“Dice el sabio
refranero español que después de la tempestad viene la calma; como también que
no hay mal que cien años dure. Para quienes gusten de algo enraizado en la
ciencia, les diré que ésta nos muestra que hay una relación muy estrecha entre
caos y orden, tanto que el uno conduce al otro siguiendo un proceso que no
tiene fin; por tanto, el caos en el que estamos instalados por mor del covid-19
no es sino la antesala de un nuevo orden en el que volveremos a viajar y en el que
el sector turístico puede salir fortalecido. Habrá un antes y un después, así
lo creo, como también que en este tránsito, desde la humildad, sabremos
aprender y mejorar, tanto individual como colectivamente.
El buenismo nos
hace acríticos y débiles, pero el optimismo fundado nos activa e inyecta
energía. Y la buena noticia es que hay razones para el optimismo. El sector
está reaccionando con manifestaciones encomiables de ciudadanía corporativa y
con más unión. Podrían ponerse muchos ejemplos, pero me quedo con la solidaridad
demostrada, que además de servir para ayudar a la comunidad de la que formamos
parte, contribuye a construir organizaciones sobre la base de valores que
refuerzan el vínculo con clientes y empleados. Hay, pues, razones para la
esperanza, para no caer en el fatalismo: no debemos olvidar que, si bien el
entorno nos condiciona, nosotros, con nuestras decisiones y acciones, también
podemos alterar ese entorno: es nuestro margen de maniobra. Somos producto pero,
a la vez, también productores del mismo, tengámoslo presente. En los momentos
más difíciles es cuando los liderazgos de talla muestran su verdadero alcance,
y ha quedado patente que haberlos haylos.”
Estos dos
párrafos (y el título) están tomados de mi humilde contribución al segundo
número de “Blue Horizon”, boletín de noticias positivas e inspiradoras
vinculadas al turismo, disponible a través del siguiente enlace:
Vaya por delante
mi agradecimiento y felicitación al equipo de The Blueroom Project por esta
iniciativa porque, quiero insistir en ello, es importante no caer en el
fatalismo, pese a habernos quedado, temporalmente, sin turistas. La presión por la supervivencia que
sufren las empresas es muy grande, pero aún no hay que dar por perdida la
campaña de verano, aun sabiendo que la demanda será más limitada.
Algunos informes, quizás por el apresuramiento del momento, pueden, sin quererlo, transmitir
un mensaje no deseado. Por ejemplo, el Especial Covid-19 del Barómetro de
Empresas que elabora Deloitte (disponible aquí), cuyo trabajo de campo fue
realizado entre el 23 al 26 de marzo de 2020 con un panel de 207 empresas con
sede en España, revela lo siguiente con relación al sector Hostelería/Turismo:
-A la pregunta de
cómo ha afectado la actual crisis sanitaria a su producción/facturación durante
el primer trimestre de 2020, el 40% declara un incremento y el 60% una reducción.
-A la pregunta de
si monitoriza los casos positivos de COVID-19 entre sus profesionales, sólo el
60% respondió afirmativamente (la media de todos los sectores fue del 76%).
-A la pregunta de
cuándo considera que se producirá la recuperación de los ingresos por turismo, el
68% entiende que será en 2021, mayormente en el primer semestre (45%).
Independientemente
de que los dos resultados referidos en primer lugar llamen la atención, el
principal aspecto a subrayar respecto del tercero es que no se clarifica qué se
entiende por recuperación. Si por tal se quiere expresar volver a los niveles
de ingresos pre-crisis, es muy verosímil que con 3-4 meses perdidos este año, es decir,
sin actividad alguna, no se puedan alcanzar los niveles de ingresos de 2019.
Esto ya está por descontado. Pero lo que no cabe inferir es que el año 2020 ya
está perdido por completo. Ese es el riesgo de una inadecuada interpretación
que agudice el lógico desaliento reinante. Ni el buenismo ni el “malismo”
(permítame la expresión), ni la inocencia ni el derrotismo; lo único que nos
vale es el equilibrio del realismo, siendo conscientes de las dificultades pero
también de las posibilidades de recuperación que aún caben.
Que se reclame en
ese informe la “reducción de la dependencia del turismo sobre la actividad
económica de España” es razonable, pero, por si acaso, también debería
explicarse bien: no por una merma de la actividad turística, sino por la
potenciación de otros sectores que contribuyan a reactivar un país que ha ido
perdiendo peso en industrias manufactureras que, ahora, echamos de menos.
Téngase presente que el peso del sector Hostelería/Turismo en el conjunto de panelistas
participantes en este barómetro es de sólo el 4%.
Por último, como
una muestra más del compromiso de la comunidad académica de investigadores y
docentes en turismo a escala global, en el día de hoy se ha puesto a disposición
de quienes puedan estar interesados, principalmente los gestores públicos y
privados del turismo, el documento “Initial TRINET Responses to COVID-19
Tourism”, al que puede accederse a través de los siguientes enlaces:
-En inglés:
http://tiny.cc/TrinetCrisisRecovery
P.D.: Post nº 304 de este blog.
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