Buen reportaje publicado hoy por el Periódico de Huelva, con referencia al primer trimestre del año. Estas son mis respuestas completas a las preguntas formuladas:
- ¿Por qué resiste e incluso
mejora el turismo rural en Huelva en mitad de la
crisis del sector?
Es cierto que los datos del primer trimestre del
2013 son halagüeños: con
respecto al mismo periodo del 2012 representan, como
dato más significativo, un
29% de incremento en las pernoctaciones. Con todo,
lo más interesante en el
análisis no es esto, ya que esta comparación se ve
desvirtuada por el hecho de
que la Semana Santa
este año fue en marzo y el año pasado en abril. Si
comparamos las cifras
actuales con las del año inmediatamente anterior en
que la Semana Santa cayó
íntegramente en marzo, que fue 2008, los resultados
nos dicen que aún estamos
lejos de recuperar aquel nivel, que superaba las
10.000 pernoctaciones en el
primer trimestre (hoy hemos rozado las 8.000). Esta
es una comparación más
homogénea, si bien es cierto que en 2008 estábamos
en los inicios de la crisis
y ahora nos encontramos sumidos en ella con toda su
crudeza. Por tanto, ojalá
se confirme el cambio de tendencia. Otro indicador
de que así puede ser es que
2012 se comportó bastante mejor que 2011:
globalmente las pernoctaciones en los
establecimientos de turismo rural de la provincia
crecieron casi un 11%.
En un contexto de crisis las familias son mucho más
sensibles al precio, y los
alojamientos de turismo rural suelen ser más
competitivos en precio.
- Estos datos, ¿pueden abrir un
cierto optimismo en el sector?
Hay que tomarlos con prudencia: primero por el
efecto de la Semana Santa,
y
segundo porque en el turismo rural el viajero
extranjero representa un
porcentaje bajísimo. También ha subido en el primer
trimestre de 2013 frente al
de 2012, lo cual es igualmente positivo, pero no deja
de ser ni el 5% del total,
cuando en 2008 representaban prácticamente el doble.
Hay que esperar para
identificar más claramente la tendencia de
recuperación, porque el mercado nacional
va a seguir muy deprimido.
- ¿Qué habría que hacer para
potenciar aún más estos datos positivos?
Hemos de tener en cuenta que los alojamientos de
turismo rural representan una
parte muy pequeña de la oferta turística provincial,
y que sus tasas de
ocupación son muy bajas. En marzo de este año el
grado de ocupación por plazas
sólo fue del 15'65%, y durante los fines de semana
alcanzó el 25'68%. Por
tanto, es preciso, por un lado, intentar que esos
establecimientos tengan algo
más de actividad fuera de los fines de semana; y,
por otro, definir
explícitamente y promocionar con más músculo un
modelo de desarrollo turístico
que enfatice valores enraizados en el ámbito rural
como el medio ambiente
(naturaleza, paisajes, actividades al aire libre),
la gastronomía (un producto
estrella como el jamón ibérico de bellota no
está mínimamente explotado
turísticamente) y otras tradiciones idiosincrásicas.
El medio rural cuenta con
atractores no suficientemente conocidos más allá de
círculos geográficamente
cercanos (como la Gruta
de las Maravillas, por ejemplo), a la vez que con
potencialidades para
configurar productos con un nítido marchamo
experiencial, para lo cual es
imprescindible involucrar a las comunidades locales
y apoyar más decididamente
a los emprendedores con proyectos innovadores. Es,
también, un proceso de
evolución (cambio) social, que poco a poco va
apreciando cada vez más estos
valores.
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