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Bienvenido/a a este blog, que nace, con el año 2012, como vehículo para la transferencia y divulgación del conocimiento, particularmente en materia de turismo. Como complemento:
-He aquí el documento resultado de casi cinco años (2010 a 2014, 55 artículos) escribiendo cada mes en HECONOMIA, con análisis y propuestas para el turismo provincial: https://www.dropbox.com/s/oblyls2fi3tov7g/HEconomia_2010_2014_55_articulos.pdf?dl=0
-Los 12 artículos de la sección EL MURO del diario Huelva Información (año 2015): https://www.dropbox.com/s/sqlyhbqu1hc7if1/ElMuro_HI_2015.pdf?dl=0
-Y las múltiples colaboraciones en Hosteltur: https://www.hosteltur.com/comunidad/usuario/vargas
Además, en la siguiente URLs encontrará más, mucho más, sobre mi actividad académica (mi legado): https://padlet.com/alfonsovargassanchez/cvm56nauhvrhsnua
Y lo más importante: ¿aún no conoce Huelva? Descúbrala en el siguiente enlace y en la presentación que sigue: http://www.turismohuelva.org - https://www.dropbox.com/s/8ada1ku91qtoknc/AunNoConocesHuelva.pps?dl=0
jueves, 19 de diciembre de 2013
¿QUIERE SABER MÁS SOBRE LA SITUACIÓN DEL TURISMO EN LA PROVINCIA DE HUELVA? HE AQUÍ UN RESUMEN
lunes, 21 de octubre de 2013
EL TURISMO EN LA PROVINCIA DE HUELVA: DE DÓNDE VENIMOS, DÓNDE ESTAMOS Y ¿HACIA DÓNDE QUEREMOS IR?
Si desea descargarse el libro completo, pulse AQUÍ.
Esta obra ha sido realizada y costeada íntegramente por su autor, y puesta a disposición de quien desee hacer uso de ella de forma gratuita. El único retorno posible y buscado es el de su utilidad social, ya que en el ámbito académico no generará rédito alguno (hoy, este tipo de publicaciones no cuentan dentro de nuestro sistema: así son las cosas). El único ruego es que sea citada adecuadamente cuando se haga uso de ella.
Me gustaría y le agradecería, Sr./Sra. lector/a, conocer sus comentarios, críticas, preguntas, sugerencias…No dude en expresarlos más abajo o en hacérmelos llegar a: vargas@uhu.es
ÍNDICE POR CAPÍTULOS (disponibles para su descarga)
1.-AGRADECIMIENTOS, ÍNDICE DETALLADO, PRÓLOGO E INTRODUCCIÓN
2.-DE DÓNDE VENIMOS
3.-DÓNDE ESTAMOS
4.-¿HACIA DÓNDE QUEREMOS IR?
5.-SÍNTESIS Y CONCLUSIONES
6.-REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
7.-APÉNDICE: HITOS FUNDAMENTALES EN EL DESARROLLO DEL TURISMO EN HUELVA. CRONOLOGÍA
8.-ANEXOS ESTADÍSTICOS
9.-RESUMEN EJECUTIVO
---
También disponible en:
http://alfonsovargassanchez.wix.com/geidetur#!support/c1aoj
http://rabida.uhu.es/dspace/handle/10272/7209
y
https://es.scribd.com/doc/263121264/EL-TURISMO-EN-LA-PROVINCIA-DE-HUELVA-DE-DONDE-VENIMOS-DONDE-ESTAMOS-Y-HACIA-DONDE-QUEREMOS-IR
lunes, 15 de diciembre de 2014
A HUELVA SE LE HA APAGADO LA LUZ
martes, 21 de septiembre de 2021
CON MOTIVO DEL DÍA MUNDIAL DEL TURISMO 2021: CONVERSACIONES SOBRE ECONOMÍA CIRCULAR
Conviene recordar que, desde 1980, cada 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, una fecha elegida por la Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo (OMT) en recuerdo de la aprobación de los Estatutos de la OMT el 27 de septiembre de 1970. Fue instituida con la finalidad de ayudar a concienciar a la comunidad internacional acerca de la importancia del turismo, tanto como para haber merecido la creación de una Agencia especializada por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), radicada (esperemos que siga estándolo) en Madrid.
Junto a 2020, 2021 es el año de la pandemia de la COVID-19, global, sí, pero teniendo en cuenta que, a la hora de valorar sus impactos económicos y sociales, la geografía importa. Aquellas partes del mundo menos desarrolladas y, por tanto, con menor capacidad de respuesta para proteger a sus gentes y a su tejido productivo, han sido las azotadas con más fuerza, y por ello es justo hacer una llamada a la solidaridad y en favor de un “turismo para un crecimiento inclusivo”, como reza el lema de este año.
Una de las consecuencias de la pandemia que aún padecemos ha sido la aceleración de determinadas tendencias que ya venían transformando el turismo, como la relacionada con la sostenibilidad ambiental al calor de los esfuerzos por la mitigación de los efectos del cambio climático y de la presión sobre el medio natural que ocasiona el sobreturismo. La pandemia ha hecho que la causa de la eco-sostenibilidad haya ganado un nuevo impulso y propiciado un entorno institucional en el que la aplicación de los principios de la economía circular, también a una industria de servicios como la turística, se ha convertido en una pieza clave en una estrategia que desde la Unión Europea se transpone a sus Estados miembros y se desarrolla a nivel regional y de destinos.
Para no quedarnos atrás, es fundamental entender en qué consiste la economía circular aplicada al turismo y qué podemos hacer para avanzar en su aplicación. Con esta finalidad, en lo que sigue, a remedo del estilo Socrático, se presenta un diálogo imaginario, con preguntas y respuestas, entre una alumna (A) y su profesor (P). Sus nombres son Amanda y Pedro, respectivamente.
(A) Profesor, a lo largo de mis estudios en turismo he oído hablar mucho de sostenibilidad, especialmente ambiental. También durante mis prácticas en un hotel he comprobado que no se trata sólo de teoría. Sabemos que el turismo (particularmente el masivo) puede tener un impacto muy perjudicial sobre el medio natural y que hemos de minimizarlo en la mayor medida posible, pero no estoy segura si he entendido bien el concepto de la economía circular, con el que sólo recientemente he empezado a familiarizarme. Tiene que ver con el reciclaje de los residuos y evitar arrojarlos en vertederos, ¿verdad?
(P) Como has podido comprobar, el turismo, pese a ser una industria sin chimeneas, no es una actividad neutra desde el punto de vista ambiental: la masificación y los comportamientos irresponsables pueden dañar el medio natural (particularmente aquellos más frágiles), consume recursos de todo tipo (algunos cada vez más escasos en muchas zonas, como el agua), provoca emisiones de CO2 (sobre todo en el transporte de los turistas hasta y desde sus destinos; un estudio de la Universidad de Sydney atribuye al turismo el 10% del total), genera gran cantidad de residuos (como los alimentarios, que se estima pueden representar más de la mitad de los desechos del sector hostelero), etc. Y aquí enlazo específicamente con tu pregunta: el reciclaje de los residuos es una respuesta reactiva. A lo que deberíamos aspirar es a no generar residuos: en eso consiste en realidad la economía circular. Reciclar es la alternativa secundaria para abordar el problema de los residuos: la primaria es no generarlos.
(A) Ya veo, estaba confundiendo una parte con el todo: el reciclaje forma parte de la economía circular, pero ésta es mucho más que reciclar. ¿Qué más podemos hacer para evitar la generación de residuos?
(P) Fíjate, Amanda, que al reciclar lo que estamos haciendo es dar una nueva vida (diferente) a algo que desechábamos porque creíamos inservible. Esta es una idea muy importante, la de mantener en la economía los productos/materiales/recursos durante el mayor tiempo posible. Así, además de evitar el problema ambiental derivado de su vertido, reducimos la presión sobre las materias primas que obtenemos de la naturaleza y minimizamos la generación de residuos. Esa misma idea es la que subyace cuando reparamos, restauramos, recuperamos, reutilizamos, remanufacturamos algo: le damos una nueva vida y lo mantenemos en el ciclo económico. Reviven…para lo cual la generación de nuevo conocimiento, es decir, la I+D+i, es clave. Si tienes curiosidad, entre en el sitio “goCircular Radar”, que agrupa a todas las startups españolas del sector de la economía circular: https://radar.thecircularlab.com/conoce-startups/
(A) Me queda claro que entre las industrias del futuro se encuentra la de las soluciones para la economía circular. Ahora bien, ¿es casualidad que todo empiece por R?
(P) Será por aquello de revivir…Los principios de la economía circular se han simbolizado en una serie de Rs. Primero fueron tres: reducir, reutilizar y reciclar. Luego se fueron añadiendo algunas más, como las que hemos mencionado y otras como el rediseño, es decir, la acción de repensar el diseño de los productos para que estos alarguen su vida útil y sean más fácilmente reciclables. Pero más allá de las Rs, que ayudan a retener ideas importantes para ser más sostenibles, la transición hacia una economía circular exige nuevos patrones de producción y consumo, cambios en los modelos de negocio de las empresas…es más complejo.
(A) Producción y consumo responsables, como dice el ODS número 12, ¿cierto?
(P) Bien visto. Ese es, precisamente, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas donde más claramente se puede observar la contribución de la economía circular. Es importante saber de dónde venimos, adónde vamos y porqué es necesario hacerlo, aunque implique algunos sacrificios. Venimos de una economía lineal que, soportada en la secuencia extraer-producir-consumir-tirar, se ha revelado como insostenible: hacíamos como si los recursos del planeta fueran infinitos, como si las emisiones de CO2 no tuvieran impacto en el clima…. Y ahora nos encontramos en los inicios de una transición hacia un modelo de economía circular como vía hacia la sostenibilidad. En la naturaleza, Amanda, el concepto de residuo no existe: lo que es un desecho para unos es un recurso que aprovechan otros. Esa es la circularidad que pretendemos trasladar a la economía en general y al sector turístico en particular. Es un cambio tan necesario como profundo, que llevará tiempo y en el que habrá que revertir inercias e intereses muy fuertes, así como remover obstáculos pesados. No todo será color de rosa, pero es el camino. Un camino que no somos los primeros en intentar recorrer: China lo inició antes.
(A) En este sentido que usted apunta, durante el tiempo de mis prácticas en un hotel de playa me di cuenta de lo importante que es concienciar al turista en estos temas ligados a la eco-sostenibilidad. El hotel hizo esfuerzos y tenía planes para reducir el consumo de agua, energía, plásticos…para generar menos residuos alimentarios y otros, para reutilizar todo lo posible, etc. Las inversiones y operaciones de las empresas son importantes, pero si los clientes no colaboran, por ejemplo, en la separación de residuos, no malgastando agua y electricidad, no arrojando basuras en la playa o donde sea, es imposible.
(P) Desde luego. Podríamos añadir hasta otra R: la de Re-educación. Este es un proceso que requiere, también, de la re-educación de la ciudadanía en su conjunto, porque con más o menos frecuencia, casi todos ejercemos como turistas en determinados momentos. Los gestores de empresas y destinos turísticos tienen que ayudar en esa tarea de información y sensibilización que bien señalas, que ha de incluir a clientes, empleados, proveedores y también a los residentes en el destino. El camino de la sostenibilidad se ha de recorrer conjuntamente, con la implicación de todas las partes con un papel que jugar, que han de estar alineadas y sumar, con especial referencia a las Administraciones públicas por su importancia en ésta y otras facetas.
(A) Como me gusta la literatura, sus palabras me han recordado, Profesor Pedro, un poema de Antonio Machado, ese en el que decía: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
(P) Pues sí, cada destino y cada empresa tiene que hacer su camino, trazar su plan, conforme a sus especificidades. Cada uno/a tendrá un punto de partida propio, con recursos y prioridades diferentes. Una gran cadena hotelera y un pequeño hotel independiente son realidades muy distintas, con posibilidades muy desiguales, como la pléyade de microempresas de servicios turísticos que también forman parte de una industria caracterizada por la diversidad de los actores que la integran. Precisamente por ello, sigue siendo necesario hacer pedagogía entre los empresarios y profesionales del sector. Lo del turismo circular, o la circularidad en el turismo, es algo muy reciente y es normal que aún no se entienda del todo bien o se haya llegado a percibir su alcance en sus justos términos.
(A) En este orden de cosas me surge una duda, Profesor. En el hotel en el que estuve invirtieron en dotar a todos los inodoros con cisternas de doble descarga, con idea de reducir el consumo de agua y recuperar la inversión con el ahorro en la factura correspondiente. ¿Es ésta una acción de economía circular?
(P) No. Reducir el consumo de agua o de energía es plausible desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental (y de la eficiencia y competitividad empresarial), pero no es per se una acción de economía circular, salvo que ese ahorro de agua provenga de la recirculación del agua de lluvia o de aguas grises (para limpieza de suelos, riego o baños), o que el ahorro de energía sea consecuencia del aprovechamiento de emisiones (como el vapor) o el reciclaje de residuos. Sustituir fuentes de energía fósiles por renovables (solar, eólica) es una acción loable para reducir la huella de carbono, pero no es una iniciativa circular. Eliminar el uso de botellas de plástico y de plásticos de un solo uso no biodegradables o reciclables es otra iniciativa verde, pero tampoco encaja, stricto sensu, en el concepto de economía circular.
(A) Me parece que a veces confundimos el fin (la sostenibilidad) con el medio para alcanzar ese fin (la economía circular en este caso).
(P) Una buena observación, Amanda. Recuerda que el concepto de economía circular implica que los recursos pueden obtenerse dentro de la economía, reduciendo el impacto ambiental al aumentar la reutilización y el reciclaje. Y para ello es fundamental que las empresas colaboren entre sí, no sólo dentro del propio sector turístico, sino con otros sectores con los que se interrelaciona, que son muchos: la agricultura, la industria de la alimentación y bebidas, la construcción, el sector textil, etc. Te empezará a sonar otro concepto: la simbiosis industrial.
(A) Entonces, si me plantearan elaborar un plan de acción para impulsar la circularidad en el turismo, ¿qué enfoque tendría que darle?
(P) Te diría que pienses en posibles acciones a tres niveles: a nivel de empresa o establecimiento turístico; a nivel de destino, es decir, en colaboración con otras empresas del sector; y en colaboración con empresas de otros sectores. Y siempre teniendo presente la importancia de medir: medir para gestionar y mejorar. Medir nuestros consumos, la cantidad y tipo de residuos, nuestra huella de carbono…
(A) ¿Podría ponerme algunos ejemplos?
(P) Por supuesto, pero esto alargaría mucho nuestra conversación de hoy. Si te parece te recomiendo algunas lecturas, para que te documentes primero, y nos emplazamos para continuar nuestra conversación otro día. ¿Te parece bien?
(A) Estoy deseando saber más, Profesor Pedro. Me he dado cuenta que éste es un tema de gran actualidad e importancia; de hecho, es una prioridad tanto a nivel de la Unión Europea como de España.
(P) Así es. Por eso, te sugiero que leas los documentos “España Circular 2030. Estrategia Española de Economía Circular” y “I Plan de Acción de Economía Circular 2021-2023”. Ambos los puedes descargar del siguiente enlace: https://www.miteco.gob.es/es/calidad-y-evaluacion-ambiental/temas/economia-circular/estrategia/
Verás que el turismo es uno de los sectores prioritarios.
A nivel de ejemplos, te interesará leer el “Informe sobre Economía Circular aplicada al turismo”, editado por SEGITTUR en 2019. Está disponible en: https://www.segittur.es/wp-content/uploads/2019/09/Informe-sobre-economi%CC%81a-circular-aplicada-al-turismo-ok.pdf
Y para que no dejes de practicar tu inglés te dejo las referencias de un par de artículos, que encontrarás en la biblioteca electrónica de la universidad. Si tuvieras alguna dificultad para localizarlos házmelo saber: su autor, el Prof. Vargas-Sánchez, es un buen amigo.
“The new face of the tourism industry under a circular economy”. Journal of Tourism Futures, Vol. 7, 2, 2021, pp. 203-208.
“The unavoidable disruption of the circular economy in tourism”. Worldwide Hospitality and Tourism Themes Journal, Vol. 10, 6, 2018, pp. 652-661.
(A) Muchas gracias. Me pongo a ello y le vuelvo a contactar para comentar mis progresos.
(P) Hasta pronto entonces. Espero reencontrarte con un interés renovado por ampliar tus conocimientos en esta materia. Estás haciendo lo correcto: formarse al respecto significa prepararse para un futuro que ya empezamos a tocar con la punta de los dedos. Como vía hacia la eco-sostenibilidad, la circularidad es considerada uno de los cambios globales que marcarán los procesos económicos, también en el turismo. Por ello, me permito dejarte una nota final para no salirnos del marco que el Día Mundial del Turismo 2021 quiere enfatizar: la economía circular debe ser regenerativa en lo ambiental e inclusiva en lo social (además de remuneradora en lo económico). Este doble propósito, medioambiental y social, está en las estrategias de las empresas pioneras para encarar el nuevo escenario post-pandemia.
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También en Hosteltur: https://www.hosteltur.com/comunidad/004823_con-motivo-del-dia-mundial-del-turismo-2021-conversaciones-sobre-economia-circular.html
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Algunos otros posts sobre economía circular en este blog:
UN AÑO PARA IMPULSAR LA ECONOMÍA CIRCULAR EN EL TURISMO
EL SECTOR DEL TURISMO EN UNA ECONOMÍA CIRCULAR
+
EL FUTURO DEL TURISMO SERÁ CIRCULAR O NO SERÁ
(Post nº 386 en este blog)
jueves, 9 de mayo de 2019
EJEMPLO DE LA NECESIDAD DE UN ENTE GESTOR DEL DESTINO
Año
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2008
|
2009
|
2010
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2011
|
2012
|
2013
|
2014
|
2015
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2016
|
2017
|
2018
|
2019
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Nº
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5
|
10
|
8
|
7
|
8
|
8
|
6
|
6
|
3 (*)
|
8
|
11
|
3
|
viernes, 16 de diciembre de 2022
POR QUÉ LAS COMUNIDADES LOCALES SON ESENCIALES PARA UN SANO DESARROLLO TURÍSTICO
En otras ocasiones me he referido a la necesidad de avanzar hacia un modelo de gobernanza turística que haga co-participes de la misma no sólo a Administraciones públicas y a organizaciones empresariales, sino también a las comunidades locales receptoras de los flujos turísticos. La coordinación entre las diferentes Administraciones públicas con incidencia en la actividad turística, así como la cooperación entre éstas y las organizaciones empresariales son, ciertamente, fundamentales para la generación de sinergias positivas. Sin embargo, no son los únicos agentes concernidos, de ahí que la llamada co-gobernanza deba incluir, para ser más eficaz y alcanzar los necesarios equilibrios entre intereses que pueden divergir, otros integrantes de este vasto sistema, singularmente las comunidades locales, es decir, los residentes en los destinos, a pesar de que, en la práctica, la identificación de las organizaciones que legítimamente les representan pueda añadir dificultades.
Podríamos extender este
discurso apoyándonos en el llamado modelo de la quíntuple hélice (Carayannis,
Thorsten & Campbell, 2012), que tiene su antecedente en la triple hélice de
Etzkowitz & Leydesdorff (1995) -que ya abogaban por el alineamiento entre
gobiernos, empresas y universidades para la creación de riqueza a través de la
generación de conocimiento y la innovación- y en la cuádruple hélice propuesta
por Carayannis & Campbell 2009)., que integra a la comunidad y su cultura (organizaciones
de la sociedad civil y personas individuales). En suma, se llama quíntuple
hélice a la interacción de cinco ejes o aspas: la universidad (hélice
educativa), la empresa (hélice económica), la administración pública (hélice
política), la comunidad (hélice social) y (he aquí la quinta) el medio ambiente
(o hélice medioambiental, imprescindible para la promoción del desarrollo
sostenible en la sociedad).
En este contexto, me
limitaré en este post a argumentar la importancia de la comunidad local para la
co-gobernanza de un destino turístico y a su trascendencia para hacer posible
un desarrollo sano de esta actividad económica, con implicaciones sociales y ambientales
que no pueden ser eludidas.
¿Por qué se produjeron, ya
antes de la pandemia, determinadas reacciones adversas que dieron lugar al fenómeno
conocido como turismofobia, que una vez los viajes han recuperado su pulso
normal (o casi) y la máquina del crecimiento se ha reactivado ha vuelto a
colocar este problema en el foco mediático y de los gestores de los destinos
que lo sufren como contrapunto a su éxito cuantitativo? Podríamos referirnos a
tecnicismos como la capacidad de carga y su desbordamiento en determinados
núcleos (urbanos, rurales, de playa o del tipo que sea), la gentrificación de
centros históricos, etc., pero, dicho con palabras más llanas, el problema se
genera cuando quienes allí residen de manera permanente empiezan a sentir que
la fricción con los turistas perturba y perjudica en exceso sus vidas,
comenzando a percibir incompatibilidad con ellos y que los efectos negativos
superan a los positivos (lo que se conoce como el intercambio social). Y cuando
nadie les pregunta, les escucha, les tiene en cuenta, cuando se toman
decisiones que afectan severamente a sus vidas sin contar con ellos, la gente
empieza a manifestarse contra el turismo, cuando en realidad el problema no es
el turismo (no olvidemos que, generalizando, a todos nos gusta ejercer, y
ejercemos, de turistas de vez en cuando, sin querer renunciar a ello), sino la gestión que se hace del
mismo, la gobernanza turística.
La primera derivada es,
pues, clara: las comunidades de acogida tienen que incorporarse a esa referida
co-gobernanza, con voz, es decir, a través de cauces estables de participación
ciudadana, y también con voto en aquellos asuntos más trascendentes desde el
punto de vista del impacto potencial en sus vidas (por ejemplo, la regulación
de las viviendas y apartamentos con fines turísticos, un botón de muestra de la
necesidad de evitar el intento imposible de mezclar agua y aceite). ¿Sería
aceptable lo contrario en una democracia madura?
En segundo término, el
turismo no se entiende hoy en día si no es desde su faceta experiencial. Más
que hablar de productos, se habla de experiencias, que hemos de intentar que sean
memorables para que sean compartidas y el turista se convierta en nuestro mejor
altavoz y prescriptor, promocionándonos gratis. A su vez, un determinante clave
de ese carácter memorable es la autenticidad de la experiencia, y esa
autenticidad depende mucho (sin perjuicio de otras dimensiones de la misma) de
la interacción con la población local: su dimensión social es clave. Por eso
también lo es que esas personas sean, se sientan, co-participes del desarrollo
turístico de su comunidad, conforme a un modelo que ellos también contribuyeron
a co-decidir y están contribuyendo a co-crear. Un destino es un territorio
donde vive gente, que produce (productos alimentarios, artesanales o de otro
tipo que le confieren una singularidad), con un patrimonio (material e
inmaterial) que muestra su identidad y su cultura, que es visitado (y que
necesita, por ello, de la definición de un modelo turístico que exprese la
aspiración colectiva de dicha comunidad) y que, finalmente, es gobernado. Es en
este último elemento en el que se pretende incidir, sabiendo que:
*un destino es hoy en día,
sobre todo, el sumatorio del conjunto de experiencias que se ofrecen al
visitante;
*la autenticidad de las
mismas es la que, en buena medida, las diferencia y hace posible que pueda
competir en valor más que en precio;
*para conseguirlo la
interacción con la comunidad de acogida es básica.
¿Cómo no incluirla,
entonces, en los mecanismos de gobernanza del destino? El turismo no se hace
sólo entre representantes políticos y representantes empresariales para la
gente, sino con la gente: para versus con, ahí está la gran diferencia. Aún se
encuentra uno con representantes de estas organizaciones que, con conceptos
trasnochados, ante planteamientos de este tipo espetan para contrariarlos
expresiones como: “¿y la gente qué sabe de turismo?; quienes saben son los empresarios,
y punto”. Este tipo de mentalidad, que aún existe a este nivel, sigue siendo un
factor limitante.
En tercer lugar, ahora
que tanto se habla de los destinos turísticos inteligentes, ligados a las
nuevas tecnologías y su capacidad para generar datos que facilitan una comprensión
más cabal de nuestros problemas y una toma de decisiones que permita alcanzar
mayores cotas de eficacia y eficiencia, no deberíamos olvidar la importancia
del recurso conocimiento en otro sentido: el conocimiento, a menudo tácito, que
atesoran las comunidades locales, frecuentemente las personas de más edad, con
el consiguiente riesgo de que ese conocimiento acerca de oficios, costumbres,
tradiciones…termine perdiéndose. Si esto ocurre, se estaría renunciando a parte
de la idiosincrasia, de la singularidad, de la autenticidad del territorio
objeto de la visita turística; se estaría dejando escapar un recurso valioso
con el que apuntalar esas experiencias memorables a las que nos venimos
refiriendo. No evitar esta pérdida sería muestra de una falta de inteligencia imperdonable,
y para evitarlo las comunidades locales tienen que estar presentes en la
gobernanza del destino.
En cuarto lugar, aparte
de ese caudal de conocimiento (que si es tácito debe hacerse explícito para que
pueda ser compartido y aplicado) y también de ideas, de iniciativas, de
creatividad que está en esas comunidades, que en modo alguno debe despreciarse,
no olvidemos, y la pandemia nos lo ha mostrado con meridiana claridad, que los
residentes también pueden ser turistas y/o excursionistas en sus propios
territorios. El trauma de la COVID-19 ha dejado patente cómo el sector
turístico (hotelería, restauración) han ayudado a la población a sobrellevar la
enfermedad y sus consecuencias, pero también es cierto que esa población ha
hecho posible que muchas de estas empresas pudieran seguir operando y lograran
sobrevivir: eran sus clientes, a veces los únicos. Incluso han redescubierto
sus propias ciudades y territorios más cercanos, volviendo su mirada e interés
hacia ellos aún después de ese periodo crítico. No deberíamos descuidar ese
mercado, fruto de lo aprendido.
En suma, no se trata de
gestionar un destino, sino de gestionar una comunidad, con residentes
permanentes y turistas o residentes temporales. El bienestar de ambos debe
colocarse en el centro de nuestra arquitectura estratégica y gobernanza. A
estas alturas del siglo XXI, cualquier modelo de desarrollo turístico que se
construya a la antigua usanza, o sea, de espaldas al bienestar de las
comunidades de acogida terminará fracasando. Los números (el crecimiento del
número de turistas y pernoctaciones y otros indicadores cuantitativos al uso)
pueden mostrar lo contrario a corto plazo, y suele haber mucho de miopía
cortoplacista en las decisiones políticas marcadas por los horizontes
electorales y en las empresariales más orientadas a la especulación, pero la
falta de apoyo de la población residente terminará siendo como un boomerang que
se nos volverá en contra y pondrá en riesgo la estabilidad que proporciona la turismofilia,
tanto más cuanto más dependientes seamos de la industria turística. Una sociedad volcada en el turismo tiene que ser una sociedad educada para el turismo: una ayuda, una indicación, un comentario, una sonrisa amable de alguien del lugar pueden marcar la diferencia. No demos todo esto por sentado.
Referencias
Carayannis, E.G.; Barth, T.D.; Campbell,
D.F.J. The Quintuple Helix innovation model: global warming as a challenge and
driver for innovation. Journal of
Innovation and Entrepreneurship, Vol. 1, No. 2, pp. 1-12, 2012.
Carayannis, E.G.; Campbell, D.F.J. ‘Mode 3’
and ‘Quadruple Helix’: toward a 21st century fractal innovation ecosystem. International Journal of Technology
Management, Vol. 46, No. 3/4, pp. 201-234, 2009.
Etzkowitz, H.; Leydesdorff, L. The Triple
Helix -- University-Industry-Government Relations: A Laboratory for Knowledge
Based Economic Development. EASST Review,
Vol. 14, No. 1, pp. 14-19, 1995.
(Post nº 432 en este blog)
martes, 16 de junio de 2020
EMPRESAS Y DESTINOS TURÍSTICOS EN LA NUEVA NORMALIDAD: ¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?
A continuación se reproduce el texto de esta píldora formativa:
Hola. Llegados a este punto, en la antesala de la llamada nueva normalidad ocasionada por esta pandemia que tanto ha trastocado nuestras vidas, parece un buen momento para recapitular lo que ha significado este periodo de estado de alarma y qué lecciones deberíamos haber aprendido. Sólo esta capacidad de aprendizaje y de interiorizar esas lecciones nos permitirá afrontar el nuevo tiempo con mayores garantías.
Cierto es que las empresas del sector aún están en una fase de lucha por su supervivencia, y esto es lo que, al cien por cien, ocupa y preocupa a empresarios y trabajadores. No puede ser de otra manera. No se trata, al menos aún, de reconstruir nada, sino de recuperar, de reactivar un sector de actividad que, aparte de ser fundamental desde el punto de vista de su peso en la economía y en el empleo, ha sido referencia en el mundo por su competitividad. No es necesario repetir cifras sobradamente conocidas, pero sí mostrar el apoyo a sus reivindicaciones (al nivel de otros países de nuestro entorno) para poder soportar, primero, el embate de un súbito e inédito cese de actividad obligado por la crisis sanitaria, y, ahora, las limitaciones de una recuperación que es incierta en intensidad y duración en la medida en que ha de producirse en co-existencia con este nuevo coronavirus, con un porcentaje muy bajo de la población inmunizada y aún sin vacuna y sin medicamentos específicos para combatir la enfermedad.
En este marco, diría que, en primer lugar, hay algunas lecciones de carácter general que deberíamos aprender, aplicables al campo que nos ocupa pero también más allá:
1.-La primera es la de la humildad. Humildad para reconocer cuán vulnerables seguimos siendo. Humildad para asumir que nuestra capacidad para controlar el resultado de nuestras decisiones y acciones es cada vez más limitada en un mundo crecientemente complejo donde todo está interconectado y, por tanto, todo es interdependiente a escala global: el efecto mariposa existe. Humildad para comprender que no podemos eliminar la incertidumbre, sino que hemos de vivir con ella, gestionándola.
2.-La segunda es la importancia de actuar con celeridad para minimizar los daños, tanto en vidas humanas como económicos, lo que exige tener a punto sistemas de alerta temprana y planes de contingencia. La improvisación es un lujo que no nos podemos permitir en situaciones de alto impacto y que requieren una respuesta urgente.
Pasando al plano estrictamente turístico, algunas lecciones merecerían también ser destacadas:
3.-En el orden que venimos siguiendo, la tercera sería la de aprender a vender seguridad, sanitaria y en general, una dimensión a la que no le dábamos tanta importancia en una parte del mundo desarrollado relativamente estable. De repente, nos hemos dado cuenta que, además de vender sol, playa, diversión, cultura, etc….hemos de vender seguridad, y no como algo coyuntural: crisis de este tipo pueden volver a producirse y, a partir de ahora, hay que estar preparados para afrontarlas. La industria del turismo se soporta, sobre todo, en la confianza para viajar, en la confianza en los mercados de destino, pero también en los de origen, por lo que la acción debe ser coordinada. La unidad refuerza el mensaje, la cual no se ha logrado suficientemente en el caso particular de los múltiples sellos o etiquetas de turismo seguro, a nivel sectorial y territorial, generando alguna confusión y reduciendo su impacto.
4.-La cuarta lección nos debe llevar a la convicción de que, ahora más que nunca, la solución no es sólo la promoción del turismo, sino la gestión del mismo. La promoción, para estimular la demanda, es condición necesaria, pero no suficiente si no hay toda una gestión detrás para adecuar los recursos y adaptar la oferta, para reforzar los mecanismos de cooperación en los destinos y en la cadena de valor turística, etc. Y dentro de ese etcétera no puede faltar la gestión de las crisis, que debe pasar a formar parte de las agendas de los responsables públicos y privados, especialmente a nivel de destino, con un enfoque más proactivo que reactivo.
Prueba de ello, y en el contexto particular que estamos viviendo, es fundamental entender las dinámicas que se dan en un sistema turístico. Este diagrama causal (minuto 5.30 del video) puede ayudar a entenderlas a nivel conceptual, con sus bucles de refuerzo (como los que se dan entre oferta y demanda, confianza y demanda, recesión y demanda) y sus bucles de equilibrio (como el de riesgo de rebrote y demanda). La conclusión es que es clave controlar el riesgo de rebrote, por su incidencia en el conjunto del sistema, lo que requeriría garantías sanitarias en origen y en destino al re-abrir las fronteras. Se entienden las urgencias, pero la precipitación no suele ser una buena consejera.
5.-La quinta lección es que la diversificación (del turismo y de la economía en general) aumenta la resiliencia del sistema. Más allá del sol y playa, el sector turístico acelerará su apuesta por la diversificación de oferta y mercados para seguir reduciendo su estacionalidad: hay buenos ejemplos de ello. A nivel de la economía en general, la necesaria apuesta por el desarrollo de otras actividades productivas (particularmente industriales) no es incompatible en absoluto con el mantenimiento de un sector turístico potente con las más altas cotas de competitividad en el panorama internacional. Este es un falso debate.
6.-La sexta lección es la de reforzar (si no recuperar) la centralidad de las personas en la arquitectura estratégica del turismo, con particular referencia a quienes residen en los destinos. Deberíamos interiorizar definitivamente que el turismo no se hace para la gente, sino con la gente. Las comunidades locales receptoras de los flujos turísticos deben ser parte activa en el proceso de recuperación, para lo cual los modelos de gobernanza deben evolucionar propiciando una gran alianza con la sociedad. Ahora la pregunta no sería tanto qué puede hacer el turismo por mí, sino qué puedo hacer yo por el turismo.
7.-En séptimo lugar, la pandemia ha acelerado cambios tecnológicos que ya estaban en marcha: digitalización, automatización de procesos, robotización…eliminando riesgos y aumentando la eficiencia. En suma, ver la tecnología y el conocimiento como aliados es una lección fundamental a aprender, porque la revolución tecnológica exponencial que se avecina, y más rápido de lo que solemos imaginar, va a cambiar sustancialmente el panorama del ocio y del turismo con la convergencia de tecnologías como la realidad aumentada, la realidad virtual, la inteligencia artificial, el Internet de las cosas, etc. Los destinos turísticos inteligentes ganarán un nuevo impulso para empezar a conocer los nuevos patrones de comportamiento del turista. En suma, estar a la vanguardia tecnológica, unida a una cultura innovadora, son claves para ganar el futuro, en tiempo de pandemia y más allá.
8.-Y finalmente, como corolario de todo lo anterior, estamos ante un antes y un después: el “business as usual” pre-coronavirus no va a volver, y no sólo por la pandemia, que pasará. En estas mismas fechas hemos conocido, por ejemplo, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030, la Estrategia Española de Economía Circular (España Circular 2030)…grandes referencias de un nuevo horizonte para el sector turístico en el que la causa de la sostenibilidad ambiental gana fuerza.
Tan sólo confiar, para concluir, que estas ideas hayan sido de alguna utilidad. Gracias por su atención y hasta otra oportunidad.