De entre tanta basura que circula por Facebook, a través de esta red social me enteré del fallecimiento inesperado del respetado colega, que también consideraba amigo, Rafael Alberto Pérez. Quedé impactado: a fe que tenía en mi cabeza llamarle por teléfono cualquier día de estos. A veces nos llamábamos, él a mi o yo a él, para hablar de nuestras cosas y, por supuesto, de los avances de la Nueva Teoría Estratégica y de los planes al respecto.
Académicamente, pertenecíamos a áreas de conocimiento distintas. Estos silos dentro de las universidades (la comunicación en el caso de Rafael y la organización de empresas en el mío) no ayudan a que nos conozcamos e interactuemos, desde esa multidisciplinariedad de la que tanto se habla pero que tan poco se practica. También mediaba entre nosotros una diferencia de edad (20 años). Sin embargo, había algo que nos unía, y no lo supimos (al menos yo) hasta 2004, cuando por primera vez nos conocimos personalmente en el II Encuentro Iberoamericano sobre Estrategias de Comunicación, que tuvo lugar en Sevilla: nuestra vocación por la estrategia. Yo era entonces un joven catedrático de universidad que acababa de re-orientar su actividad investigadora hacia el sector del turismo, en el marco de la dirección estratégica de empresas y destinos turísticos. Rafael, más allá de las categorías administrativas, ya era reconocido por muchos como un maestro, como tuve ocasión de comprobar.
Fue a partir de
entonces, he de reconocerlo, cuando empecé a leer sus obras, que al estar focalizadas
en las estrategias de comunicación no habían llegado a mi radar: cada uno
estaba en sus círculos académico/profesionales, y el de la comunicación era
diferente al mío.
Con todo, la
visión de Rafael era la de crear una teoría general de la estrategia, con unos fundamentos
que permitiera su aplicación a cualquier campo de la acción humana, es decir,
que hiciera posible, como dejó escrito en su último libro (agotado, dicho sea de paso), vivir la estrategia
a partir de la capacidad única del ser humano para estrategar.
Liderados por
Rafael, FISEC y CINTE fueron instrumentos al servicio de ese ambicioso proyecto
de reformular la estrategia, de construir las bases de una nueva teoría para el siglo XXI, desde la clarividencia de saber que tan ingente
tarea había de acometerse desde la fertilización cruzada de especialistas
procedentes de diferentes campos del saber, a veces tan aparentemente distantes
como puede ser el de la biología o las llamadas ciencias de la vida (ahí está mi
compañero de la Universidad de Huelva Rafael Torronteras Santiago para
atestiguarlo). Y todo ello con un marchamo iberoamericano, poniendo en valor
todo el acervo acumulado en nuestro ámbito histórico-cultural y balanceando,
así, la dominante perspectiva
anglosajona, desde la que también se iniciaron movimientos revisionistas como
el de Half Moon Bay encabezado por Gary Hamel.
A ese nivel le sitúo, aunque en un contexto en el que el inglés es la lengua franca en los
negocios y en la ciencia, quizás su obra no haya trascendido como debiera y
merecería a ese mundo anglosajón. Un paso en ese sentido, no obstante, fue el
capítulo que Rafael Alberto Pérez y Alejandro Pérez-Ferrant escribieron en 2018
titulado “Towards a New Strategic Paradigm”, en la obra colectiva publicada por
CABI “Strategic Management in Tourism”, de la que me honro haber sido su
co-editor, de la mano del eminente Prof. Luiz Moutinho. A Rafael y a mi nos ha quedado pendiente la organización de un Think Tank sobre estrategia con el Prof. Moutinho, un sueño que no hemos podido hacer realidad.
Además de darme
la oportunidad de participar en varios encuentros del Foro Iberoamericano sobre
Estrategias de Comunicación (FISEC -recuerdo con especial agrado los celebrados en Ciudad de México y Faro en 2005 y 2007, con la compañía inestimable del colega y amigo Francisco Serra, de la Universidad del Algarve-), me sentí honrado por Rafael al proponerme
como Académico de Honor de la Cátedra Itinerante sobre la Nueva Teoría
Estratégica (CINTE) y al invitarme a contribuir en obras de su autoría u otras por
él promovidas o dirigidas. También en algún tribunal de tesis doctoral, como el
de la foto que acompaña este post.
Pero mi
reconocimiento y gratitud no es sólo por eso, fruto de su generosidad, sino por
todo el legado que nos deja, y que ahora está en manos de sus colaboradores el difundirlo
y desarrollarlo, como creo que él desearía. Su obra es de imprescindible consulta para todos aquellos que hayan de profundizar en el campo de la
estrategia, a nivel empresarial o cualquier otro. Recuerdo con cariño cuando en
alguno de mis cursos de master nos conectábamos vía Skype y el alumnado tenía la
oportunidad de interactuar con quien podemos considerar como el padre de la
Nueva Teoría Estratégica. Siempre aceptaba gustoso, a cambio de nada. Todo un
lujo que a partir de ahora echaremos de menos.
En el sistema
universitario español de hoy, existen muchos profesores pero muy pocos
maestros, que cada vez escasean más: crear escuela, y aún más en estos tiempos, está, en efecto, al alcance de muy pocos. Con Rafael, se nos ha ido uno de ellos, y
nos ha dejado un poco más huérfanos. Su obra estará siempre viva, empero.
Entre su extensa
lista de premios y distinciones, estas humildes palabras mías son como una gota
en el océano, pero no quería dejar de expresarlas, con mi más sincera admiración. Las considero de justicia…y
me aplico su paradigma relacional: “Mejor transformar la relación que intentar
cambiar al otro”, sobre todo cuando no puedes cambiarte a ti y a tus
circunstancias, me permito añadir.
Gracas. Me has dejado sin Palabras. Emma Pérez Ferrant hija de RAP
ResponderEliminarMi más sincero pésame, Emma. No había tenido ocasión de expresartelo.
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