Parece aventurado
plantearlo en estos momentos, cuando el problema y la turbulenta travesía a que
nos aboca no han hecho más que empezar. Pero alguien tiene que poner la luz
larga, más allá de la perentoria luz
corta.
Es tiempo de preocupación, pero no de histeria o pánico. Es tiempo de prudencia y paciencia. De responsabilidad y disciplina. De ser constructivos y
arrimar el hombro. De reflexionar y aprender para cambiar hábitos, tanto a
nivel individual como colectivo. También de mirar hacia adelante, aunque sin
hacer dejación de la memoria, para, cuando pase la tempestad y llegue una
cierta calma, analizar más fríamente lo que pasó, sus causas, lo que se hizo o
dejó de hacer.
Mirar hacia adelante
y cambiar. Es una obviedad que las empresas turísticas se están viendo ya muy gravemente
afectadas por el frenazo en seco provocado por la pandemia que estamos
padeciendo, pero la historia nos muestra que el turismo es una actividad muy
resiliente, incluso en situaciones catastróficas: serán meses muy duros, pero se
recuperará. En los países del sur, que tan acostumbrados estamos a hacer vida
en la calle, el confinamiento en nuestros hogares nos va a costar mucho, de
manera que las ganas de airearnos y recuperar la libertad temporalmente sacrificada, cuando esta
guerra al covid-19 termine, serán enormes,
al estilo de lo que ocurre en los fríos países del norte cuando termina su
largo invierno. Volveremos a viajar, y con más ganas aún, al paso, eso sí, de
la recuperación de la crisis económica que el maldito bicho nos dejará como parte
de su herencia. Por eso hay que pensar en las medidas a corto plazo, por supuesto, porque son urgentes para evitar en la mayor medida posible la caída de
empresas y el desempleo masivo, pero también en el largo plazo, porque
seguramente este episodio de nuestras vidas, que ningún ciudadano común podía
imaginar, aún más por la rapidez con que se han sucedido (y siguen
sucediéndose) los acontecimientos, nos va a cambiar como personas y, en
consecuencia, como turistas. Nunca habíamos vivido nada parecido.
En este sentido,
me permito compartir algunas ideas, de diferente alcance, conforme a unas
pautas o principios.
1.-Seamos más
humildes.
Este episodio nos
demuestra cuán frágiles seguimos siendo. Quienes creían haber descubierto la nueva bola
de cristal capaz de anticiparlo todo, con sus sofisticados algoritmos de big
data, etc. etc., deberían bajar un poco el diapasón. En la hiperconectada economía actual, el pasado cada vez informa
menos el futuro, y si lo hace es cada vez a más corto plazo. Hace muy pocos
días podía leerse el siguiente titular: “Los hoteles ya pueden predecir su
ocupación con un 90% de acierto” (con hasta tres meses de antelación). No digo más, salvo que la globalización tiene peajes impredecibles y que el efecto mariposa existe; por eso es tan importante tener previstos planes de contingencia.
2.-Si la montaña
no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.
Por ejemplo:
-Si la gente no
puede ir a comer a los restaurantes, los restaurantes pondrían llevar su comida
a la gente. El envío de comida a
domicilio está permitido en el Real Decreto de estado de alarma: el "take
away food". Una manera de adaptarse al entorno y paliar la crisis, sobre todo para los negocios familiares.
-Si la gente no
puede ir a los hoteles y estos están vacíos, los hoteles pueden ponerse (voluntariamente)
al servicio de la gente. Particularmente las grandes cadenas tienen una
oportunidad extraordinaria de demostrar si sus políticas de responsabilidad
social son auténticas o impostadas. El público lo va a reconocer, premiando a
unos y dejando en la indiferencia a otros (lo mismo cabe decir respecto a otro tipo de empresas, como líneas aéreas y touroperadores, en lo que concierne a su respuesta a esta excepcionalidad). Aquellos gestores con más visión ya
se han adelantado.
-Si los turistas
no pueden llegar a los destinos, los destinos pueden llegar a los turistas potenciales a
través de las nuevas tecnologías: tour virtuales, gemelos digitales, 3D,…La
tendencia a una intensificación del uso de estas y otras tecnologías en el turismo (como la robotización) se va a acelerar, y quien no esté preparado quedará relegado aún más
rápidamente. Ahora es momento de sembrar para empezar a recoger cuando este
ciclón haya pasado. Ahora es el momento de que los entes gestores de los destinos
pongan la luz larga e inviertan en proyectos de este tipo para llegar al
turista potencial, despertar una ilusión (más necesaria que nunca) y provocar
el deseo de visitar el destino cuando sea posible, dejando de ser invisible en
la inmensidad del referido ciclón. Sé que no es fácil, la presión de las urgencias no ayuda, pero por eso mismo marcará
la diferencia entre quiénes sean capaces de verlo (y hacerlo) y quiénes no.
-Si la actividad económica no dinamiza el negocio turístico, la empresa turística puede generar negocio y una cierta actividad económica en su entorno. Por ejemplo, las empresas del sector podrían aprovechar este paréntesis para hacer, en la medida de lo posible, las reformas o renovaciones pendientes en sus instalaciones, si hay personal que pueda trabajar en ellas. En esta misma línea iría lo ya indicado sobre entrega de comida preparada a domicilio por parte de los restaurantes.
-Si los empleados no pueden ir a la empresa, la empresa puede ir a los empleados facilitándoles el teletrabajo y estimulando la formación online, con idea de reforzar la competitividad cara al nuevo tiempo post-coronavirus.
3.-Si un destino
no es percibido como seguro, ¿cómo va a ser inteligente?
La seguridad, en
sentido amplio, será algo cada vez más valorado por el turista en su decisión
de compra, no ya por posibles actos de terrorismo o inestabilidad social, sino
por la salud. Ser percibido como un destino seguro, que da máximas garantías
sanitarias al turista, va a ser un atributo aún más importante de lo que ya
era. Quienes hagan esta apuesta, estarán bien orientados. Quizás, el concepto
de destino turístico inteligente tenga que empezar a plantearse seriamente
añadir una nueva dimensión en tal sentido, con toda la infraestructura
tecnológica de vanguardia y de innovación que traen consigo puestas al
servicio no sólo de la sostenibilidad y la accesibilidad universal, sino también
de la seguridad y la salud (con herramientas que faciliten la telemedicina, etc.).
4.-Medios de
transporte público más saludables, no sólo alimentos.
Por ejemplo, ¿podrán las compañías aéreas, por aquello del low cost, seguir metiendo
pasajeros con calzador en sus aviones durante horas, con los riesgos que ahora se hacen más patentes (además de otros)? ¿Experimentará algún cambio la llamada “democratización”
del transporte aéreo a raíz de esta crisis? ¿Aprenderemos alguna lección que
nos haga tomar la salud más en serio, aunque haya que pagar algo más? ¿Hasta
qué punto estaremos dispuestos a asumir un
sobreprecio por medidas que reviertan ese hacinamiento percibido como potencialmente
peligroso, con cabinas donde las distancias son mínimas, a modo de cuasi-latas de sardinas, y la limpieza/higiene es manifiestamente mejorable? Yo diría que la demanda de ese segmento del mercado tenderá a crecer,
como la de los alimentos saludables.
En suma, es
tiempo de pensar en cómo reinventarse, de pensar y vivir estratégicamente, como
decía el maestro Rafael Alberto Pérez, cuyos libros recomiendo leer. Las
mayores oportunidades están en las crisis, en los puntos de inflexión. Y me
parece que estamos en uno de ellos.
NOTA: Post seleccionado como destacado en la Comunidad Hosteltur.
P.D.: Aunque generalista y con alcance limitado a Estados Unidos y Reino Unido, el siguiente informe acerca de cómo los consumidores están reaccionando ante el coronavirus resulta interesante:
https://blog.globalwebindex.com/trends/coronavirus-and-consumers/?utm_campaign=Manual%20nurture%20H219&utm_source=hs_email&utm_medium=email&utm_content=84708711&_hsenc=p2ANqtz-8u2R0hnnh9PRHG3pLzaADiNmlRKxA0UT6TF08UDL6YwNy7Bs1UcT6EABuN62-1_mVaM_bN5tX_Vmy-5QI63kQLB8bgWg&_hsmi=84709035
P.D.: Post nº 297 de este blog.
Como siempre, tu experiencia y sensatez quedan perfectamente plasmada en lo que escribes. Es un placer leeerte y además, compartir lo que dices.
ResponderEliminarGracias, querido amigo. Abrazos.
EliminarInteresante opción. Sería muy bueno que todos los que algo tenemos que ver con el turismo aportaramos las nuestras. Es pronto, como dice el articulista, pero vayamos pensando.
ResponderEliminarUna visión serena y positiva como compete en estos momentos extraordinarios de nuestra realidad social. Cierto es que llega un después con muchos cambios que hemos de saber aprovechar.
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