jueves, 17 de febrero de 2022

SOBRE EL PRETENDIDO PACTO Y MESA DEL TURISMO EN LA PROVINCIA DE HUELVA

Quien suscribe no es más que un estudioso del turismo y un ciudadano común que no tiene más información que la que puede leer en los medios y que, además, está al final de su carrera profesional, que pronto pasará página, y sin aspiración alguna, más allá de contribuir desde esa condición, aunque sea modestísimamente, a que la tierra que le vio nacer prospere.

A estas alturas, nadie nos tiene que convencer de lo obvio: el sector turístico en la provincia de Huelva tiene muchos recursos y potencialidades, como otros territorios. La gran diferencia entre unos y otros, más aún que los mimbres con los que han de hacerse los cestos, está en la definición de un proyecto colectivo (o modelo de desarrollo) respaldado por el mayor consenso posible, y en un liderazgo que aglutine voluntades. Saber qué se quiere y definir las líneas maestras para ir avanzando hacia donde se quiere llegar. Aunque hayamos sido bendecidos con muchos recursos, sobre todo naturales, hay que hacer las cosas bien para que, siendo capaces de preservarlos, den sus frutos para el mejor vivir de quienes residen aquí. Hace mucho, demasiado, que esperamos que las  potencialidades se conviertan en realidades.

En cualquier destino turístico esta tarea es compleja, porque son muchos los agentes implicados (privados y públicos), con intereses diversos, cada uno de ellos con su propia capacidad para tomar decisiones y, además, cada vez más interconectados e interdependientes. Aunque no sin dificultades (que siempre las habrá), pero con mucha apertura de mente y flexibilidad para ir aprendiendo y adaptándose a realidades cambiantes, hay casos en el mundo donde se ha conseguido dar el salto del marketing a la gestión (que incluye el primero), avanzando en eso que se llama la gobernanza de los destinos, que en el fondo tiene que ver con quienes tienen que tener voz y voto en ese proceso de co-crear el destino. Cómo se reparten los esfuerzos (sobre todo económicos) y el poder en la toma de decisiones: Administraciones públicas, organizaciones empresariales, comunidades receptoras de los flujos turísticos…

En todo caso, tener un buen diagnóstico es clave, y adquirir compromisos también, rindiendo cuentas de su cumplimiento. El primero para acertar al pasar a la acción y el segundo para que el referido liderazgo tenga credibilidad.

Diría que el diagnóstico de los principales problemas que constriñen el desarrollo del turismo provincial es conocido: no será por falta de planes ni porque esos problemas sean nuevos. Tampoco nos afectan exclusivamente a nosotros, aunque tengamos nuestras singularidades. No se trata en este post de incidir sobre ellos (accesibilidad, estacionalidad, gasto medio diario…). Precisamente por estar muy manidos, sabemos que no son fáciles de resolver (todos lo intentan pero pocos lo consiguen), pero hay que seguir poniéndoles la proa. Una completa recopilación de datos para que cada quien se forme su juicio se puede encontrar en el CUADRO DE MANDO DE LA PROVINCIA DE HUELVA COMO DESTINO TURÍSTICO, de libre acceso y que puede consultarse en: 

https://app.powerbi.com/view?r=eyJrIjoiNjI0MGIwOWItM2E4Mi00YjgzLTk1MTMtYWMzMjc0NDY5OTU3IiwidCI6IjgwN2Y1ZjdlLWUxYTItNDU1OC1iMjEwLTJmOWU2MDVmZjVlMiIsImMiOjl9&pageName=ReportSection

En esta ocasión me limitaré a los datos publicados hace muy poco por el Junta de Andalucía en su Encuesta de Coyuntura Turística. La fotografía de cómo nos perciben los turistas que nos visitaron en 2021 se resume en la siguiente tabla:

Podemos echar balones fuera arguyendo que 2021 fue un año especial por la pandemia (que claro que lo fue, pero para todos) o que no estamos seguros de la fiabilidad de estos datos (pero son los oficiales y los que hay), pero son tan contundentes que merecen un análisis, que aquí necesariamente ha de ser somero, pero que en esa Mesa del Turismo debería ser objeto de un profundo y constructivo debate que diera lugar a compromisos concretos: la política del avestruz y la autocomplacencia no hacen posible la mejora. No tenemos más que compararnos con el resto de territorios de nuestra Comunidad Autónoma: salimos tan mal parados en casi todo, con cualquiera de ellos, que no es posible que seamos indiferentes.

El resumen lo encontramos en el “índice síntético de percepción” (última fila), lejos de la media andaluza (el peor registro en términos relativos desde que esta Encuesta existe, con la serie completa de 24 años que puede verse en el gráfico siguiente) y sensiblemente por debajo de los niveles alcanzados por todas y cada una de las provincias andaluzas. Estamos a la cola y con diferencia. Salvo en una ocasión, nunca hemos estado por encima (en un año aún más especial como 2020, sin embargo, igualamos la media), pero el batacazo de 2021 es demoledor. Con sus picos y sus valles, el problema es claramente estructural.


Sin embargo, si observamos los diferentes aspectos que califican los turistas, cabe, complementariamente, otra lectura: las empresas están haciendo su trabajo bastante bien, particularmente en el subsector de alojamiento, el único ítem de esa lista en el que estamos por encima de la media regional, además siendo la primera de las provincias andaluzas. Y en otros aspectos, como restauración, atención y trato, relación precio/servicio no estamos tan lejos. Nuestros paisajes y parques naturales siguen, como habitualmente, en una buena línea, lo que conecta con el ecoturismo y la buena labor que se está haciendo en este segmento. Por el contrario, en los transportes e infraestructuras públicas de diverso tipo es donde se manifiestan las principales carencias: por tanto, no parece que las Administraciones públicas, en sus diferentes niveles, estén haciendo bien sus deberes (hasta las playas, en términos relativos, flaquean).

A una semana de la anunciada firma del documento que da origen a este post, cabe suponer, en buena lógica, que su contenido habrá sido objeto de negociación y consenso entre las partes firmantes y, al mismo tiempo, sería de desear que recogiera algunos compromisos concretos a partir de elementos como los aportados más arriba.

En esta nueva etapa de la corporación provincial, la adhesión de Huelva a la red de Destinos Turísticos Inteligentes (DTIs) que, desde hace ya bastantes años, promueve la Secretaría de Estado de Turismo del Gobierno de España y SEGITTUR (la Sociedad Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas), es una buena noticia (ojalá hubiera tenido lugar antes). Aunque desconozco el detalle de sus resultados, el diagnóstico realizado es un primer paso para aplicar una metodología que pivota sobre cinco ejes: gobernanza, innovación, tecnología, accesibilidad universal y sostenibilidad. Será un proceso largo hasta alcanzar el estándar que se requiere para adquirir el marchamo de DTI (hasta ahora sólo hay cinco destinos en España que lo tienen). Entiendo que lo que se propondrá irá en esta dirección, positiva sin duda, si bien ya no son tiempos de más palabras grandilocuentes para la galería mediática, sino de compromisos y hechos concretos. Humildemente, en el lugar de quienes están promoviendo ese documento, un servidor llevaría un pan bajo el brazo, no sólo un bonito texto con una declaración de buenas intenciones (más presupuesto y una co-gestión plural, por ejemplo; ya no digo nada, hablando de inteligencia competitiva, del observatorio que nunca existió, que incluso dio subtítulo a un libro que escribí en 2013...y seguimos igual).

(Post nº 403 en este blog)

1 comentario:

  1. Como siempre, el profesor Vargas, ejemplo de profesionalidad y lucidez, acierta de pleno en lo que escribe.

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