-La Escuela de
Organización Industrial (EOI), a través de su Fundación (Fundación EOI), presentó
un estudio titulado “Mapa de recursos turísticos de la provincia de Huelva”,
que termina por definir una serie de líneas operativas de desarrollo (trece en
concreto). No puede ser nuestro propósito desgranarlas todas aquí (el documento
completo puede descargarse en:
http://www.eoi.es/savia/documento/eoi-80213/mapa-de-recursos-turisticos-de-la-provincia-de-huelva), pero sí señalar algunas, quizás las más
llamativas.
La primera propuesta
que hacen es la creación de un Observatorio Turístico, que supla las carencias
en el “área de inteligencia de mercado”
a través del “conocimiento del perfil del turista de la provincia, su
evolución y los principales mercados emisores”. El asiduo lector que
amablemente acompaña mis artículos en este medio recordará la serie que dediqué
al “Observatorio que nunca existió”. En caso que se concretara algo a este
respecto, yo propondría una denominación diferente (más bien un Centro de Estrategia
Turística), ya que seríamos los últimos, y con años y años de diferencia, en
incorporar esta herramienta de generación de conocimiento a nuestro mosaico
turístico.
Otra muy sonora es
la “creación de una marca turística global”, cuando realmente ya la tenemos
desde 2005: HUELVA LA LUZ. Esto da idea de lo poco que se ha trabajado sobre
ella en los últimos años para su consolidación como marca “paraguas” de todo el
turismo provincial, tendiendo más bien a su dilución. La marca por sí sola, por
buena que sea, no hace milagros: hay que dotarla de argumentos científicos,
técnicos y artísticos para su posicionamiento, y puedo asegurar con pleno
conocimiento de causa que en su génesis, y a partir del concepto de la luz, se
planteó lo que ahora se dice en este estudio: “una marca turística que englobe
todos los segmentos turísticos que existen en la provincia de forma homogénea”.
La potencia y versatilidad de ese concepto (la luz de Huelva) daba para ello.
-La Diputación
Provincial ha presentado recientemente los resultados de su proyecto NOS
MOVEMOS, en el que se ha trabajado intensamente con una dinámica participativa
a lo largo y ancho de la provincia (por tanto, también extensamente). Un
meritorio intento con aportaciones muy ricas de los agentes del territorio en
su más amplio sentido. En lo que a la
mesa de participación sobre “Patrimonio y Nuevos Modelos de Turismo”, sus propuestas han girado sobre los
siguientes ejes: Coordinación y Gestión, Sensibilización, Puesta en Valor (del
patrimonio), Financiación y Difusión-Promoción. Mis cinco prioridades fueron señaladas de la
siguiente manera: 1.-Crear un Observatorio Turístico. 2.-Ente gestor para la
promoción conjunta. 3.-Necesidad de una Estrategia Provincial. 4.-Crear un
modelo turístico consensuado. 5.-Gestión del Patrimonio y coordinación
público-privada.
-Por último, la
Cámara de Comercio de Huelva, en colaboración con la Corporación Tecnológica de
Andalucía, organizó las jornadas “Huelva Smart Destination”, que levantaron
expectación y llenaron el salón de actos cameral. En ella se lanzó el “guante”
de trabajar para convertir la provincia de Huelva en lo que hoy se conoce como
un Destino Turístico Inteligente (DTI), un concepto aún difuso pero que se ha
convertido en una prioridad para las autoridades nacionales e internacionales
que rigen el turismo. En un destino como Huelva, donde casi todo está aún por
hacer, si lo trabajamos adecuadamente podemos transformar esa aparente
debilidad en una fortaleza, articulando mecanismos de inteligencia para la
gestión del destino, en el sentido etimológico del término, es decir, de
capacidad para entender o comprender (a los diversos tipos de turistas y sus
cambios, por ejemplo) y de resolver problemas a partir de los datos que
(transformados en información y con nuestro stock de conocimiento) nos pueden
proporcionar las nuevas tecnologías. El desafío que está ante nosotros (por la
acelerada evolución tecnológica) es de una envergadura que incluso escapa de
nuestra cabal comprensión en todas sus implicaciones.
Desde mi propia
definición, Un DTI es aquel que, a partir de una visión compartida por los
actores que forman parte del mismo, y sobre los valores de la innovación y la
sostenibilidad, hace un uso intensivo de las tecnologías para acceder y
conversar con los visitantes (turistas y excursionistas) y obtener datos que,
transformados en información, son usados para la co-creación y personalización
de productos y para facilitar la interacción con e integración en el
territorio. En suma:
*Para añadir valor a la experiencia turística (antes, durante y después
del viaje) y para propiciar una gestión y comercialización más eficaz del
destino y de las empresas.
*Y para aumentar la calidad de vida de las comunidades locales
(residentes) mediante el uso de dicha
infraestructura tecnológica.
No dejemos pasar
este tren y pongámonos manos a la obra, porque de lo contrario nos quedaremos
aún más fuera del “juego” competitivo. La cuestión es la de casi siempre:
¿quién lidera este proceso?
Pensemos en las
tecnologías como vehículos para conectar con las emociones del viajero, y en
las marcas como relatos a través de los cuales somos capaces de crear identidad
con los turistas. En todo caso, la clave son las personas: no nos equivoquemos.
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Publicado en HEconomia el 05/05/14
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