“No sobreviven ni los más fuertes, ni los más inteligentes,
sino aquellos que responden más positivamente al cambio”. Esta advertencia
decimonónica de Charles Darwin la ha actualizado el científico contemporáneo
Stephen Hawking, cuando dijo aquello de que: “Inteligencia es la habilidad de
adaptarse al cambio”.
El sector turístico de Huelva no es el más fuerte, obviamente,
pero sí podríamos ser más inteligentes si nos dotáramos de mecanismos ágiles y
eficaces para responder y adaptarnos al cambio. Es ahí en realidad donde nos
jugamos nuestra supervivencia.
Por razones diversas -unas de carácter general de pautas
evolutivas del turismo y otras particulares de nuestra realidad provincial-, el
turismo onubense se encuentra ante un nuevo escenario que requiere una
reacción. Los agentes públicos y privados deberían tomar conciencia, analizar
las claves de ese nuevo escenario, tomar decisiones y actuar.
En nuestra propuesta de visión 2020
,
simbolizamos esos resortes necesarios para lograr esa imprescindible capacidad
de adaptación al cambio en la trilogía cerebro-músculo-alma.
De entre todo el complejo entramado de factores
determinantes de esa capacidad dinámica, me centraré hoy en un recurso esencial
que hemos de poner en juego: nuestra marca, “Huelva la Luz”.
El único sitio donde se gana la batalla competitiva es en la
mente del consumidor, del turista. Y para ganar ese espacio en la mente de
quien queremos que nos visite necesitamos de una marca potente, atractiva,
evocadora de un mensaje cautivador. Como expresó muy gráficamente el diseñador
Walter Candor: “Los productos se construyen en las fábricas, las marcas se
construyen en la mente”.
La clave para posicionarse en esas mentes es identificar una
idea simple y clara sobre la que pueda construirse una imagen que nos
diferencie y nos haga más atractivos que otras alternativas. Luego transformar
esa idea en el referente principal, en la clave de nuestra estrategia
comercial. Se trata de transformar ideas simples en la estrategia empresarial o
institucional.
No disponer de una marca reconocida es una limitación enorme
en cualquier sector, también, cómo no, en el turístico, pero la provincia de
Huelva la tiene, y además fue capaz de crearla de la mejor manera posible: como
fruto de un ejercicio de escuchar atentamente a nuestros clientes-turistas.
Conseguir una marca con reconocimiento, visibilidad y
capacidad de transmitir los valores que deseamos es un objetivo imprescindible.
No es nada fácil de lograr, pero sí sabemos que el error más común es no tener
el compromiso necesario para mantener un mensaje único y sostenido a largo
plazo; en otras palabras, la ausencia de coordinación y coherencia en la
información que se emite desde las empresas e instituciones.
¿Qué necesita, pues, la provincia de Huelva, partiendo de la
base de que cuenta con una marca que, a priori, tiene condiciones para jugar un
papel eficaz en la mente del turista potencial? Capacidad de organización para
alinear los esfuerzos y mensajes (asegurando así en la mayor medida posible el
compromiso referido más arriba) y alguien que alimente y desarrolle esa marca
con los argumentos científicos, técnicos, artísticos apropiados (una especie de
guardián de la marca que vaya más allá del corto plazo, tenga un plan y
garantice una continuidad en el rumbo).
Este elemento de nuestro desarrollo turístico es demasiado
importante como para no prestarle atención, pensar que es algo espontáneo o
dejarlo en un segundo plano. La experiencia demuestra que es una prioridad
estratégica, y como tal debe ser tratada también aquí. Preguntémonos, pues, qué
estamos haciendo en este sentido y qué más podríamos hacer.
Deberíamos esforzarnos, en suma, por convencer a los
inversores (tanto a los que ya están, para que resistan estos tiempos de
estrecheces, como a los que puedan venir) que éste es un destino que merece su
confianza, porque sabe lo que quiere, tiene un plan, cuenta con una
organización, con personas capaces y con los apoyos necesarios. De lo contrario, no sería extraño que una vez
acabe la temporada de verano nos encontremos con algún sobresalto a añadir a
los que padecimos meses atrás.
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Publicado en HEconomía el 2-8-12.
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