En la primera de estas cartas (ver P.D.) a los candidatos/as a las próximas elecciones municipales (los “Reyes Magos”) les pedía:
*mayor transparencia en el ejercicio de la acción de gobierno (yendo, si es necesario, más allá de lo que las leyes exijan para que la información esté fácilmente accesible al ciudadano común), a la par que
*abstenerse de prometer lo que no tienen garantías de poder cumplir (“que nos tomen en serio, no como tontos que se tragan cualquier mensaje de corta y pega”) y de dedicar sus proclamas a regalarnos los oídos con los grandilocuentes y manidos tópicos de siempre que a nada conducen.
En esta ocasión me centraré en el rigor en la acción de gobierno, que pasa por tener maduro un proyecto de ciudad o provincia, es decir, por saber adónde se quiere llegar, tener un plan para llegar hasta allí y tomar decisiones con coherencia y con base en datos y su correspondiente análisis. Las decisiones no pueden ser fruto de impulsos u ocurrencias, dando bandazos sin ton ni son (el caso de las marcas de la ciudad de Huelva comentado en el post precedente apuntan en esta dirección), sino a partir de un análisis fundamentado en información y con la participación proactiva (no meramente reactiva a raíz del descontento que las decisiones adoptadas pudieran suscitar) de las comunidades locales concernidas.
Para ello, tomaré como
ejemplo el turismo y los datos más recientes con los que contamos, que son los
de la Encuesta de Coyuntura Turística de Andalucía (ECTA) publicados el pasado
7 de febrero por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA),
correspondientes al año 2022.
Como casi siempre, hay
luces y sombras, pero que es preciso saber interpretar para una certera
gobernanza del destino, en este caso a escala provincial, en el marco de un
modelo de desarrollo turístico que haga explícito el futuro al que aspiramos y
que deliberadamente perseguimos mediante decisiones consistentes con esa visión.
Se hace camino al andar, como dijo el poeta Antonio Machado, pero sabiendo que no
hay viento favorable para el que no sabe dónde va, en palabras de Séneca, otro
andaluz ilustre y sabio.
En 2022 hubo vientos favorables, al estar liberados de las restricciones a la movilidad y al llamado “efecto champán”. Esto ha hecho posible que la provincia haya recibido un número de turistas récord, más de tres millones, con una tasa de crecimiento respecto al año anterior por encima de la media regional (ver tabla siguiente).
Sin embargo, es la
provincia en la que más ha decrecido la estancia media y la única donde el
gasto medio diario ha bajado, lo que llama mucho la
atención en un periodo de alta inflación, tal y como reflejan las dos tablas
que siguen. También debe hacerse notar que es la provincia donde el gasto medio diario es menor (con notable diferencia) y que durante los 25 años que se tiene registro a través de esta encuesta, siempre ha estado por debajo de la media andaluza, habiéndose acortado la diferencia mínimamente (de 18,4 € en 1998 a 15,6 € en 2022).
O sea, en resumidas cuentas, más visitantes (sin entrar en su distribución estacional) pero que están menos tiempo y, sobre todo, que gastan menos. Supongo que estos hechos llamarán a la reflexión colectiva de los agentes del sector para que el viento de cola nos lleve en la dirección que más nos interese, no en otra. Y esto teniendo en cuenta que somos la provincia andaluza que es percibida menos favorablemente por el turista, con fortalezas y debilidades que aparecen de forma reiterada a lo largo del tiempo. En los últimos 25 años (es decir, desde 1998), el índice sintético de percepción de la provincia de Huelva ha estado siempre por debajo de la media andaluza, con sólo dos salvedades (en 2020, que se igualaron, y en 2015, cuando excepcionalmente se situó una décima por encima). Dicho índice alcanzó un modesto 7,7 (sobre 10) en 2022 (tabla siguiente), aunque algo mejor que el del año anterior.
Las preguntas son evidentes: ¿por qué ocurre esto sistemáticamente?; ¿cuál es el plan para corregir las fragilidades que inciden en la imagen del destino y su posición relativa?; ¿qué se ha hecho y qué se pretende hacer?; ¿en qué medida tenemos claro el perfil del turista, tanto del que nos visita como del que quisiéramos atraer?; ¿sabemos por qué no vienen quienes desearíamos que lo hicieran, o por qué no gastan más o están más tiempo quienes vienen?
Esto es lo que significa la gobernanza (en un sentido estratégico) del destino, para lo cual es imprescindible contar con un ente gestor de amplio espectro, donde todos los grupos de interés estén representados y donde se tejan complicidades y, a ser posible, consensos desde una lógica de toma de decisiones basada en el análisis de los datos. En definitiva, este es el sustento de la transición hacia lo que se conoce como un destino turístico inteligente, con una gobernanza apoyada en los pilares de la tecnología, la innovación, la sostenibilidad y la accesibilidad.
El ciudadano común que
suscribe espera, quizás ilusoriamente, recibir la contestación de los
imaginarios “Reyes Magos” a quienes se dirigen estas cartas, en sus programas
electorales y/o durante la campaña electoral. Las preguntas están servidas:
veremos cuáles son las respuestas, si las hay. No seré el único con estas
inquietudes, digo yo…
Quedamos emplazados para la parte tercera de esta serie.
P.D.: La carta I puede encontrarse en:
https://alfonsovargassanchez.blogspot.com/2023/01/elecciones-municipales-2023-carta-los.html
(Post nº 439 en este blog)
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