Un desarrollo turístico integral y equilibrado debe poner en valor, a la vez que respetar, todos aquellos recursos con un aprovechamiento potencial de que dispone el territorio. Entre ellos, la historia y la cultura son herencias recibidas que forman parte de nuestro patrimonio colectivo, tangible e intangible, al que el visitante debe poder acercarse para conocerlo, y a través de ese conocimiento, amarlo.
Qué duda cabe que una parte del pasado, y aún del presente, de la provincia de Huelva está ligada a los aprovechamientos industriales de sus recursos naturales, con manifestaciones tan sobresalientes y atractivas como la minería, la producción vitivinícola y oleícola, la industria del cerdo ibérico y sus derivados, etc. Toda esa herencia debe ser preservada para conocimiento y disfrute de las generaciones futuras, y el turismo puede convertirse en un instrumento regenerador de ese patrimonio, tanto físico como emocional, a veces arrinconado y en progresivo deterioro.
El consumidor de productos turísticos es cada vez más exigente y sofisticado; ello requiere una oferta que complemente el tradicional modelo de sol y playa con productos, por ejemplo, ligados a la historia y la cultura locales. Además, el mercado turístico es cada vez más heterogéneo, con multiplicidad de segmentos o nichos en los que cabe posicionarse y hacerse fuertes, entre los cuales está el que se ha dado en llamar turismo industrial, o más específicamente el turismo de visita a empresas, que está, ciertamente, en auge y de plena actualidad.
En efecto, el turismo industrial es una actividad que se ha sumado recientemente a la oferta turística, y que podemos decir que se realiza visitando centros industriales -fábricas, talleres, centros de producción en general-, en actividad o no, para satisfacer la curiosidad o deseo de saber del turista acerca de los modos de ganarse la vida de las gentes que habitan el territorio que visitan, a través de las actividades productivas que se llevan a cabo en el mismo. Es una manifestación de turismo cultural, que, como tal, engloba ocio y aprendizaje.
El turismo industrial es un fenómeno ya explotado en muchos países y regiones de España, y tiene que ver con un tipo de consumidor (turista) que busca nuevas experiencias de entretenimiento o emociones, que busca conocer más y mejor el lugar que está visitando (motivación de aprendizaje). De hecho, existen algunas empresas en nuestra provincia que ya acogen visitas a sus instalaciones (incluso en industrias “duras” como la refinería de Cepsa, con sus consolidadas jornadas de puertas abiertas), vislumbrándose claras posibilidades de poder extenderse y organizarse pensando no sólo en la comunidad local, sino también en el turista, dando lugar a productos comercializables. Quizás el enoturismo (visita a bodegas) sea la manifestación más clara, pero no la única con potencialidades (súmense el jamónturismo, el oleoturismo, etc.).
Hace mucho que me pregunto porqué nunca ha llegado a plantearse la puesta en marcha de un tren del vino, a semejanza de trenes turísticos que existen en otros lugares, que conectara las estaciones de Huelva-término y La Palma del Condado; sería un reclamo para el turismo en la capital de la provincia, que tanto lo necesita, y una vía diferente de acercar al visitante a las bodegas y restaurantes del Condado. Sería un servicio especial que podría operar sólo en determinadas épocas y días, pero que a través de la combinación paisaje-historia-tradiciones-gastronomía-vino podría dar lugar a un producto atractivo, como en muchos otros destinos.
En suma, en el mundo empresarial se están dando una serie de tendencias que van en esta línea:
-Cada vez son más las empresas que se esfuerzan, deliberada y explícitamente, por ser reconocidas como socialmente responsables, lo que significa, entre otros muchos cambios, ser más transparentes y abrirse a la sociedad.
-Cada vez son más las empresas que entienden que aceptar visitas es una acción de relaciones públicas que mejora la reputación e imagen corporativa.
-En muchos casos, es una vía para, además de dar a conocer la marca y sus productos, aumentar las ventas.
-La búsqueda de la compatibilidad entre las actividades industrial y turística es obligada, desde una posición inteligente de diversificar las bases que sostienen la economía de un territorio.
En nuestro caso, el turismo de visita a empresas no tiene porqué contradecir en absoluto la estrategia de posicionamiento del destino Huelva, con su marca “Huelva la Luz”. Puede ser un complemento más.
¿Sería impensable empezar por establecer un día, que podría ser el mismo día de la industria, en el que las empresas abren sus puertas a quienes quieran visitarlas y saber más acerca de lo que hacen? En otros países son centenares las empresas que se suman. Otra posibilidad sería, tomando ejemplo de otros lugares, la de proponer una semana de visita a empresas, a modo de jornadas de puertas abiertas con una oferta diversificada.
Bien es verdad que la lógica del turismo es diferente a la lógica de la mera visita, pero es el camino que hay que ir haciendo. Después vendrán la elaboración de un catálogo o guía de empresas visitables (existen ya en muchas provincias, como puede comprobarse en http://www.uhu.es/GEIDETUR/turismo.htm), de rutas con la incorporación de otros recursos patrimoniales, etc. La puerta está ahí para ser abierta. Dependerá, como siempre, de nosotros mismos, de nuestra convicción y capacidades; de nuestra voluntad para movilizarnos y remover obstáculos.
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Publicado en HEconomia, 3-2-2012.
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