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Bienvenido/a a este blog, que nace, con el año 2012, como vehículo para la transferencia y divulgación del conocimiento, particularmente en materia de turismo. Como complemento:

-He aquí el documento resultado de casi cinco años (2010 a 2014, 55 artículos) escribiendo cada mes en HECONOMIA, con análisis y propuestas para el turismo provincial: https://www.dropbox.com/s/oblyls2fi3tov7g/HEconomia_2010_2014_55_articulos.pdf?dl=0

-Los 12 artículos de la sección EL MURO del diario Huelva Información (año 2015): https://www.dropbox.com/s/sqlyhbqu1hc7if1/ElMuro_HI_2015.pdf?dl=0

-Y las múltiples colaboraciones en Hosteltur: https://www.hosteltur.com/comunidad/usuario/vargas

Además, en la siguiente URLs encontrará más, mucho más, sobre mi actividad académica (mi legado): https://padlet.com/alfonsovargassanchez/cvm56nauhvrhsnua

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martes, 10 de agosto de 2021

GOBERNANZA TURÍSTICA: ¿DESPOTISMO ILUSTRADO?

Políticos y técnicos en las Administraciones públicas, empresarios, profesionales, académicos…todos intentamos contribuir a encontrar las mejores opciones para favorecer el “mejor vivir” de nuestras respectivas comunidades, incluyendo el desarrollo del turismo como fuente de ese “mejor vivir”. Y hay que lograrlo de manera sostenible: este es el mensaje omnipresente.

La Organización Mundial del Turismo define el turismo sostenible como: “El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”. Yendo al aspecto que nos concierte en este post: ¿cuáles son las necesidades de esas comunidades anfitrionas, receptoras de los flujos turísticos? Cada uno de esos actores referenciados al principio ofrecerá su interpretación de las mismas, pero no se debería tratar de eso, sino de que los mismos protagonistas, los residentes en los destinos, tengan cauces permanentes y eficaces de participación en la gobernanza turística, no sólo para dejar constancia de esas necesidades, sino para influir en las decisiones que más directamente les afectan. Claramente, no me refiero a las encuestas, más o menos representativas, que se suelen hacer cuando se elabora alguno de los pomposos planes “estratégicos”, cada cierto número de años (normalmente como requisito de alguna convocatoria de subvención): eso es cubrir el expediente, no la solución.

En las estrategias y planes de sostenibilidad turística de los destinos es frecuente encontrar (ya lo era antes, pero ahora con más énfasis aún) referencias a la desconcentración de la oferta y su extensión a otros barrios (si hablamos de turismo urbano) o zonas alejadas de un litoral congestionado (potenciando un turismo de interior o rural como vía para combatir la despoblación de estas zonas). Esto tiene sentido, y puede tener resultados positivos desde el punto de vista de la gestión de los flujos turísticos, pero la cuestión que me intriga es si a quienes residen en un barrio sin tradición turística se les pregunta si quieren tener turismo, cuánto, de qué tipo y para hacer qué. O si a los residentes en un municipio de la España rural que no están habituados a los turistas, se les pregunta si quieren recibirlos y están dispuestos a acogerlos con una sonrisa en el rostro, y a cuántos, de qué tipo y para hacer qué.

Diría que, en el tiempo en que vivimos, la pretendida recuperación, transformación y resiliencia del turismo necesita, más que nunca, una gran alianza con la sociedad, es decir, con las comunidades locales. ¿Planificar el turismo para la gente (los residentes) pero sin la gente? Suena al despotismo ilustrado del siglo XVIII: “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Tan indiscutible como la satisfacción del turista debería ser la satisfacción del residente (que son quienes votan en las elecciones, dicho sea de paso), como parte de una nueva métrica del éxito que se centre en el referido “mejor vivir”. Por tanto, ¿cabe hablar de sostenibilidad social bajo ese esquema de “despotismo ilustrado”?

Pienso que deberíamos evolucionar hacia modelos de gobernanza basados en una colaboración ampliada, más allá de los tradicionales partenariados público-privados, esto es, entre las Administraciones públicas y las organizaciones empresariales. Es decir, hacia un modelo con cuatro Ps: public-private-people partnership. Aunque su articulación no sea tarea fácil, en una sociedad democrática no se debería marginar la participación directa de la ciudadanía. Los empresarios son muy importantes, pero no sólo ellos deben ser escuchados y tener influencia en la toma de decisiones: los equilibrios han de ser más amplios. Trabajar sobre estas 4Ps significa poner bases más sólidas para evitar la turismofobia que tan agudamente asomó en la pre-pandemia en no pocos destinos, con un modelo de gobernanza más complejo pero más integrador, transparente y, por tanto, más inteligente.

Más en: https://alfonsovargassanchez.blogspot.com/2020/06/el-turismo-se-hace-con-la-gente-por-que.html

(Post nº 378 en este blog)




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