El pasado 15 de
marzo escribí en este mismo blog un post titulado “Bases para un modelo de desarrollo turístico para la ciudad de Huelva”, al hilo de unas jornadas en las que fui invitado a participar dos
días antes: quise dejar por escrito lo que había expresado en ese foro.
En él refería,
desde una apelación al realismo y al sentido común, que el desarrollo del
sector turístico debe ser parte de (y en consecuencia compatible con) un
proyecto global de ciudad que contemple, también, una reindustrialización sobre
bases distintas a las pretéritas: estamos en la era post-industrial, en la
sociedad de la información y el conocimiento, en la nueva economía digital y
global. Vivimos tiempos de transición, y por ello con muchas incertidumbres, pero
me quedo con una buena noticia: en esa nueva economía nuestro futuro está menos
predeterminado que antaño por la geografía y la cuna. Desde cualquier parte del
planeta, y más desde un lugar bendecido por la naturaleza, con tecnología,
talento y tolerancia (siguiendo el esquema del Prof. Richard Florida) se puede
llegar adonde nos propongamos en un mundo hiperconectado. Estar en la periferia
de Europa deja de ser determinante en esa economía digital: las autopistas de
la información son al menos tan importantes como las autopistas para el
transporte por carretera, tren o avión, aunque necesitamos de ambas porque
ambas economías (la tradicional y la nueva) van a seguir coexistiendo, aunque
la nueva (la de la desmaterialización de bienes convertidos en servicios) vaya
ganando peso.
Debemos mirar al
futuro y prepararnos para la revolución tecnológica que ya se vislumbra. La
inteligencia artificial, la robótica, etc. tendrán un impacto aún impredecible
en la creación y destrucción de puestos de trabajo pero, en todo caso,
generarán nuevas condiciones para el empleo que demandarán nuevas competencias
profesionales. Como en toda revolución, habrá ganadores y perdedores: en
nuestras manos está dilucidar en qué lado vamos a estar y cómo conseguirlo.
Ésta es la mirada
con luz larga, pero la situación de la ciudad de Huelva requiere también de luz
corta, pues no admite dilaciones: es la última capital de provincia española
por renta media anual de los hogares; una ciudad cuya población decrece y
envejece, con una estimación de seguir en una lenta pero paulatina caída hasta
situarse por debajo de los 140.000 habitantes a 1-1-2035 (según el Sistema de
Información Multiterritorial de Andalucía). Estos son signos evidentes de
decadencia que es preciso revertir, partiendo de la premisa de que una economía
más diversificada es una economía más sana.
Por ello, la hoja
de ruta que da título a este artículo podríamos esbozarla siguiendo la analogía
de los dos ríos que abrazan la ciudad:
*Uno sería el del
corto plazo, las medidas de choque, que pasan por el apoyo a la competitividad
de los sectores tradicionales de nuestra economía, para lo cual la inversión
pública en infraestructuras es fundamental para facilitar la movilidad de
mercancías y personas, así como para asegurar suministros tan básicos como el
del agua. A este respecto, lo que está en nuestras manos es hacer todo lo
posible por ganar la voluntad y el compromiso político en los centros de poder
donde se toman estas decisiones; y dentro de lo posible está el dotarnos de
líderes con competencia y coherencia, que transmitan credibilidad. La falta de
cohesión que se viene evidenciando a la hora de afrontar esta tarea es una
clara manifestación del agotamiento de la credibilidad de los líderes actuales,
que es imprescindible recuperar.
Al mismo tiempo, es
necesario generar una dinámica diferente a la que ha venido siendo la tónica
hasta ahora, dando paso a nuevas voces, nuevas perspectivas, nuevas
conversaciones, nuevas pasiones…las de personas que vean nuestra realidad con
ojos diferentes, saliendo de nuestro círculo vicioso y castrante.
*Y el otro brazo de
esa hoja de ruta tiene que ser el del largo plazo, el de las medidas para
prepararnos con más ahínco para poder encarar los desafíos inherentes a la
nueva economía de la revolución tecnológica y la globalización en el marco del
paradigma de la sostenibilidad. En este sentido, en el mundo que viene, la
economía será digital o no será, y en este nuevo escenario las infoestructuras serán tan necesarias como las infraestructuras; de la misma manera que la economía será circular
o no será, por aquello de la sostenibilidad (piénsese en las oportunidades que el
reciclaje, la reutilización, el rediseño, etc. traen consigo).
Dentro del conjunto
de acciones a planificar orientadas a reforzar nuestra capacidad para competir
a medio/largo plazo, la recualificación de los recursos humanos se ha de situar
en el centro de esta arquitectura estratégica: para no quedar en el lado de los
perdedores, el eje de las personas tiene que ser parte esencial de esa hoja de
ruta. La interrelación con las instituciones educativas y de generación de
conocimiento (universidades y otras) debiera reforzarse y alinearse en tal
sentido.
En este mundo cada
vez más volátil, incierto, complejo, ambiguo, no existen soluciones mágicas, ni
recetas que podamos “copiar y pegar”. Cada realidad debe ser estudiada en su
propio contexto (social, cultural, político, ambiental…) y con sus propios
condicionantes internos marcados por las interacciones o dinámicas de poder que
se dan entre las múltiples partes interesadas y dentro de cada una de ellas. La
ciudad de Huelva, como cualquier otra, tiene connotaciones que la singularizan;
y es por ello que entre todos deberíamos llegar a un entendimiento compartido
de los grandes retos que, desde nuestras particularidades, tenemos por delante:
la creación de una plataforma de participación que ayudara en esta tarea de iluminar
la reflexión colectiva con una perspectiva de largo alcance podría ser muy útil.
A su vez, enfrentarlos requiere un marco sólido de confianza y colaboración
entre esas partes interesadas, que no se podrá crear sin un ejercicio sincero de
empatía y escucha activa que haga posible, de manera efectiva, conciliar las
diversas posiciones, lo que requiere, indefectiblemente, de liderazgos
articuladores, integradores. Aprendamos de los errores pasados: una parte no
puede representar a todos ni hacer que todos se sientan cómodos.
Lo que está por
venir exige altura de miras y generosidad, a la par que hacer lo correcto. Pero
en lo concreto e inmediato, el análisis no puede llevarnos a la parálisis. La
ciudad de Huelva debe resolver de una vez problemas históricos que condicionan
su desarrollo socio-económico y el modelo que cabe aplicar, como el de los
fosfoyesos, el del frontal de su ría hasta la Punta de El Sebo, el del
patrimonio inmobiliario en desuso que acumula ruina, el del patrimonio natural
que representan los cabezos, la sangría del pequeño comercio…A las formaciones
políticas que piden el voto cabe exigirles un pronunciamiento claro acerca de
estos asuntos claves, como parte de sus respectivas hojas de ruta para la
ciudad. A quien se presenta se le supone que tiene propuestas fundadas para
encarar sus principales problemas. A partir de ahí, será lo que la ciudadanía
quiera que sea.
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Escrito con fecha 19 de marzo de 2019 y publicado en (pp. 16-18):
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