CERO en conducta (1933) es el título de la hermosa película de Jean Vigo, todo un incunable en la antología de los grandes hitos del cine. Permitan que lo traiga aquí hoy como calificación asignada a una gestión fallida en el turismo de Huelva. Hace días leíamos la palabra decepcionante aplicada al balance turístico de este verano en nuestra provincia. Palabra en boca de uno de los responsables de esa eterna asignatura pendiente que es el turismo en Huelva. Algo que viene de antiguo. De muy antiguo, si nos remontamos a los años sesenta, cuando se elaboraban planes y proyectos para situarnos en una plataforma de lanzamiento del que partieron otras provincias españolas que consiguieron alcanzar una órbita con resultados muy propicios para ellas.
Es muy ingrato lamentarse de cuantos intentos han resultado fallidos y de que, pese a los años transcurridos, hayamos llegado a este punto en que el turismo español es un potencial de extraordinario ingresos para España y Huelva se quede fuera de ese auge, de espectaculares consecuencias en el verano que hemos disfrutado, que han sido calificados de históricas y de las que nuestra provincia no ha participado, siendo la única que se ha quedado fuera de tan venturosos beneficios. Y es curioso que en ese capítulo de lamentos ante lo que ha llegado a considerarse un descalabro, se susciten los mismos lugares comunes de nuestra ineficacia en tan importante sector de la economía provincial.
Uno no puede menos de recordar ese voluntarismo de unos y de otros implicados en tan decisiva gestión que se traduce en optimistas e infladas previsiones cuando se inicia una campaña vacacional en distintas épocas del año, muchas veces coreadas por los propios medios informativos, que contrastan dolorosamente después con unos resultados decepcionantes lejos de las cifras que se auguran o se aseguran, dada la convicción con la que algunos las esgrimen. Y lo que en otros casos o en otros lugares se celebra como datos de franca recuperación en la ocupación hotelera y en la restauración en una temporada sensacionalmente favorable, aquí presenta un balance desolador.
Hora es de abandonar falsos espejismos y afrontar la realidad de nuestras carencias, de nuestras limitaciones, de nuestras incapacidades, y que políticos y empresarios agilicen ideas, proyectos y fórmulas que resulten más efectivas. Dejémonos de localismos y provincianismos obsoletos e ineficaces y sigamos ejemplos más ambiciosos que a otros les han proporcionado efectos muy prósperos. Tal vez, deban ser otras personas las que tengan que gestionar la potencialidad turística que sin duda posee Huelva y que no se ha sabido impulsar convenientemente.
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Autor: Vicente Quiroga
Publicado en Huelva Información, el 09.10.2014
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