En no pocos destinos (como en la provincial de Huelva[1]) los paisajes (habitualmente ligados a Espacios/Parques Naturales) son un elemento clave de su oferta turística y la calidad percibida de la misma. En ocasiones es un elemento que, per se, moviliza.
Se trata de paisajes antropizados,
es decir, transformados por el ser humano a través de la interacción que
mantiene con ellos: son paisajes que tienen gente, paisajes que producen,
paisajes gobernados, paisajes con patrimonio y paisajes visitados, siguiendo la
estructura de la agenda de investigación científica y de transferencia del
conocimiento del CISPAC (Centro de
Investigación Interuniversitario das Paisaxes Atlánticas Culturais),
formado por las tres universidades de la Comunidad Autónoma de Galicia, en
cuyas Jornadas de Presentación tuve la honra de participar recientemente[2], en concreto en el último de los campos citados; por tanto, en lo que al
binomio paisajes-turismo se refiere.
En lo que sigue, se
resumen algunas de las ideas y desafíos para el estudio de esos paisajes
visitados que coloqué encima de la mesa (a la postre aplicables a cualquier destino).
1.-Aunque no es un tema
nuevo en la literatura científica nacional e internacional, sí que ha ganado un
mayor interés durante la pandemia (turismo al aire libre, en espacios abiertos,
en la naturaleza, en grupos más pequeños, no masificado, el ecoturismo; veremos si estos cambios se consolidan) y ofrece numerosas
oportunidades para un abordaje multidisciplinar (particularmente, desde mi
óptica, en lo que respecta al papel del turismo en el desarrollo regional/rural).
El estudio de las implicaciones del referido binomio está lejos de haberse agotado,
con aplicación a los itinerarios culturales, los efectos del turismo de masas, la vertebración de una economía circular…; en suma, a la sostenibilidad (en
sentido amplio) de los territorios afectados, incluso, yendo más allá, de su
regeneración social y ambiental (turismo regenerativo).
2.-Como botones de
muestra, la literatura científica más reciente (últimos cinco años), se ha
centrado en aspectos clave como los que siguen (entre otros): sistemas sociales
y ecológicos; evaluación de impactos; resiliencia; conservación; preocupación
ambiental; valores; percepciones; cultura; comportamiento/actitudes del turista
y sus determinantes; gobernanza; experiencia turística; imágenes/promoción; biodiversidad;
sostenibilidad.
3.-Para generar
experiencias auténticas con centro en esos paisajes visitados, es imprescindible
integrar en su diseño a la gente que allí vive (las comunidades locales), el
patrimonio (no sólo el natural sino también el cultural, tanto material como
inmaterial, tangible como intangible) y los productos autóctonos ligados a ese
territorio. Esa combinación de las dimensiones del concepto de autenticidad (humana/social,
física/patrimonial y contextual, que incluye el paisaje), será la que dé lugar a productos únicos y diferenciados, generadores de valor económico a partir de
un concepto de turismo responsable social y ambientalmente. Recordemos que es la combinación de recursos la que conduce a obtener ventajas competitivas duraderas en el tiempo.
4.-Lo anterior pasa por
el establecimiento de un sistema de gobernanza del territorio que impulse un
modelo de desarrollo turístico basado en:
*Las 3 Ss: Sostenible
(consecuencia inevitable del cambio climático y de la aplicación de los principios de la economía
circular), Smart (inteligente, es decir, soportado en una lógica intensiva en
datos para entender mejor nuestros problemas y adoptar las mejores decisiones
posibles a partir de las soluciones que las nuevas tecnologías ponen a nuestro
alcance) y Seguro (como aprendizaje de la pandemia).
*Las 4 Ps, o Public-Private-People Partnerships, como
modelo de co-gobernanza que trasciende los tradicionales partenariados
público-privados (coordinación entre Administraciones públicas y la
colaboración de éstas con las organizaciones empresariales que operan en un
territorio determinado) y busca establecer mecanismos de integración de todos
los grupos concernidos y, en consecuencia, una gran alianza con la sociedad en
pro de un desarrollo turístico capaz de conciliar los intereses diversos
existentes, de abajo hacia arriba: gobernanza con la gente, no para la gente.
En esta línea, la integración de las comunidades anfitrionas en la toma de
decisiones es clave[3].
5.-Todo lo anterior pasa por fijar un propósito para esa gobernanza, en el que la prosperidad, no solamente económica, de las comunidades receptoras de los flujos turísticos debe situarse en el centro de una nueva métrica del éxito, más allá de los indicadores cuantitativos al uso. Poner el foco en la atracción de turistas que sintonicen con ese propósito es, también, fundamental. Hemos de ser proactivos en este esfuerzo colectivo: no todos interesan para formar parte del futuro que se desea alcanzar.
Corolario: Debemos convertirnos en arquitectos del futuro, no en sus víctimas. De forma análoga, debemos convertirnos en arquitectos del paisaje, no en víctimas de él. El Bosque de Oma, también conocido como el Bosque Pintado, en Euskadi, es un buen ejemplo[4].
[1] Ver Encuesta de Coyuntura Turística de Andalucía:
[3] Ver punto 10 del siguiente post:
https://alfonsovargassanchez.blogspot.com/2022/10/gobernanza-turistica-en-tiempos.html
[4] https://www.bosquedeoma.com/
(Post nº 425 en este blog)
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