jueves, 22 de mayo de 2014

HUELVA Y SUS INFRAESTRUCTURAS DE TRANSPORTE: PROPUESTAS

Es un clamor que las infraestructuras de transporte y comunicaciones siguen siendo una gran asignatura pendiente en esta provincia, en varias vertientes:
-El aeropuerto es un viejo anhelo. Hemos encontrado referencias a su necesidad que datan de 1962. Se han sucedido varios estudios, como el de la empresa INITEC (1987), a partir del cual Márquez Domínguez (1992) analiza varios emplazamientos y concluye la aptitud de varias localizaciones, concretamente en los términos de Lepe, Cartaya y Moguer. Posteriormente, en una colectánea coordinada por Márquez Domínguez y Jurado Almonte (2005) se concluye “que un aeropuerto para la provincia es necesario, posible y viable”. Afirman que, aparte de restarle competitividad, la ausencia de aeropuerto en la provincia hace que ésta aparezca, para muchas transacciones, como “un no lugar”.
Entre tanto, la activación de los aeropuertos más próximos de Faro y Sevilla (especialmente el primero, aunque sea de otro país) es una línea de trabajo inexcusable, sabiendo que los tiempos son más importantes que las distancias. Faro es nuestro mejor aliado como aeropuerto de servicio, sobre todo para el turismo internacional. Sevilla, infelizmente, sigue siendo un tapón.
-La conexión Huelva-Cádiz.  Tal y como resume Flores Caballero (1992), “la unión de Huelva con Cádiz por carretera a través del Coto de Doñana es un proyecto de 1876, proyecto que fue nuevamente planteado en 1934 y 1943, para terminar en la década de los noventa con dos corrientes en los planteamientos para su posible ejecución, una conocida por la carretera norte y la otra por la carretera de la costa”. La realidad es que esta infraestructura está en vía muerta y no hay visos de que pueda resolverse la eterna incomunicación entre estas dos provincia vecinas (único caso en España).
-A estas históricas reivindicaciones hay que unir otras, reiteradamente reclamadas, como el desdoble de la carretera nacional 435 (que vertebra la provincia de sur a norte) y la mejora de las comunicaciones ferroviarias, en especial con Sevilla y Madrid, sin olvidar la línea férrea que nos conecta con Extremadura.
Toda esta rémora la acaba de dejar patente, una vez más, el reciente (y primer) dictamen del Consejo Económico y Social de la provincia, que puede consultarse en: http://www.diphuelva.es/contenidos/4076_informes-dictamenes-y-publicaciones
En suma, es obvio que con mejores comunicaciones y una más fácil y rápida accesibilidad la provincia tendría mayores posibilidades de desarrollarse económicamente, siempre teniendo claro, por haberlo definido previamente, el modelo de desarrollo al que aspiramos. La cuestión no es sólo cuantitativa, sino cualitativa. Y es también cuestión de planificación: en materia de transportes es muy importante la intermodalidad; por ejemplo, estando muy próximas o conectando muy bien la estación de tren y de autobuses interurbanos. En la ciudad de Almería, por poner un caso, ambas están juntas: te bajas del tren y te montas en el bus para trasladarte a cualquier punto de la provincia, sin costes y tiempos añadidos.
Con todo, estas infraestructuras son una condición necesaria pero no suficiente, y cada vez más a menudo se tiene la sensación que se han convertido en una excusa para no llevar a cabo otro tipo de actuaciones que sí están en nuestras manos. En otras palabras, esta reivindicación se ha convertido en una de las clásicas barreras al aprendizaje: la búsqueda del enemigo exterior.
Este secular déficit de infraestructuras viarias ha mantenido casi virgen un patrimonio natural extraordinario, como demuestra que, aproximadamente, el 30% de su superficie cuente con alguna figura de protección, en especial los parques naturales, o que el 70% de la superficie provincial (10.148km2) esté cubierta de masa forestal. Una debilidad que, en términos estratégicos, debe ser convertida en fortaleza a partir de un modelo de desarrollo respetuoso con el medio ambiente, sin excluir a ninguna actividad productiva que se adapte a este criterio de sostenibilidad, compatible con la económica y social.
¿Qué nos falta, pues?
-Un pacto de “Estado” por la provincia que, a modo de grandes directrices de lo que podría llegar a ser un plan estratégico provincial, consensúe las prioridades en materia de infraestructuras. Pese a los retrasos acumulados que podamos esgrimir, una carta a los “Reyes Magos” no es un planteamiento que nos fortalezca y legitime, y más en tiempos de apreturas como los que vivimos y seguiremos viviendo al menos a medio plazo.
-Esto exige, obviamente, altura de miras por parte de los dirigentes políticos y sociales en general, mirando más allá de los tiempos electorales e intereses propios, además de un liderazgo que, al inspirar la confianza suficiente, pueda aglutinar voluntades y dinamizar este proceso.
-Con ese resultado y el apoyo de toda la ciudadanía, procurar las complicidades necesarias a nivel autonómico y nacional. Hemos tenido escaso peso donde se toman las decisiones y se priorizan las inversiones.
-No dejar esta reivindicación sólo en manos de nuestros representantes. Cada ciudadano ha de asumir su propio rol activo. La campaña “Teruel existe. Somos todos” puede ser un referente para la movilización ciudadana. ¡Huelva también existe!
¿Es todo esto demasiado pedir, a estas alturas y estando como estamos?
Finalmente, incluso trascendiendo este planteamiento, Huelva tiene un problema de imagen (o incluso de no imagen) exterior, que acaba por afectar a todos sus sectores productivos. Cabría plantear, pues, la creación de un ente gestor de la marca e imagen de Huelva.
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Publicado en la revista RESURGIR, 19-5-14, p.4.

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