lunes, 3 de marzo de 2025

UN RECUERDO PARA ALGUIEN QUE DEJÓ HUELLA

Aunque este post no significa que este blog haya reanudado su actividad, he querido hacer una excepción por versar su contenido sobre alguien muy especial para quien suscribe, que nos dejó el pasado martes.

No se trata aquí de hacer una glosa de su trayectoria, ampliamente conocida y, para quienes no lo fuera tanto, recordada en los medios de comunicación con motivo de su óbito, sino de algo más personal, a la vez que breve.

Conforme pasan los años vas perdiendo los referentes que te han servido de guía en la vida: desde tus padres (naturales y políticos) a otras personas con quienes has tenido la suerte de cruzarte y que te han dejado huella. De esas personas a quienes podías acudir para pedirles consejo, en quienes podías fijarte y de quienes podías fiarte porque sabías que te conocían y te querían bien. D. Juan Mairena Valdayo fue para mí una de ellas, más en su condición de ser humano que de sacerdote.

Este tipo de personas son muy pocas, y el vacío que dejan, a modo de sentimiento de orfandad y soledad, es enorme. Aunque no completo, porque aún puedes preguntarte, por ejemplo, qué haría o me diría D. Juan ante un determinado dilema o preocupación.

Son muchos los recuerdos, pero el último, reflejo de su grandeza como ser humano, fue escucharle, cuando ya se encontraba muy mal, dándome ánimos: él me los daba a mí, mucho más de lo que yo era capaz de transmitirle a él; seguía preocupándose por mí y mi esposa (él fue quien nos casó, aparte de estar presente en otros momentos importantes), pese a que su salud ya estaba muy mermada. Entre sus muchas enseñanzas, la última fue la derivada de constatar cómo aceptaba con alegría lo que la vida le deparaba, aunque fuera sufrimiento: ni que decir tiene que no he llegado, ni llegaré, a su nivel de sabiduría.

El 11 de mayo de 2019 escribí el post titulado EL COLEGIO MAYOR SAN PABLO NOS DEJA, PERO SU ESPÍRITU PERDURARÁ. Entre otras referencias a D. Juan, ahí dejé escrito: “Es de esas personas que no dejan indiferente cuando te las cruzas en tu camino … De su clarividencia y saber estar aprendí mucho, y me fijo en su capacidad para aceptar las contrariedades”.

También refería, y me lo vuelvo a aplicar ahora, aquello de “no contrariar su humildad con palabras grandilocuentes”, pero cuando me pregunté que más podía hacer, aparte de rezar por él y desearle que descanse en paz, no se me ocurrió nada mejor que dedicarle estas líneas, aún a sabiendas de que es imposible devolverle todo lo que entregó.

Parafraseando el título de ese post de 2019, por ley de vida D. Juan nos dejó, pero su espíritu perdurará en muchos, incluido un servidor. Cuesta creer que ya no esté entre nosotros, que no pueda llamarle, que...




2 comentarios:

  1. Como siempre, tu capacidad, ética, humanidad y sensibilidad, queda bien reflejada en tu cariñosa publicación. D. Juan, se lo merecía y a tí te sale del alma.
    Un abrazo.

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  2. Mil gracias Fermín. Me conoces lo suficiente como para saber que no soy un hipócrita. Por eso es verdad lo que dices: me sale del alma, o del corazón... Y me siento un poco más solo. Abrazos.

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