domingo, 7 de mayo de 2023

ELECCIONES MUNICIPALES 2023: CARTA A LOS “REYES MAGOS” (y VI)

Ya en el mes electoral, doy por finalizada esta serie de “cartas” a los candidatos/as con el mismo escepticismo con el que las empecé, pero al menos, como ciudadano de base que se preocupa por la ciudad en que nació y todavía reside, intento contribuir al debate poniendo encima de la mesa problemas que tienen que ser abordados por las fuerzas políticas, de las que deberíamos conocer, con la mayor concreción posible, sus propuestas para ejercer un voto responsable.

Hace ahora cuatro años, con motivo de las anteriores elecciones municipales, intenté recopilar los programas electorales y hacer un pequeño estudio comparativo de sus propuestas con relación al turismo en la capital onubense, y no fue posible de forma completa. En algún que otro caso, el programa era tan “frugal” que carecía de un mínimo desarrollo, aparte de confundir el qué con el cómo (en muchas ocasiones el objetivo puede ser coincidente, encontrándose las diferencias en la manera de llegar hasta él, siendo esto último lo que realmente nos importa ahora); o bien simplemente no existía, o no se puso a disposición de la ciudadanía (que menos que colgarlo de la página web del partido, digo yo…es que de esta forma no se lo copiaban, recuerdo que me llegaron a argumentar). 

No entiendo así la democracia, y menos cuando, supuestamente, ha alcanzado un estado de madurez, donde un programa debería ser algo así como un contrato con la sociedad, lo que significa un compromiso por hacer todo lo posible por cumplirlo, con transparencia y rendición de cuentas. Dicho con otras palabras: sin prometer lo que no se va a poder cumplir, con suma escrupulosidad en el uso de los recursos públicos y sin planteamientos electoralistas que ignoran el ejercicio de la diligencia y prudencia que cabe esperar de cualquier cabeza de familia. Como dijo San Bernardo en el siglo XII: "Si eres prudente, gobierna; o bien, si gobiernas sé prudente". Qué utópico soy...ya lo sé...

Pero no voy a dedicar esta última “carta” al turismo, ni siquiera a la evolución de la población, a los que ya me he referido en otros posts (véase la lista completa al final), sino a la evolución económica que ha experimentado la ciudad, como siempre con algunos datos ilustrativos.

Observemos en primer lugar sendos gráficos con la evolución del número de empresas y del número de establecimientos en Huelva capital, con datos, como todos los que siguen, del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (repárese, para que no queden dudas, que la línea discontinua marca la tendencia en los últimos quince años, 2007-2021).



La problemática no es ni nueva ni tan siquiera reciente, pero el problema sigue estando ahí, con sus picos y sus valles, desde que empezó la caída en 2008. En el periodo considerado (los quince años comprendidos entre 2007-2021), un descenso del 13% del número de empresas y del 6% del número de establecimientos.

Pero veamos ahora cómo se distribuyen las empresas, según su actividad económica (CNAE 09).


El decrecimiento es generalizado -especialmente notorio en la construcción (44%) y la industria (43%)-, con excepción de la actividad de “Información y comunicaciones” (aunque con signo contradictorio en los últimos años), “Banca y seguros” (la actividad que más ha crecido, 79%) y “Administración pública, educación y sanidad” (con un incremento del 29%). Por tanto, la cuestión que deben abordar los gobernantes de la ciudad es clara: ¿cómo dinamizar su tejido empresarial?; ¿qué se está haciendo, y qué más se puede hacer, al respecto?; ¿cuál es el modelo de ciudad al que se aspira para atajar esta sangría?

Finalmente, si comparamos la media anual de la tasa de desempleo en Huelva capital y en la provincia en su conjunto, el resultado durante los tres últimos años (que son los disponibles) es el que sigue:


Cinco puntos porcentuales de diferencia que no se han conseguido recortar en estos tres años, que tienen como lectura la de una capital que va a rebufo de las zonas económicamente más dinámicas de la provincia, una provincia que tira de la capital, no al revés. Por consiguiente, cómo hacer que la capital sea un motor para la provincia es uno de los grandes desafíos a encarar en los próximos años.

A ese escepticismo al que me refería al principio, le sumo la decepción (aunque no sorpresa). Me hago eco de las palabras de un amigo, que hago mías, y que son, a mi juicio, claramente aplicables al caso que nos ocupa. Desde la antigua Roma con el circo para entretener al pueblo, poco hemos cambiado: la misma receta sigue presente. Aparte de una ciudad levantada en obras a toda prisa en los estertores de la legislatura, algunas de ellas positivas (o con potencial para serlo según el uso ulterior que se haga, en alusión al abuso en la mercantilización del espacio público peatonal al que venimos asistiendo) pero otras cuando menos discutibles en cuanto a su necesidad y ejecución (¿nadie pensó en arboledas que con sus sombras nos alivien de los rigores de las altas temperaturas?), llama la atención que una Administración pública quede subsumida en la vorágine de una especie de agencia organizadora/promotora de fiestas, festejos y eventos varios (sean tradicionales o, aún más, de nuevo cuño) que rompe los equilibrios ciudadanos y cuyo retorno económico para la ciudad es dudoso y no se demuestra (más en "carta" IV). Esta parece ser la apuesta (y, por tanto, la concejalía clave hoy en día), aunque ni sepamos en detalle cuanto nos cuesta esa vorágine festiva ni se atiendan las justas reivindicaciones de vecinos que se ven perjudicados con molestias inaceptables que, como ya mostré en otro post, van poco a poco despoblando el centro e inexorablemente afectando a su comercio de proximidad (también argumentado en dicha "carta" IV). Sería interesante que en algún momento supiéramos los puntos y niveles de contaminación acústica que coexisten en la ciudad, y si el propio ayuntamiento cumple y hace cumplir sus ordenanzas al respecto.

Cabe inferir que la idea subyacente en el actual gobierno municipal es que esto da votos porque es lo que quiere el pueblo, al que hay que distraer de los problemas con este cloroformo social. Parece que nuestra sociedad, con honrosas excepciones, ha decidido dejar de pensar: simplemente vive el día a día (el carpe diem mal entendido del poeta romano Horacio) sin querer saber más, sea por voluntad propia o porque su realidad cotidiana es ya lo suficientemente difícil como para plantearse ir más allá. 

Ahora ese pueblo tiene que pronunciarse sin que los partidos políticos eludan ningún tema por espinoso y grave que sea, como, por ejemplo y particularmente, el de la contaminación de los fosfoyesos, que parece eterno. Tiene que pensar y votar reflexivamente si esto que tenemos y hemos visto hasta ahora en nuestra gestión pública local (cuya dificultad no obvio)  es lo que deseamos, o quizás un proyecto diferente, con otras prioridades en la aplicación de los tributos (muchos) que pagamos a diario. Si tanta o más dependencia de los subsidios públicos o un énfasis acentuado en mejorar las condiciones (fiscales, administrativas, urbanísticas, etc.) para que el tejido empresarial, que es el que en realidad genera empleo y riqueza, vuelva a florecer desde la modernidad de la llamada nueva economía, aprovechando un maná europeo que supuestamente debe orientarse a una transformación y modernización económica, que, salvo proyectos muy contados, apenas se ha visto hasta ahora. Lo que seguimos observando, aumentado y con visos de multiplicarse es más de lo mismo.

En unas elecciones deberíamos reflexionar más allá de lo inmediato, al menos cuatro años más allá. Siempre es imprescindible, pero quizás ahora, dadas las circunstancias, aún más. Gracias por estar ahí y dedicar unos minutos de su valioso tiempo a leer estas “cartas” de un simple ciudadano de a pie preocupado por el futuro, sobre todo de los jóvenes y de las oportunidades que puedan encontrar aquí. El presente es manifiestamente mejorable: ahí están los datos, reflejo de una población y una economía productiva menguantes que, sin conformismos, deberían revertirse.
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P.D.: Las "cartas" previas pueden encontrarse en: 

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