viernes, 7 de junio de 2013

EL OBSERVATORIO QUE NUNCA EXISTIÓ (II)

Dando un salto en el tiempo y en referencia, claro está, al turismo provincial, en ocasiones tengo la sensación de ser alguien como William Martin, el hombre que nunca existió, en el sentido de que todo aquello hecho (sobre todo escrito) durante años parece estéril, irrelevante, como si no existiera. Para quien suscribe, lo más determinante es poder contribuir al desarrollo de la comunidad de la que más directamente formo parte, no simplemente publicar en grandes revistas científicas internacionales que no trascienden los muros de la academia: me refiero a lo que se denomina la transferencia, sin la cual el proceso científico queda inconcluso. Hace más de 25 años tuve que decidir hacia donde conducir mi carrera profesional, y elegí la universidad porque consideré que era, para mí, el camino mejor para alcanzar la realización personal en un doble sentido: crear (conocimiento, en este caso) e influir (desde ese conocimiento y una posición de “gravitas”) para mejorar las cosas. Todo ello desde la plena consciencia del limitado alcance de estos objetivos, dado que la racionalidad es siempre limitada y el paso a la acción está en otras manos.
El mundo avanza gracias a los creadores en todas las facetas de la vida, que contribuyen al bienestar de sus conciudadanos. Esto viene a colación de lo que pudo ser y no fue, en el sentido de contar con alguna estructura para canalizar de una manera efectiva hacia los tomadores de decisiones privados y públicos el conocimiento nuevo que un sector tan dinámico como el turístico va generando. Y esto es cosa de dos: de la universidad y de los agentes del sector, que deben poner más de su parte desde la convicción de que se necesitan y pueden fortalecerse mutuamente.
Como botón de muestra, hace sólo unos días, el pasado 29 de mayo, tuvo lugar en Madrid el anual Foro Turístico de Hosteltur, al que fui invitado un año más. Se habló y debatió al más alto nivel sobre los desafíos que los nuevos tiempos que estamos viviendo, así como los nuevos modelos de articular la actividad turística, inexorablemente plantean a esta industria con un impacto tan decisivo en la economía y en el empleo. Naturalmente, son temas a los que el turismo en la provincia de Huelva no puede dar la espalda; bien al contrario, ya que ésta aún necesita asomar para abrirse un hueco y consolidarse en un mercado hipercompetitivo.
Son temas clave que, por tanto, también debemos plantearnos aquí:
-Nuevos clientes, que (además de más formados, más informados y más exigentes) son fruto de nuevos perfiles socio-demográficos (nuevas estructuras familiares, envejecimiento de la población, etc.) o de mercados emisores emergentes (Rusia, China, etc.) que con la caída drástica de la demanda doméstica y el estancamiento de nuestros mercados emisores tradicionales en Europa cautivan la atención de todos los destinos y operadores, que intentan atraerlos.  
-Nuevos destinos competidores, especialmente, en lo que a nosotros más nos afecta, en el turismo de sol y playa, con claras ventajas en costes. ¿Podemos competir con base en volumen y precios/costes bajos?
-Nuevos desarrollos de productos y mercados en segmentos del tipo turismo familiar, sólo para adultos, sólo para mujeres, turismo halal (orientado a la población musulmana), los retos de la internacionalización de las operaciones y de la clientela, etc.
-Nuevos modelos de comercialización: up-selling, cross-selling, redes sociales, tecnologías móviles... la intermediación online y problemas como la falta de paridad en los precios, la reputación online, etc.
-Nuevos modelos de gobernanza y promoción turística: cooperación público-privada, promociones más segmentadas priorizando mercados y productos (en lugar de la tradicional promoción lineal e indiscriminada),…
-Nuevas responsabilidades de la industria turística: certificaciones ligadas a la sostenibilidad de productos y destinos, la responsabilidad social corporativa de las empresas, etc.
Es un mundo extraordinariamente dinámico en el que, sin olvidar sus fundamentos (especialmente en estos tiempos el control de costes a través de una mayor eficiencia a todos los niveles), aparecen nuevos modelos de negocio (por ejemplo la venta de hoteles por horas) y nuevas tecnologías (las empresas y los destinos deben acompañar a un cliente cada vez más móvil con tecnologías para sus dispositivos móviles) que nos obligan a reinventarnos de forma cada vez más acelerada.
En suma, se trata de leer bien el futuro, sus tendencias de cambio, e ir por delante; o cuando menos estar bien orientados y preparados para lo que viene. La cuestión es que nada de esto se improvisa: requiere de estructuras de inteligencia competitiva y de planes de acción. ¿Las tenemos en nuestro destino? ¿Hay visión y voluntad para llegar a tenerlas?
En este contexto, hemos de actuar como el samurái que lucha con dos espadas: una para defenderse y otra para atacar. Sólo los mejores entrenados sobrevivirán.
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Publicado en HEconomia el 6/6/13
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EL OBSERVATORIO QUE NUNCA EXISTIÓ (I) puede encontrarse en:
https://alfonsovargassanchez.blogspot.com/2013/05/el-observatorio-que-nunca-existio-i.html

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