Las malas noticias económicas nos acosan casi a diario.
Conceptos que hasta hace relativamente poco pasaban desapercibidos para el
ciudadano común, como la prima de riesgo y otros, ahora están permanentemente
en los medios de comunicación y son tema habitual de conversación y de
preocupación. Esta presión lo está absorbiendo todo, y es normal, por ser
reflejo de una situación de extrema gravedad. Y parece bastante evidente que va
a durar.
Con todo, y aunque las urgencias sean tan agobiantes, deben
quedar instancias que mantengan la capacidad de análisis, con objetividad y
cabeza fría. Tratando de hacer este ejercicio, llego a varias conclusiones:
1.-Pese al enorme ajuste que se ha producido en nuestra
economía, sobre todo entre autónomos y pymes con el telón de fondo del pinchazo
de la burbuja inmobiliaria y sus derivaciones, es un hecho que seguimos
contando con empresas punteras internacionalmente en no pocos sectores:
ingeniería y construcción civil, textil-moda, petroquímico, energético, telecomunicaciones,
banca, agroalimentación, turismo…Nuestro tejido productivo no es en absoluto
menor ni despreciable, es competitivo en muchos sectores, y la buena noticia es
que las exportaciones están creciendo a buen ritmo (a la fuerza ahorcan).
Además, contamos con algunas de las escuelas de negocios mejores del mundo,
donde se forman sus directivos.
2.-Si el sector privado cuenta con gestores de valía (sin
que ello exima de errores y excesos en sus élites) y empresas competitivas a
nivel internacional, la explicación a lo que nos pasa parece que debe estar más
bien en el lado de la “cosa” pública: cajas de ahorro, entramado institucional
demasiado costoso e inadecuado para estimular las inversiones y la actividad
empresarial, déficit público, deuda pública (aunque no olvidemos que la privada
–empresas y familias- es aún mayor)…Por hacer un paralelismo que se entienda,
de la misma manera que cualquier gran empresa tiene su departamento de personal
que selecciona sus directivos, en la empresa pública España ese departamento de
recursos humanos son los partidos políticos, en cuyo seno se decide quienes van
a ocupar parlamentos, ministerios, direcciones generales, consejerías,
alcaldías, …, presidencias de empresas públicas y demás entes ligados a la
administración del Estado en sus varios niveles. Quizás sea verosímil pensar
que este sistema de selección de estos gestores públicos ha fracasado
estrepitosamente. En toda generalización hay excepciones, pero entiendo que
parte de la autocrítica y de la explicación de lo que nos pasa es que a puestos
de altísima responsabilidad han llegado personas sin la debida preparación,
profesionales de la política que han hecho su carrera en los escalafones de los
partidos pero con una escasa o nula experiencia en el mundo real.
En un país del llamado tercer mundo como Paraguay, hubo hace
unos años gente sensata que puso en marcha un programa denominado “Para que
lleguen los Mejores”, en el que los candidatos a concejales de todos los
partidos pasan por un programa de capacitación para que puedan llevar a cabo
sus funciones públicas con una cierta base de conocimientos. Probablemente haya
que tomar nota de ésta y otras buenas prácticas para reinventar ese
departamento de personal que selecciona a quienes van a manejar cuantiosos
fondos públicos, que son de todos, y van a decidir sobre nuestras vidas y
haciendas.
3.-No fuimos capaces de digerir del todo bien la ingente
cantidad de fondos europeos y de financiación baratísima de la que fuimos
beneficiarios durante los años de bonanza económica. Qué duda cabe que se
hicieron cosas positivas, pero también hubo muchos excesos, los del nuevo rico
que se cree lo que no es. Todo eso que antes nos llovía del cielo europeo,
ahora lo debemos, con el lastre enorme que va a representar durante décadas. En
esta responsabilidad debemos reconocer que los gestores públicos no estuvieron
solos. Es evidente que fruto de esos excesos de algunos, ahora quienes nos
prestan el dinero que necesitamos no confían lo suficiente en nosotros, y lo que toca es apretarse y cumplir, sí,
pero no sólo eso: toca seguir haciendo esfuerzos para ser aún más competitivos
en una economía global, en la que sólo con productos diferenciados por su mayor valor añadido, por su tecnología
superior, por su fuerte componente de conocimiento e innovación, podremos
hacernos un hueco que nos permita ir arrojando lastre (deuda y desempleo) y
respirar con mayor desahogo. Lo que se ha dado en llamar el cambio de modelo
productivo, del que el cambio en el sistema educativo es pieza esencial.
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Publicado el 15-8-12 en Huelva Información, Granada Hoy, Europa Sur, El Día de Córdoba, Diario de Sevilla, Diario de Jerez y Diario de Cádiz.
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