El mundo avanza gracias a los creadores en todas las facetas de la vida, que contribuyen al bienestar de sus conciudadanos. Esto viene a colación de lo que pudo ser y no fue, en el sentido de contar con alguna estructura para canalizar de una manera efectiva hacia los tomadores de decisiones privados y públicos el conocimiento nuevo que un sector tan dinámico como el turístico va generando. Y esto es cosa de dos: de la universidad y de los agentes del sector, que deben poner más de su parte desde la convicción de que se necesitan y pueden fortalecerse mutuamente.
Como botón de muestra, hace sólo unos días, el pasado 29 de
mayo, tuvo lugar en Madrid el anual Foro Turístico de Hosteltur, al que fui
invitado un año más. Se habló y debatió al más alto nivel sobre los desafíos
que los nuevos tiempos que estamos viviendo, así como los nuevos modelos de
articular la actividad turística, inexorablemente plantean a esta industria con
un impacto tan decisivo en la economía y en el empleo. Naturalmente, son temas
a los que el turismo en la provincia de Huelva no puede dar la espalda; bien al
contrario, ya que ésta aún necesita asomar para abrirse un hueco y consolidarse
en un mercado hipercompetitivo.
Son temas clave que, por tanto, también debemos plantearnos aquí:
-Nuevos clientes, que (además de más formados, más informados y más exigentes) son fruto de nuevos perfiles socio-demográficos (nuevas estructuras familiares, envejecimiento de la población, etc.) o de mercados emisores emergentes (Rusia, China, etc.) que con la caída drástica de la demanda doméstica y el estancamiento de nuestros mercados emisores tradicionales en Europa cautivan la atención de todos los destinos y operadores, que intentan atraerlos.
-Nuevos destinos competidores, especialmente, en lo que a nosotros más nos afecta, en el turismo de sol y playa, con claras ventajas en costes. ¿Podemos competir con base en volumen y precios/costes bajos?
-Nuevos desarrollos de productos y mercados en segmentos del tipo turismo familiar, sólo para adultos, sólo para mujeres, turismo halal (orientado a la población musulmana), los retos de la internacionalización de las operaciones y de la clientela, etc.
-Nuevos modelos de comercialización: up-selling, cross-selling, redes sociales, tecnologías móviles... la intermediación online y problemas como la falta de paridad en los precios, la reputación online, etc.
-Nuevos modelos de gobernanza y promoción turística: cooperación público-privada, promociones más segmentadas priorizando mercados y productos (en lugar de la tradicional promoción lineal e indiscriminada),…
-Nuevas responsabilidades de la industria turística: certificaciones ligadas a la sostenibilidad de productos y destinos, la responsabilidad social corporativa de las empresas, etc.
Es un mundo extraordinariamente dinámico en el que, sin olvidar sus fundamentos (especialmente en estos tiempos el control de costes a través de una mayor eficiencia a todos los niveles), aparecen nuevos modelos de negocio (por ejemplo la venta de hoteles por horas) y nuevas tecnologías (las empresas y los destinos deben acompañar a un cliente cada vez más móvil con tecnologías para sus dispositivos móviles) que nos obligan a reinventarnos de forma cada vez más acelerada.
En suma, se trata de leer bien el futuro, sus tendencias de cambio, e ir por delante; o cuando menos estar bien orientados y preparados para lo que viene. La cuestión es que nada de esto se improvisa: requiere de estructuras de inteligencia competitiva y de planes de acción. ¿Las tenemos en nuestro destino? ¿Hay visión y voluntad para llegar a tenerlas?
En este contexto, hemos de actuar como el samurái que lucha con dos espadas: una para defenderse y otra para atacar. Sólo los mejores entrenados sobrevivirán.
---Son temas clave que, por tanto, también debemos plantearnos aquí:
-Nuevos clientes, que (además de más formados, más informados y más exigentes) son fruto de nuevos perfiles socio-demográficos (nuevas estructuras familiares, envejecimiento de la población, etc.) o de mercados emisores emergentes (Rusia, China, etc.) que con la caída drástica de la demanda doméstica y el estancamiento de nuestros mercados emisores tradicionales en Europa cautivan la atención de todos los destinos y operadores, que intentan atraerlos.
-Nuevos destinos competidores, especialmente, en lo que a nosotros más nos afecta, en el turismo de sol y playa, con claras ventajas en costes. ¿Podemos competir con base en volumen y precios/costes bajos?
-Nuevos desarrollos de productos y mercados en segmentos del tipo turismo familiar, sólo para adultos, sólo para mujeres, turismo halal (orientado a la población musulmana), los retos de la internacionalización de las operaciones y de la clientela, etc.
-Nuevos modelos de comercialización: up-selling, cross-selling, redes sociales, tecnologías móviles... la intermediación online y problemas como la falta de paridad en los precios, la reputación online, etc.
-Nuevos modelos de gobernanza y promoción turística: cooperación público-privada, promociones más segmentadas priorizando mercados y productos (en lugar de la tradicional promoción lineal e indiscriminada),…
-Nuevas responsabilidades de la industria turística: certificaciones ligadas a la sostenibilidad de productos y destinos, la responsabilidad social corporativa de las empresas, etc.
Es un mundo extraordinariamente dinámico en el que, sin olvidar sus fundamentos (especialmente en estos tiempos el control de costes a través de una mayor eficiencia a todos los niveles), aparecen nuevos modelos de negocio (por ejemplo la venta de hoteles por horas) y nuevas tecnologías (las empresas y los destinos deben acompañar a un cliente cada vez más móvil con tecnologías para sus dispositivos móviles) que nos obligan a reinventarnos de forma cada vez más acelerada.
En suma, se trata de leer bien el futuro, sus tendencias de cambio, e ir por delante; o cuando menos estar bien orientados y preparados para lo que viene. La cuestión es que nada de esto se improvisa: requiere de estructuras de inteligencia competitiva y de planes de acción. ¿Las tenemos en nuestro destino? ¿Hay visión y voluntad para llegar a tenerlas?
En este contexto, hemos de actuar como el samurái que lucha con dos espadas: una para defenderse y otra para atacar. Sólo los mejores entrenados sobrevivirán.
Publicado en HEconomia el 6/6/13
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EL OBSERVATORIO QUE NUNCA EXISTIÓ (I) puede encontrarse en:
https://alfonsovargassanchez.blogspot.com/2013/05/el-observatorio-que-nunca-existio-i.html
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