de esta complejidad, acrecentada por la historia que
arrastra, es muy tedioso -con sus cautelas económicas, sociales y ambientales-,
pero también que la situación es agónica. Parece que empieza a verse la luz al
final del largo túnel. Ahora el desafío es contar con el capital humano con los
perfiles adecuados, y eso no se improvisa: hay que prepararlo con antelación.
Sería trágico que por no planificar esta formación, muchos puestos de trabajo
se cubrieran con personas de fuera.
-La construcción del centro de
aviones no tripulados (conocidos como drones)
en El Arenosillo, de llegar a concretarse, será otro revulsivo y fuente de
atracción de mano de obra de elevada cualificación.
-En el ámbito comercial, el Centro
Comercial Holea ya habrá abierto sus puertas cuando este artículo haya visto la
luz, y será otro paliativo en términos de empleo, sobre todo para la capital.
-La agricultura empieza, aunque
aun tímidamente, a evolucionar hacia la transformación industrial de sus
productos primarios, hacia lo que se conocen como productos de cuarta y quinta
gama. Las bases tecnológicas para ello están puestas, y ahí es donde hoy se
genera la mayor parte del valor añadido. Más concretamente, el sector de las berries tiene condiciones para ser un
referente no sólo en Europa, sino en el mundo.
-En el turismo, pese a sus
evidentes potencialidades, es dónde la situación es más dudosa, por la falta de
definición de un modelo y de vertebración del sector, consecuencia de una clara
falta de liderazgo efectivo que asuma la imprescindible tarea de planificación
y coordinación de los agentes que conforman el diverso mosaico turístico. Puede
encontrarse una completa información en el siguiente trabajo que he publicado
recientemente: http://alfonsovargassanchez.blogspot.com.es/2013/10/el-turismo-en-la-provincia-de-huelva-de.html
Hasta aquí los grandes proyectos,
pero tan importante, o más, que estos, es la lluvia fina de pequeños emprendedores
que se están lanzando a la aventura de iniciar un proyecto empresarial, en
ocasiones con tecnologías y niveles de innovación sorprendentes. Poco a poco,
el caldo de cultivo de una sociedad que valora especialmente a estos creadores
de autoempleo, empleo para otros y, en definitiva, riqueza, va cambiando para
bien, aunque sea por pura necesidad. También es cierto que las Administraciones
Públicas tienen aún mucho por hacer para apoyar más eficazmente a estas
personas que arriesgan sus modestas haciendas y su futuro.
No me olvido de la Universidad de
Huelva, que será a medio plazo el gran motor de un cambio cultural, en la
manera de pensar y ver el mundo de los jóvenes que construirán una Huelva más
abierta y con nuevos horizontes. Ojalá seamos capaces de que nuestros talentos,
esos que nos ha costado tanto formar, no se nos vayan, y lleguen a convencerse
de que aquí también tienen posibilidades, aunque hoy por hoy no esté fácil. Y
también que sus dirigentes sean capaces de alinearse más con los sectores de
futuro de la provincia, que parecen estar bien delimitados y que también
necesitan el apoyo de la generación y transferencia de conocimiento científico.
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Publicado en Revista RESURGIR, nº 25, Navidad 2013, p. 4.
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