Bienvenida

¡GRACIAS POR SU INTERÉS!

Bienvenido/a a este blog, que nace, con el año 2012, como vehículo para la transferencia y divulgación del conocimiento, particularmente en materia de turismo. Como complemento:

-He aquí el documento resultado de casi cinco años (2010 a 2014, 55 artículos) escribiendo cada mes en HECONOMIA, con análisis y propuestas para el turismo provincial: https://www.dropbox.com/s/oblyls2fi3tov7g/HEconomia_2010_2014_55_articulos.pdf?dl=0

-Los 12 artículos de la sección EL MURO del diario Huelva Información (año 2015): https://www.dropbox.com/s/sqlyhbqu1hc7if1/ElMuro_HI_2015.pdf?dl=0

-Y las múltiples colaboraciones en Hosteltur: https://www.hosteltur.com/comunidad/usuario/vargas

Además, en la siguiente URLs encontrará más, mucho más, sobre mi actividad académica (mi legado): https://padlet.com/alfonsovargassanchez/cvm56nauhvrhsnua

Y lo más importante: ¿aún no conoce Huelva? Descúbrala en el siguiente enlace y en la presentación que sigue: http://www.turismohuelva.org - https://www.dropbox.com/s/8ada1ku91qtoknc/AunNoConocesHuelva.pps?dl=0

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jueves, 19 de diciembre de 2013

¿QUIERE SABER MÁS SOBRE LA SITUACIÓN DEL TURISMO EN LA PROVINCIA DE HUELVA? HE AQUÍ UN RESUMEN

EL TURISMO EN LA PROVINCIA DE HUELVA: DE DONDE VENIMOS, DONDE ESTAMOS Y ¿HACIA DÓNDE QUEREMOS IR?

A modo de “flashes”, se sintetizan algunos puntos de especial relieve en esta obra, recientemente publicada, que puede encontrarse en: http://alfonsovargassanchez.blogspot.com.es/2013/10/el-turismo-en-la-provincia-de-huelva-de.html
-El modelo turístico de la provincia de Huelva fue descrito por Aurioles et al. (2005) de la siguiente manera, que en lo sustancial sigue siendo válida hoy:
-Muy concentrado en el mercado nacional, procedente en su mayoría de Andalucía[1]; por tanto, por un sector caracterizado por la estrechez de su mercado.
-Muy estacional (turismo vacacional de verano).
-Con un acusado porcentaje de turistas que eligen fórmulas de alojamiento alternativas al hotelero.
-Con un fuerte peso de la vivienda en propiedad y un desarrollo inmobiliario dirigido fundamentalmente al mercado de segunda residencia o residencial turístico, lo que alimenta la estacionalidad.
-Con un destacado peso de los campamentos turísticos[2].
-Y con un gasto medio diario relativamente bajo, derivado de la referida preferencia por las fórmulas de alojamiento no hoteleras[3].
-Las estadísticas recientes (Junta de Andalucía -ECTA-, e INE -Encuesta de Ocupación Hotelera-, 2008-2012) revelan, desmontando algunos mitos, que:
-La provincia de Huelva ha ido perdiendo peso en la distribución porcentual de los turistas en Andalucía (excepto en el tercer trimestre, en el que se mantiene).
-Respecto a la media andaluza, aspectos como la restauración, el ocio/diversión, los paisajes/parques naturales, la seguridad ciudadana, la atención/trato, la limpieza y el patrimonio cultural son valorados significativa y continuamente por debajo;  sólo en las instalaciones para la práctica del golf la valoración es claramente favorable a la provincia de Huelva. Como resultado, el índice sintético de percepción es consistentemente inferior a la media, habiendo aumentado la distancia y, por tanto, empeorado su posición relativa[4].
            -La estacionalidad se ha agudizado, siendo mayor en el caso del turismo doméstico.
-No se aprecia una tendencia clara hacia un mayor peso del turismo extranjero. Con todo, los principales mercados emisores de los que se nutre la provincia son: Alemania, Gran Bretaña y Portugal. Especialmente preocupante es el desplome del turismo alemán.
-Las prioridades en infraestructura vendrán determinadas por el modelo turístico que se defina para la provincia. Tan sólo un dato para la reflexión: con el mismo número de turistas que hemos recibido durante la crisis (2008-2012), si se hubieran alcanzado el nivel de gasto y de estancia que la media andaluza, hubiéramos ingresado 1.514 millones de euros más, y eso depende, sobre todo, de nosotros, de la oferta que seamos capaces de presentar a ese contingente de turistas.
-La concreción de ese modelo debería ir pareja a la creación de un ente gestor del destino, que trascienda el modelo actual meramente centrado en la promoción. Esto es lo que la provincia necesita, principalmente, para consolidarse como destino turístico, es decir, unas bases sólidas, unas ideas claras acerca del tipo/s de turismo que desea atraer y la/s propuesta/s de valor diferencial que va a presentar a cada segmento del mercado, con base en nuestros recursos y capacidades. Una amplia visión compartida a largo plazo y una estrategia (plan) que permita avanzar conforme a una hoja de ruta, flexible, revisable, pero que provea orientación: saber qué buscamos y porqué hacemos lo que hacemos en cada momento, en cada circunstancia.
-Sobre esta base, debe activar, coordinadamente, todos los resortes disponibles, sobre todo aquellos relacionados con el conocimiento y la innovación.
-En una fase posterior, plantear la creación de un ente gestor de la marca e imagen de Huelva, del que el turismo formaría parte.
-La provincia cuenta con muchos recursos pero con pocos atractores, es decir, productos con capacidad para inclinar su decisión de compra y movilizar al turista. Debe dar prioridad e esos atractores[5]. Con todo, el deterioro de algunos recursos clave como las playas de ciertos enclaves resulta altamente preocupante.
-Según una encuesta en línea realizada “ex profeso” para este trabajo, la gastronomía ha sido señalada como el factor que debería constituir el eje principal de la promoción turística de la ciudad de Huelva.
-Dicha encuesta apunta los principales elementos atrayentes y disuasorios de la provincia, así como su dimensión más diferenciadora: la ambiental. Los sintetizamos en tres grandes vectores:

ATRIBUTOS MÁS ATRAYENTES
ATRIBUTOS MÁS DISUASORIOS
Naturaleza-clima
Transporte-comunicaciones
Gastronomía
Cultura-ocio
Gentes (hospitalidad, formas de vida)
Otros servicios públicos

-“Huelva la Luz” sigue sin desarrollar una dimensión que la aproxime al segmento del turismo cultural, primando el binomio naturaleza-salud, que fácilmente puede asociarse al concepto de turismo activo. El perfil que evoca la marca se encuentra, pues, estabilizado en torno a los anclajes referidos, sin haber experimentado una evolución significativa.
-A lo largo de estos años “Huelva la Luz” ha ido ganando aceptación y reconocimiento entre la propia comunidad local. No obstante, se constata que la marca gusta más entre los residentes que entre los no residentes.
-Se reafirma que el nivel de desarrollo turístico percibido es aun relativamente bajo (sobre todo entre los residentes), a la par que un fuerte grado de eco-centrismo (aún mayor entre los no residentes).
-El turismo no es sólo una actividad económica con potencial para ser intensiva en mano de obra, sino que puede serlo también en conocimiento de alto nivel de cualificación, ligado a áreas (sin excluir otras) cómo las que fueron identificadas en los trabajos iniciales para el desarrollo de la marca “Huelva la Luz”, que deberían retomarse desde una estructura estable de colaboración entre la Universidad de Huelva y los agentes públicos y privados del sector, a través de un Centro de Estrategia Turística.
-Se propone un modelo para la gestión del destino basado en INductores y RESultados, denominado IN-RES-TUR: FAS (Factores, Atractores y Sistemas de apoyo) + M (Mercado-segmentos de clientes)+ 4P’s (mezcla de marketing tradicional)+ 4 C’s (marketing digital) = competitividad + calidad de vida. También un cuadro de mando integrado por un conjunto de indicadores, con información relevante para el control estratégico y la toma de decisiones.
-Y una  reflexión final: poseemos algunos datos sobre lo que piensan quienes nos visitan, pero nada sabemos acerca de quienes no vienen. ¿No haría falta más y mejor información para tomar decisiones con mayor fundamento? Exacto, estimado/a lector/a: el observatorio que nunca existió…Promocionar el destino sin esta base y la que proporciona una gestión integral del mismo da lugar a un riesgo muy grave: el que las expectativas del turista no se vean satisfechas.
Aquí me despido. Gracias a quienes me han leído durante estos años, coincidan o no con mis planteamientos.
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Publicado en HEconomía el 17/12/13.


[1] Seguida en importancia, aunque a bastante distancia, por la Comunidad de Madrid.

[2] Aunque ha decrecido en los últimos años.

[3] La estancia media también es sensiblemente inferior a la media andaluza, excepto en el tercer trimestre.

[4] Respecto a Cádiz, que podría considerarse la referencia más directa, según el dato anual de 2012 (último disponible) la brecha, que solía ser mínima, se ha agrandado hasta las seis décimas, tomando dicho índice un valor de 8,1 en la  provincia gaditana frente al 7,5 de la onubense. Los datos trimestrales de 2012 siguen refrendando la ampliación de esa desventaja relativa de Huelva (ver ECTA).

[5] Quizás el más claro sea Doñana, sin menoscabo de otros que también han sido referidos en la obra.

lunes, 21 de octubre de 2013

EL TURISMO EN LA PROVINCIA DE HUELVA: DE DÓNDE VENIMOS, DÓNDE ESTAMOS Y ¿HACIA DÓNDE QUEREMOS IR?


Si desea descargarse el libro completo, pulse AQUÍ.

NOTA ACLARATORIA.
Esta obra ha sido realizada y costeada íntegramente por su autor, y puesta a disposición de quien desee hacer uso de ella de forma gratuita. El único retorno posible y buscado es el de su utilidad social, ya que en el ámbito académico no generará rédito alguno (hoy, este tipo de publicaciones no cuentan dentro de nuestro sistema: así son las cosas). El único ruego es que sea citada adecuadamente cuando se haga uso de ella.
No he acudido a ninguna editorial ni a ningún patrocinador local: consideré desde el principio que sería una pérdida de tiempo, y no sólo por la crisis. He dejado de creer en este tipo de sueños. En realidad en casi todos: el de ver el turismo convertido en una realidad floreciente en mi tierra es de los muy pocos que aún me quedan, transformado en lo que hoy empieza a conocerse como un destino turístico inteligente.
Me gustaría y le agradecería, Sr./Sra. lector/a, conocer sus comentarios, críticas, preguntas, sugerencias…No dude en expresarlos más abajo o en hacérmelos llegar a: vargas@uhu.es

ÍNDICE POR CAPÍTULOS (disponibles para su descarga)

1.-AGRADECIMIENTOS, ÍNDICE DETALLADO, PRÓLOGO E INTRODUCCIÓN

2.-DE DÓNDE VENIMOS

3.-DÓNDE ESTAMOS

4.-¿HACIA DÓNDE QUEREMOS IR?

5.-SÍNTESIS Y CONCLUSIONES

6.-REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

7.-APÉNDICE: HITOS FUNDAMENTALES EN EL DESARROLLO DEL TURISMO EN HUELVA. CRONOLOGÍA

8.-ANEXOS ESTADÍSTICOS

9.-RESUMEN EJECUTIVO

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También disponible en: 

http://alfonsovargassanchez.wix.com/geidetur#!support/c1aoj

http://rabida.uhu.es/dspace/handle/10272/7209
y
https://es.scribd.com/doc/263121264/EL-TURISMO-EN-LA-PROVINCIA-DE-HUELVA-DE-DONDE-VENIMOS-DONDE-ESTAMOS-Y-HACIA-DONDE-QUEREMOS-IR


lunes, 15 de diciembre de 2014

A HUELVA SE LE HA APAGADO LA LUZ

Los hechos recientes con relación a empresas industriales señeras durante décadas y las frías cifras (del desempleo, de la evolución del turismo, etc.) muestran que la economía provincial va contra corriente: sigue cayendo cada vez más peligrosamente, sin verse arrastrada por el tímido ciclo alcista que se ha iniciado a nivel andaluz y español. Veremos hasta donde llega esa recuperación (no soy muy optimista al respecto), pero hoy por hoy la realidad es esa: el oro rojo de la fresa ya no es lo que era (aunque otras berries se abren paso con éxito en los mercados internacionales), la industria agroalimentaria (con la introducción de los productos de cuarta y quinta gama) no arranca, la pesca es cada vez más residual,  la industria química básica y actividades complementarias sigue contrayéndose y cerrando factorías (con el problema eterno de los fosfoyesos sin resolver), el ajuste en el sistema financiero no ha tocado fondo, el turismo retrocede mientras experimenta un boom espectacular en Andalucía y España en su conjunto, el comercio pasa por dificultades enormes ante la falta de capacidad de compra que trae consigo todo lo anterior, el Parque Científico y Tecnológico está en la UCI y el Parque Huelva Empresarial no ha cumplido ni mucho menos con sus expectativas. La única esperanza tangible de reactivación viene de la minería (lo demás está por ver), después de muchas zozobras y dilaciones, que hemos de gestionar con inteligencia para que no se convierta, otra vez, en un monocultivo con fechas de caducidad, sino en un foco que irradie diversificación.
En suma, ¿de qué vamos a vivir en el futuro? Los jóvenes más preparados y dispuestos a salir de su zona de confort se marchan fuera, siendo que esta convicción y disposición las noto más día a día en los universitarios con los que tengo el privilegio de trabajar. O sea, que además de todo lo anterior, el talento se nos está yendo por incapacidad de ofrecer unas razonables expectativas de desarrollo profesional. La brecha entre la Huelva oficial y la Huelva real es enorme, y el círculo vicioso se retroalimenta.
Y no salimos de las promesas incumplidas y los mantras de siempre, con las carencias de infraestructuras de transporte y comunicaciones como principal exponente: la búsqueda del enemigo exterior como barrera al aprendizaje (sin un atisbo de autocrítica) es un fenómeno bien estudiado. No digo que no sean justas estas reivindicaciones, sino que mientras se materializan o no (más bien será que no o muy tarde por nuestra falta de peso político allí donde se toman las decisiones importantes) hemos de hacer algo para salir de la depresión y parar la sangría que padecemos.
Para ello, necesitamos de nuevas voces, de nuevas conversaciones, de nuevas perspectivas, de nuevas pasiones, de experimentar nuevas alternativas. ¿No tiene la impresión, estimado/a lector/a que siempre son los mismos, hablando de lo mismo, dando vueltas a lo mismo, con los mismos mensajes y sin progresar nada? Hemos de romper ese círculo estéril para inyectar aire fresco, nuevas ideas, nuevos bríos, y eso pasa por la renovación, que bien hecha no significa despreciar la experiencia, bien al contrario. 
No quisiera terminar sin una referencia al turismo, que es el tema de futuro que más me ocupa. Ahí el símil del apagón de luz es aún más palpable, porque hasta nos hemos quedado sin marca turística que nos identifique y, por tanto, nos ayude a diferenciarnos en un mercado hipercompetitivo: “Huelva la luz”, la luz de tantas cosas tal y como fue concebida, ya pasó a la historia. Quienes tienen la responsabilidad de promocionar el destino así lo han decidido. Y he de reconocer que me equivoqué en mi vaticinio sobre 2014: pensaba que la corriente nos iba a arrastrar y que éste sería un mejor año, pero no lo será, y como onubense lo lamento.
Mis estudios indican que el futuro pasa por realizar cambios en la trama relacional del turismo provincial, con idea de mejorar las dinámicas del mismo. Así, el patrón de conectividad, el modelo de organización y de funcionamiento de nuestro sistema turístico habría de ser sustancialmente alterado.
Aparte de lo que reiteradamente se demanda desde el sector, es decir, de la mejora de su accesibilidad y movilidad interna (infraestructuras de transporte y comunicaciones) y de un esfuerzo comercial mayor, cabe añadir otras medidas que vendrían a revitalizarlo, sobre todo poner en marcha un ente gestor del destino que, aun incluyéndola, trascienda la mera promoción y que, como parte de su misión, lleve a cabo las actuaciones que se desgranan a continuación, con el apoyo de un Centro de Estrategia Turística que, desde la investigación científica, daría respuesta a las necesidades de estudio e información que en cada momento se requieran. Las resumimos en cuatro pilares:
1.-Una estrategia explícita a largo plazo, sabiendo lo que buscamos y por qué y para qué actuamos en un determinado sentido. Repensar lo que venimos haciendo a la luz de nuestra realidad particular y de las tendencias que marcan el turismo contemporáneo. Planificar, alejándonos de los impulsos asistemáticos. 
2.-Capacidad de organización para ejecutar y revisar periódicamente la hoja de ruta trazada, así como coordinar los esfuerzos de los actores implicados.
3.-Una actitud proactiva para inocular en los agentes del sector pautas de actuación fundamentales para incrementar nuestra competitividad (como el trabajo colaborativo, la inteligencia competitiva a partir de la monitorización de los mercados, la innovación en un sentido amplio -no sólo tecnológico-, etc.).
4.-Un apoyo permanente en los agentes del conocimiento.
Visto desde fuera, todo esto transmitiría una imagen de destino serio, organizado y que sabe lo que quiere; eso ayudaría a convencer a que inversores potenciales terminen siendo inversores reales, a que las potencialidades se transformen, progresivamente, en realidades; esas que generan empleo y mayor bienestar.
Pero todo esto, ahora, es inexistente (o casi). Y es ahí donde encontraremos respuestas a preguntas como: ¿qué nos está pasando?; ¿por qué no terminamos de arrancar, si tenemos mimbres para hacer un buen y competitivo cesto?
Hacer promoción sin gestionar el destino, sin ordenar la casa por dentro antes, seguirá significando que cuanto mayor sea ese esfuerzo promocional más fuerte será el boomerang que se nos vuelve en contra, porque las expectativas de quien nos visita se verán defraudadas. ¿Tan difícil es entender esto?
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Publicado en Huelva Información, 14/10/14, p. 10

(*) Y no he referido, por obvio, el colapso de la construcción, así como la delicada situación financiera de la universidad, a la que habría que prestar una mayor atención para saber de verdad por qué se ha llegado a la lamentable situación actual. Tampoco la ruina del Recre.

martes, 21 de septiembre de 2021

CON MOTIVO DEL DÍA MUNDIAL DEL TURISMO 2021: CONVERSACIONES SOBRE ECONOMÍA CIRCULAR

Conviene recordar que, desde 1980, cada 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, una fecha elegida por la Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo (OMT) en recuerdo de la aprobación de los Estatutos de la OMT el 27 de septiembre de 1970. Fue instituida con la finalidad de ayudar a concienciar a la comunidad internacional acerca de la importancia del turismo, tanto como para haber merecido la creación de una Agencia especializada por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), radicada (esperemos que siga estándolo) en Madrid.

Junto a 2020, 2021 es el año de la pandemia de la COVID-19, global, sí, pero teniendo en cuenta que, a la hora de valorar sus impactos económicos y sociales, la geografía importa. Aquellas partes del mundo menos desarrolladas y, por tanto, con menor capacidad de respuesta para proteger a sus gentes y a su tejido productivo, han sido las azotadas con más fuerza, y por ello es justo hacer una llamada a la solidaridad y en favor de un “turismo para un crecimiento inclusivo”, como reza el lema de este año.

Una de las consecuencias de la pandemia que aún padecemos ha sido la aceleración de determinadas tendencias que ya venían transformando el turismo, como la relacionada con la sostenibilidad ambiental al calor de los esfuerzos por la mitigación de los efectos del cambio climático y de la presión sobre el medio natural que ocasiona el sobreturismo. La pandemia ha hecho que la causa de la eco-sostenibilidad haya ganado un nuevo impulso y propiciado un entorno institucional en el que la aplicación de los principios de la economía circular, también a una industria de servicios como la turística, se ha convertido en una pieza clave en una estrategia que desde la Unión Europea se transpone a sus Estados miembros y se desarrolla a nivel regional y de destinos.

Para no quedarnos atrás, es fundamental entender en qué consiste la economía circular aplicada al turismo y qué podemos hacer para avanzar en su aplicación. Con esta finalidad, en lo que sigue, a remedo del estilo Socrático, se presenta un diálogo imaginario, con preguntas y respuestas, entre una alumna (A) y su profesor (P). Sus nombres son Amanda y Pedro, respectivamente.

(A) Profesor, a lo largo de mis estudios en turismo he oído hablar mucho de sostenibilidad, especialmente ambiental. También durante mis prácticas en un hotel he comprobado que no se trata sólo de teoría. Sabemos que el turismo (particularmente el masivo) puede tener un impacto muy perjudicial sobre el medio natural y que hemos de minimizarlo en la mayor medida posible, pero no estoy segura si he entendido bien el concepto de la economía circular, con el que sólo recientemente he empezado a familiarizarme. Tiene que ver con el reciclaje de los residuos y evitar arrojarlos en vertederos, ¿verdad?

(P) Como has podido comprobar, el turismo, pese a ser una industria sin chimeneas, no es una actividad neutra desde el punto de vista ambiental: la masificación y los comportamientos irresponsables pueden dañar el medio natural (particularmente aquellos más frágiles), consume recursos de todo tipo (algunos cada vez más escasos en muchas zonas, como el agua), provoca emisiones de CO2 (sobre todo en el transporte de los turistas hasta y desde sus destinos; un estudio de la Universidad de Sydney atribuye al turismo el 10% del total), genera gran cantidad de residuos (como los alimentarios, que se estima pueden representar más de la mitad de los desechos del sector hostelero), etc. Y aquí enlazo específicamente con tu pregunta: el reciclaje de los residuos es una respuesta reactiva. A lo que deberíamos aspirar es a no generar residuos: en eso consiste en realidad la economía circular. Reciclar es la alternativa secundaria para abordar el problema de los residuos: la primaria es no generarlos.

(A) Ya veo, estaba confundiendo una parte con el todo: el reciclaje forma parte de la economía circular, pero ésta es mucho más que reciclar. ¿Qué más podemos hacer para evitar la generación de residuos?

(P) Fíjate, Amanda, que al reciclar lo que estamos haciendo es dar una nueva vida (diferente) a algo que desechábamos porque creíamos inservible. Esta es una idea muy importante, la de mantener en la economía los productos/materiales/recursos durante el mayor tiempo posible. Así, además de evitar el problema ambiental derivado de su vertido, reducimos la presión sobre las materias primas que obtenemos de la naturaleza y minimizamos la generación de residuos. Esa misma idea es la que subyace cuando reparamos, restauramos, recuperamos, reutilizamos, remanufacturamos algo: le damos una nueva vida y lo mantenemos en el ciclo económico. Reviven…para lo cual la generación de nuevo conocimiento, es decir, la I+D+i, es clave. Si tienes curiosidad, entre en el sitio “goCircular Radar”, que agrupa a todas las startups españolas del sector de la economía circular: https://radar.thecircularlab.com/conoce-startups/

(A) Me queda claro que entre las industrias del futuro se encuentra la de las soluciones para la economía circular. Ahora bien, ¿es casualidad que todo empiece por R?

(P) Será por aquello de revivir…Los principios de la economía circular se han simbolizado en una serie de Rs. Primero fueron tres: reducir, reutilizar y reciclar. Luego se fueron añadiendo algunas más, como las que hemos mencionado y otras como el rediseño, es decir, la acción de repensar el diseño de los productos para que estos alarguen su vida útil y sean más fácilmente reciclables. Pero más allá de las Rs, que ayudan a retener ideas importantes para ser más sostenibles, la transición hacia una economía circular exige nuevos patrones de producción y consumo, cambios en los modelos de negocio de las empresas…es más complejo.

(A) Producción y consumo responsables, como dice el ODS número 12, ¿cierto?

(P) Bien visto. Ese es, precisamente, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas donde más claramente se puede observar la contribución de la economía circular. Es importante saber de dónde venimos, adónde vamos y porqué es necesario hacerlo, aunque implique algunos sacrificios. Venimos de una economía lineal que, soportada en la secuencia extraer-producir-consumir-tirar, se ha revelado como insostenible: hacíamos como si los recursos del planeta fueran infinitos, como si las emisiones de CO2 no tuvieran impacto en el clima…. Y ahora nos encontramos en los inicios de una transición hacia un modelo de economía circular como vía hacia la sostenibilidad. En la naturaleza, Amanda, el concepto de residuo no existe: lo que es un desecho para unos es un recurso que aprovechan otros. Esa es la circularidad que pretendemos trasladar a la economía en general y al sector turístico en particular. Es un cambio tan necesario como profundo, que llevará tiempo y en el que habrá que revertir inercias e intereses muy fuertes, así como remover obstáculos pesados. No todo será color de rosa, pero es el camino. Un camino que no somos los primeros en intentar recorrer: China lo inició antes.

(A) En este sentido que usted apunta, durante el tiempo de mis prácticas en un hotel de playa me di cuenta de lo importante que es concienciar al turista en estos temas ligados a la eco-sostenibilidad. El hotel hizo esfuerzos y tenía planes para reducir el consumo de agua, energía, plásticos…para generar menos residuos alimentarios y otros, para reutilizar todo lo posible, etc. Las inversiones y operaciones de las empresas son importantes, pero si los clientes no colaboran, por ejemplo, en la separación de residuos, no malgastando agua y electricidad, no arrojando basuras en la playa o donde sea, es imposible. 

(P) Desde luego. Podríamos añadir hasta otra R: la de Re-educación. Este es un proceso que requiere, también, de la re-educación de la ciudadanía en su conjunto, porque con más o menos frecuencia, casi todos ejercemos como turistas en determinados momentos. Los gestores de empresas y destinos turísticos tienen que ayudar en esa tarea de información y sensibilización que bien señalas, que ha de incluir a clientes, empleados, proveedores y también a los residentes en el destino. El camino de la sostenibilidad se ha de recorrer conjuntamente, con la implicación de todas las partes con un papel que jugar, que han de estar alineadas y sumar, con especial referencia a las Administraciones públicas por su importancia en ésta y otras facetas.

(A) Como me gusta la literatura, sus palabras me han recordado, Profesor Pedro, un poema de Antonio Machado, ese en el que decía: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.

(P) Pues sí, cada destino y cada empresa tiene que hacer su camino, trazar su plan, conforme a sus especificidades. Cada uno/a tendrá un punto de partida propio, con recursos y prioridades diferentes. Una gran cadena hotelera y un pequeño hotel independiente son realidades muy distintas, con posibilidades muy desiguales, como la pléyade de microempresas de servicios turísticos que también forman parte de una industria caracterizada por la diversidad de los actores que la integran. Precisamente por ello, sigue siendo necesario hacer pedagogía entre los empresarios y profesionales del sector. Lo del turismo circular, o la circularidad en el turismo, es algo muy reciente y es normal que aún no se entienda del todo bien o se haya llegado a percibir su alcance en sus justos términos.

(A) En este orden de cosas me surge una duda, Profesor. En el hotel en el que estuve invirtieron en dotar a todos los inodoros con cisternas de doble descarga, con idea de reducir el consumo de agua y recuperar la inversión con el ahorro en la factura correspondiente. ¿Es ésta una acción de economía circular?

(P) No. Reducir el consumo de agua o de energía es plausible desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental (y de la eficiencia y competitividad empresarial), pero no es per se una acción de economía circular, salvo que ese ahorro de agua provenga de la recirculación del agua de lluvia o de aguas grises (para limpieza de suelos, riego o baños), o que el ahorro de energía sea consecuencia del aprovechamiento de emisiones (como el vapor) o el reciclaje de residuos. Sustituir fuentes de energía fósiles por renovables (solar, eólica) es una acción loable para reducir la huella de carbono, pero no es una iniciativa circular. Eliminar el uso de botellas de plástico y de plásticos de un solo uso no biodegradables o reciclables es otra iniciativa verde, pero tampoco encaja, stricto sensu, en el concepto de economía circular. 

(A) Me parece que a veces confundimos el fin (la sostenibilidad) con el medio para alcanzar ese fin (la economía circular en este caso). 

(P) Una buena observación, Amanda. Recuerda que el concepto de economía circular implica que los recursos pueden obtenerse dentro de la economía, reduciendo el impacto ambiental al aumentar la reutilización y el reciclaje. Y para ello es fundamental que las empresas colaboren entre sí, no sólo dentro del propio sector turístico, sino con otros sectores con los que se interrelaciona, que son muchos: la agricultura, la industria de la alimentación y bebidas, la construcción, el sector textil, etc. Te empezará a sonar otro concepto: la simbiosis industrial.

(A) Entonces, si me plantearan elaborar un plan de acción para impulsar la circularidad en el turismo, ¿qué enfoque tendría que darle?

(P) Te diría que pienses en posibles acciones a tres niveles: a nivel de empresa o establecimiento turístico; a nivel de destino, es decir, en colaboración con otras empresas del sector; y en colaboración con empresas de otros sectores. Y siempre teniendo presente la importancia de medir: medir para gestionar y mejorar. Medir nuestros consumos, la cantidad y tipo de residuos, nuestra huella de carbono…

(A) ¿Podría ponerme algunos ejemplos?

(P) Por supuesto, pero esto alargaría mucho nuestra conversación de hoy. Si te parece te recomiendo algunas lecturas, para que te documentes primero, y nos emplazamos para continuar nuestra conversación otro día. ¿Te parece bien?

(A) Estoy deseando saber más, Profesor Pedro. Me he dado cuenta que éste es un tema de gran actualidad e importancia; de hecho, es una prioridad tanto a nivel de la Unión Europea como de España.

(P) Así es. Por eso, te sugiero que leas los documentos “España Circular 2030. Estrategia Española de Economía Circular” y “I Plan de Acción de Economía Circular 2021-2023”. Ambos los puedes descargar del siguiente enlace: https://www.miteco.gob.es/es/calidad-y-evaluacion-ambiental/temas/economia-circular/estrategia/

Verás que el turismo es uno de los sectores prioritarios.

A nivel de ejemplos, te interesará leer el “Informe sobre Economía Circular aplicada al turismo”, editado por SEGITTUR en 2019. Está disponible en: https://www.segittur.es/wp-content/uploads/2019/09/Informe-sobre-economi%CC%81a-circular-aplicada-al-turismo-ok.pdf

Y para que no dejes de practicar tu inglés te dejo las referencias de un par de artículos, que encontrarás en la biblioteca electrónica de la universidad. Si tuvieras alguna dificultad para localizarlos házmelo saber: su autor, el Prof. Vargas-Sánchez, es un buen amigo.

“The new face of the tourism industry under a circular economy”. Journal of Tourism Futures, Vol. 7, 2, 2021, pp. 203-208.

“The unavoidable disruption of the circular economy in tourism”. Worldwide Hospitality and Tourism Themes Journal, Vol. 10, 6, 2018, pp. 652-661.

(A) Muchas gracias. Me pongo a ello y le vuelvo a contactar para comentar mis progresos.

(P) Hasta pronto entonces. Espero reencontrarte con un interés renovado por ampliar tus conocimientos en esta materia. Estás haciendo lo correcto: formarse al respecto significa prepararse para un futuro que ya empezamos a tocar con la punta de los dedos. Como vía hacia la eco-sostenibilidad, la circularidad es considerada uno de los cambios globales que marcarán los procesos económicos, también en el turismo. Por ello, me permito dejarte una nota final para no salirnos del marco que el Día Mundial del Turismo 2021 quiere enfatizar: la economía circular debe ser regenerativa en lo ambiental e inclusiva en lo social (además de remuneradora en lo económico). Este doble propósito, medioambiental y social, está en las estrategias de las empresas pioneras para encarar el nuevo escenario post-pandemia. 

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También en Hosteltur: https://www.hosteltur.com/comunidad/004823_con-motivo-del-dia-mundial-del-turismo-2021-conversaciones-sobre-economia-circular.html

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Algunos otros posts sobre economía circular en este blog:

UN AÑO PARA IMPULSAR LA ECONOMÍA CIRCULAR EN EL TURISMO

EL SECTOR DEL TURISMO EN UNA ECONOMÍA CIRCULAR

+

EL FUTURO DEL TURISMO SERÁ CIRCULAR O NO SERÁ

(Post nº 386 en este blog)

jueves, 9 de mayo de 2019

EJEMPLO DE LA NECESIDAD DE UN ENTE GESTOR DEL DESTINO

Esta misma semana se han conocido las banderas azules que concede la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC). En lo que a las playas se refiere, los criterios utilizados (conocidos al detalle, no cabe otra hipótesis, por quienes se presentan) pueden consultarse en la siguiente página: http://www.banderaazul.org/criterios-playas

El resultado de la aplicación de los mismos ha sido que, para este año 2019, la provincia de Huelva sólo ha conseguido tres insignias de este tipo, que se han convertido en un referente de calidad (especialmente ambiental). Doce playas (en siete municipios) presentaron su candidatura, pero sólo tres (en cuatro municipios) han conseguido la ansiada bandera. Concretamente: en Moguer, Playa del Parador (Castilla); en Cartaya, Playa de San Miguel; y en Isla Cristina/Lepe, Playa de Islantilla. Hicieron bien su trabajo.

Siendo un recurso tan sensible para el turismo en el litoral onubense, en puertas de la temporada alta y en puertas más aún de unas elecciones municipales, la noticia ha caído como una bomba, desatándose todo tipo de comentarios acerca de las razones del fracaso del 75% de las playas candidatas (criterios incumplidos, que someramente han ido conociéndose) y de las responsabilidades políticas que pudiera haber (con el habitual victimismo y echar balones fuera, culpándose unos a otros).

Poniendo este asunto en perspectiva, la tabla siguiente resume la evolución del número de banderas azules atribuidas a las playas onubenses en los últimos doce años.

Año
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
5
10
8
7
8
8
6
6
3 (*)
8
11
3
(*) En Almonte, Matalascañas (Torrelahiguera). En Moguer, El Parador (Castilla). En Isla Cristina/Lepe, Islantilla. Fuente: elaboración propia con datos de ADEAC.

Como puede observarse, este escuálido registro de tan sólo tres banderas azules en el litoral onubense no es nuevo: ya ocurrió en 2016. No obstante, la situación que acontece ahora se agrava porque la caída es mucho mayor respecto al año anterior (se ha pasado súbitamente del pico al valle) y porque de las 25 banderas azules que se han perdido en toda España, 8 nos corresponden, es decir, un tercio del total, lo que nos deja en muy mal lugar. Y esto, repito, en un contexto de elecciones municipales inminentes.

Más allá de lo lamentable de esta situación, que erosiona la imagen de la provincia de Huelva como destino turístico y, como consecuencia, daña los intereses económicos de sus empresas y de las comunidades locales en las que el turismo de sol y playa es un pilar fundamental de su supervivencia, mirando hacia el futuro y tratando de sacar alguna lección positiva de este varapalo, una vez más me reafirmo en lo que desde hace años vengo defendiendo, cuan predicador en un desierto: la necesidad de un ente gestor del destino.

Desde que se conoció la noticia el pasado martes, hemos sabido a través de los medios de comunicación de la iniciativa de convocar a las administraciones públicas a sus distintos niveles, local (Ayuntamientos afectados), provincial (Diputación), autonómico (Junta de Andalucía, a través de sus Consejerías con alguna competencia en la materia) y estatal (el departamento de Costas), para analizar esta problemática en profundidad y articular soluciones correctoras. Dadas las circunstancias, parece una acción lógica, pero es a posteriori, o sea, reactiva. Si queremos evitar que esto vuelva a ocurrir, esta estructura de coordinación, a la que se podrían sumar otros agentes, particularmente privados, debe quedar establecida para que pueda realizar un trabajo preventivo, anticipatorio, planificado, es decir, proactivo, no meramente reactivo; a priori, no a posteriori cuando el daño ya está hecho. Si esta coordinación hubiera estado prevista y ocurriera de forma sistemática, quizás la debacle se hubiera podido mitigar o impedir. Este es el sentido del llamado ente gestor: en la decepción de este año con las banderas azules tenemos un buen ejemplo de su imperiosa necesidad.

El turismo hay que gestionarlo, en el más amplio sentido del término, no sólo promocionarlo. La promoción sin gestión nos aboca al fracaso. Mientras que la promoción genera expectativas, usualmente elevadas, la gestión es la encargada de que lo que ofrecemos cumpla con esas expectativas (al menos). La promoción se volverá en nuestra contra, como un boomerang, si no conseguimos gestionar el destino de forma que quienes nos visitan encuentren el paraíso que se les vendió: crearía insatisfacción, que es el peor de los resultados.

Lo ocurrido con las banderas azules es un problema de gestión, como el de la regeneración de las playas como consecuencia de los temporales, el control de los mosquitos, la saturación de los servicios públicos en temporada alta, el modelo urbanístico que se aplica, etc. Y la gestión depende de nosotros, esto es, de nuestros gestores y de su capacidad para organizarse, planificar y ejecutar proyectos. No hay ningún enemigo exterior.

Nótese que para que una ruta del vino sea certificada y pase a formar parte de las rutas del vino de España se necesita un ente gestor de la misma (pregúntense qué pasa con la ruta del vino del Condado de Huelva: https://www.wineroutesofspain.com/ver/2457/Rutas-del-vino-.html); para llegar a ser un destino turístico inteligente la existencia de un ente gestor es imperativa, y hasta existe una norma UNE (178501:2018) que establece sus requisitos. Es que en Huelva nos seguimos auto-limitando a la promoción, sin que se haya planteado dar este paso, que requiere de un liderazgo que no ha existido hasta ahora. Las consecuencias están a la vista.

En el nuevo Plan Estratégico de la Provincia de Huelva (2018), en lo que al sector turístico se refiere, se recoge una acción (76.3) denominada “Mejora de la gobernanza entre las instituciones públicas con competencias turísticas y las empresas privadas”. Si se pretendía poner en práctica, asumiendo que va en esta línea, ya vamos tarde.
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P.D.: Quién quiera documentarse algo más acerca del concepto de ente gestor de un destino turístico e, incluso, de la propuesta que ya en 2013 formulé al respecto, puede consultar el capítulo 5 (Síntesis y Conclusiones) de la obra “EL TURISMO EN LA PROVINCIA DE HUELVA: DE DÓNDE VENIMOS, DÓNDE ESTAMOS Y ¿HACIA DÓNDE QUEREMOS IR?”, disponible gratuitamente en: https://alfonsovargassanchez.blogspot.com/search?q=de+donde+venimos
Ni que decir tiene que no se avanzó nada desde entonces.


viernes, 16 de diciembre de 2022

POR QUÉ LAS COMUNIDADES LOCALES SON ESENCIALES PARA UN SANO DESARROLLO TURÍSTICO

En otras ocasiones me he referido a la necesidad de avanzar hacia un modelo de gobernanza turística que haga co-participes de la misma no sólo a Administraciones públicas y a organizaciones empresariales, sino también a las comunidades locales receptoras de los flujos turísticos. La coordinación entre las diferentes Administraciones públicas con incidencia en la actividad turística, así como la cooperación entre éstas y las organizaciones empresariales son, ciertamente, fundamentales para la generación de sinergias positivas. Sin embargo, no son los únicos agentes concernidos, de ahí que la llamada co-gobernanza deba incluir, para ser más eficaz y alcanzar los necesarios equilibrios entre intereses que pueden divergir, otros integrantes de este vasto sistema, singularmente las comunidades locales, es decir, los residentes en los destinos, a pesar de que, en la práctica, la identificación de las organizaciones que legítimamente les representan pueda añadir dificultades.

Podríamos extender este discurso apoyándonos en el llamado modelo de la quíntuple hélice (Carayannis, Thorsten & Campbell, 2012), que tiene su antecedente en la triple hélice de Etzkowitz & Leydesdorff (1995) -que ya abogaban por el alineamiento entre gobiernos, empresas y universidades para la creación de riqueza a través de la generación de conocimiento y la innovación- y en la cuádruple hélice propuesta por Carayannis & Campbell 2009)., que integra a la comunidad y su cultura (organizaciones de la sociedad civil y personas individuales). En suma, se llama quíntuple hélice a la interacción de cinco ejes o aspas: la universidad (hélice educativa), la empresa (hélice económica), la administración pública (hélice política), la comunidad (hélice social) y (he aquí la quinta) el medio ambiente (o hélice medioambiental, imprescindible para la promoción del desarrollo sostenible en la sociedad).

En este contexto, me limitaré en este post a argumentar la importancia de la comunidad local para la co-gobernanza de un destino turístico y a su trascendencia para hacer posible un desarrollo sano de esta actividad económica, con implicaciones sociales y ambientales que no pueden ser eludidas.

¿Por qué se produjeron, ya antes de la pandemia, determinadas reacciones adversas que dieron lugar al fenómeno conocido como turismofobia, que una vez los viajes han recuperado su pulso normal (o casi) y la máquina del crecimiento se ha reactivado ha vuelto a colocar este problema en el foco mediático y de los gestores de los destinos que lo sufren como contrapunto a su éxito cuantitativo? Podríamos referirnos a tecnicismos como la capacidad de carga y su desbordamiento en determinados núcleos (urbanos, rurales, de playa o del tipo que sea), la gentrificación de centros históricos, etc., pero, dicho con palabras más llanas, el problema se genera cuando quienes allí residen de manera permanente empiezan a sentir que la fricción con los turistas perturba y perjudica en exceso sus vidas, comenzando a percibir incompatibilidad con ellos y que los efectos negativos superan a los positivos (lo que se conoce como el intercambio social). Y cuando nadie les pregunta, les escucha, les tiene en cuenta, cuando se toman decisiones que afectan severamente a sus vidas sin contar con ellos, la gente empieza a manifestarse contra el turismo, cuando en realidad el problema no es el turismo (no olvidemos que, generalizando, a todos nos gusta ejercer, y ejercemos, de turistas de vez en cuando, sin querer renunciar a ello), sino la gestión que se hace del mismo, la gobernanza turística.

La primera derivada es, pues, clara: las comunidades de acogida tienen que incorporarse a esa referida co-gobernanza, con voz, es decir, a través de cauces estables de participación ciudadana, y también con voto en aquellos asuntos más trascendentes desde el punto de vista del impacto potencial en sus vidas (por ejemplo, la regulación de las viviendas y apartamentos con fines turísticos, un botón de muestra de la necesidad de evitar el intento imposible de mezclar agua y aceite). ¿Sería aceptable lo contrario en una democracia madura?

En segundo término, el turismo no se entiende hoy en día si no es desde su faceta experiencial. Más que hablar de productos, se habla de experiencias, que hemos de intentar que sean memorables para que sean compartidas y el turista se convierta en nuestro mejor altavoz y prescriptor, promocionándonos gratis. A su vez, un determinante clave de ese carácter memorable es la autenticidad de la experiencia, y esa autenticidad depende mucho (sin perjuicio de otras dimensiones de la misma) de la interacción con la población local: su dimensión social es clave. Por eso también lo es que esas personas sean, se sientan, co-participes del desarrollo turístico de su comunidad, conforme a un modelo que ellos también contribuyeron a co-decidir y están contribuyendo a co-crear. Un destino es un territorio donde vive gente, que produce (productos alimentarios, artesanales o de otro tipo que le confieren una singularidad), con un patrimonio (material e inmaterial) que muestra su identidad y su cultura, que es visitado (y que necesita, por ello, de la definición de un modelo turístico que exprese la aspiración colectiva de dicha comunidad) y que, finalmente, es gobernado. Es en este último elemento en el que se pretende incidir, sabiendo que:

*un destino es hoy en día, sobre todo, el sumatorio del conjunto de experiencias que se ofrecen al visitante;

*la autenticidad de las mismas es la que, en buena medida, las diferencia y hace posible que pueda competir en valor más que en precio;

*para conseguirlo la interacción con la comunidad de acogida es básica.

¿Cómo no incluirla, entonces, en los mecanismos de gobernanza del destino? El turismo no se hace sólo entre representantes políticos y representantes empresariales para la gente, sino con la gente: para versus con, ahí está la gran diferencia. Aún se encuentra uno con representantes de estas organizaciones que, con conceptos trasnochados, ante planteamientos de este tipo espetan para contrariarlos expresiones como: “¿y la gente qué sabe de turismo?; quienes saben son los empresarios, y punto”. Este tipo de mentalidad, que aún existe a este nivel, sigue siendo un factor limitante.

En tercer lugar, ahora que tanto se habla de los destinos turísticos inteligentes, ligados a las nuevas tecnologías y su capacidad para generar datos que facilitan una comprensión más cabal de nuestros problemas y una toma de decisiones que permita alcanzar mayores cotas de eficacia y eficiencia, no deberíamos olvidar la importancia del recurso conocimiento en otro sentido: el conocimiento, a menudo tácito, que atesoran las comunidades locales, frecuentemente las personas de más edad, con el consiguiente riesgo de que ese conocimiento acerca de oficios, costumbres, tradiciones…termine perdiéndose. Si esto ocurre, se estaría renunciando a parte de la idiosincrasia, de la singularidad, de la autenticidad del territorio objeto de la visita turística; se estaría dejando escapar un recurso valioso con el que apuntalar esas experiencias memorables a las que nos venimos refiriendo. No evitar esta pérdida sería muestra de una falta de inteligencia imperdonable, y para evitarlo las comunidades locales tienen que estar presentes en la gobernanza del destino.

En cuarto lugar, aparte de ese caudal de conocimiento (que si es tácito debe hacerse explícito para que pueda ser compartido y aplicado) y también de ideas, de iniciativas, de creatividad que está en esas comunidades, que en modo alguno debe despreciarse, no olvidemos, y la pandemia nos lo ha mostrado con meridiana claridad, que los residentes también pueden ser turistas y/o excursionistas en sus propios territorios. El trauma de la COVID-19 ha dejado patente cómo el sector turístico (hotelería, restauración) han ayudado a la población a sobrellevar la enfermedad y sus consecuencias, pero también es cierto que esa población ha hecho posible que muchas de estas empresas pudieran seguir operando y lograran sobrevivir: eran sus clientes, a veces los únicos. Incluso han redescubierto sus propias ciudades y territorios más cercanos, volviendo su mirada e interés hacia ellos aún después de ese periodo crítico. No deberíamos descuidar ese mercado, fruto de lo aprendido.

En suma, no se trata de gestionar un destino, sino de gestionar una comunidad, con residentes permanentes y turistas o residentes temporales. El bienestar de ambos debe colocarse en el centro de nuestra arquitectura estratégica y gobernanza. A estas alturas del siglo XXI, cualquier modelo de desarrollo turístico que se construya a la antigua usanza, o sea, de espaldas al bienestar de las comunidades de acogida terminará fracasando. Los números (el crecimiento del número de turistas y pernoctaciones y otros indicadores cuantitativos al uso) pueden mostrar lo contrario a corto plazo, y suele haber mucho de miopía cortoplacista en las decisiones políticas marcadas por los horizontes electorales y en las empresariales más orientadas a la especulación, pero la falta de apoyo de la población residente terminará siendo como un boomerang que se nos volverá en contra y pondrá en riesgo la estabilidad que proporciona la turismofilia, tanto más cuanto más dependientes seamos de la industria turística. Una sociedad volcada en el turismo tiene que ser una sociedad educada para el turismo: una ayuda, una indicación, un comentario, una sonrisa amable de alguien del lugar pueden marcar la diferencia. No demos todo esto por sentado.

Referencias

Carayannis, E.G.; Barth, T.D.; Campbell, D.F.J. The Quintuple Helix innovation model: global warming as a challenge and driver for innovation. Journal of Innovation and Entrepreneurship, Vol. 1, No. 2, pp. 1-12, 2012.

Carayannis, E.G.; Campbell, D.F.J. ‘Mode 3’ and ‘Quadruple Helix’: toward a 21st century fractal innovation ecosystem. International Journal of Technology Management, Vol. 46, No. 3/4, pp. 201-234, 2009.

Etzkowitz, H.; Leydesdorff, L. The Triple Helix -- University-Industry-Government Relations: A Laboratory for Knowledge Based Economic Development. EASST Review, Vol. 14, No. 1, pp. 14-19, 1995.



 (Post nº 432 en este blog)

martes, 16 de junio de 2020

EMPRESAS Y DESTINOS TURÍSTICOS EN LA NUEVA NORMALIDAD: ¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?

En el siguiente vídeo, de apenas diez minutos, puede encontrar mis respuestas a esta pregunta fundamental: HAGA CLICK AQUÍ


A continuación se reproduce el texto de esta píldora formativa:

Hola. Llegados a este punto, en la antesala de la llamada nueva normalidad ocasionada por esta pandemia que tanto ha trastocado nuestras vidas, parece un buen momento para recapitular lo que ha significado este periodo de estado de alarma y qué lecciones deberíamos haber aprendido. Sólo esta capacidad de aprendizaje y de interiorizar esas lecciones nos permitirá afrontar el nuevo tiempo con mayores garantías.

Cierto es que las empresas del sector aún están en una fase de lucha por su supervivencia, y esto es lo que, al cien por cien, ocupa y preocupa a empresarios y trabajadores. No puede ser de otra manera. No se trata, al menos aún, de reconstruir nada, sino de recuperar, de reactivar un sector de actividad que, aparte de ser fundamental desde el punto de vista de su peso en la economía y  en el empleo, ha sido referencia en el mundo por su  competitividad. No es necesario repetir cifras sobradamente conocidas, pero sí mostrar el apoyo a sus reivindicaciones (al nivel de otros países de nuestro entorno) para poder soportar, primero, el embate de un súbito e inédito cese de actividad obligado por la crisis sanitaria, y, ahora, las limitaciones de una recuperación  que es incierta en intensidad y duración en la medida en que ha de producirse en co-existencia con este nuevo coronavirus, con un porcentaje muy bajo de la población inmunizada y aún sin vacuna y sin medicamentos específicos para combatir la enfermedad.

En este marco, diría que, en primer lugar, hay algunas lecciones de carácter general que deberíamos aprender, aplicables al campo que nos ocupa pero también más allá:

1.-La primera es la de la humildad. Humildad para reconocer cuán vulnerables seguimos siendo. Humildad para asumir que nuestra capacidad para controlar el resultado de nuestras decisiones y acciones es cada vez más limitada en un mundo crecientemente complejo donde todo está interconectado y, por tanto, todo es interdependiente a escala global: el efecto mariposa existe. Humildad para comprender que no podemos eliminar la incertidumbre, sino que hemos de vivir con ella, gestionándola.

2.-La segunda es la importancia de actuar con celeridad para minimizar los daños, tanto en vidas humanas como económicos, lo que exige tener a punto sistemas de alerta temprana y planes de contingencia. La improvisación es un lujo que no nos podemos permitir en situaciones de alto impacto y que requieren una respuesta urgente.

Pasando al plano estrictamente turístico, algunas lecciones merecerían también ser destacadas:

3.-En el orden que venimos siguiendo, la tercera sería la de aprender a vender seguridad, sanitaria y en general, una dimensión a la que no le dábamos tanta importancia en una parte del mundo desarrollado relativamente estable. De repente, nos hemos dado cuenta que, además de vender sol, playa, diversión, cultura, etc….hemos de vender seguridad, y no como algo coyuntural: crisis de este tipo pueden volver a producirse y, a partir de ahora, hay que estar preparados para afrontarlas. La industria del turismo se soporta, sobre todo, en la confianza para viajar, en la confianza en los mercados de destino, pero también en los de origen, por lo que la acción debe ser coordinada. La unidad refuerza el mensaje,  la cual no se ha logrado suficientemente en el caso particular de los múltiples sellos o etiquetas de turismo seguro, a nivel sectorial y territorial, generando alguna confusión y reduciendo su impacto.

4.-La cuarta lección nos debe llevar a la convicción de que, ahora más que nunca, la solución no es sólo la promoción del turismo, sino la gestión del mismo. La promoción, para estimular la demanda, es condición necesaria, pero no suficiente si no hay toda una gestión detrás para adecuar los recursos y adaptar la oferta, para reforzar los mecanismos de cooperación en los destinos y en la cadena de valor turística, etc. Y dentro de ese etcétera no puede faltar la gestión de las crisis, que debe pasar a formar parte de las agendas de los responsables públicos y privados, especialmente a nivel de destino, con un enfoque más proactivo que reactivo.

Prueba de ello, y en el contexto particular que estamos viviendo, es fundamental entender las dinámicas que se dan en un sistema turístico. Este diagrama causal (minuto 5.30 del video) puede ayudar a entenderlas a nivel conceptual, con sus bucles de refuerzo (como los que se dan entre oferta y demanda, confianza y demanda, recesión y demanda) y sus bucles de equilibrio (como el de riesgo de rebrote y demanda). La conclusión es que es clave controlar el riesgo de rebrote, por su incidencia en el conjunto del sistema, lo que requeriría garantías sanitarias en origen y en destino al re-abrir las fronteras. Se entienden las urgencias, pero la precipitación no suele ser una buena consejera.

5.-La quinta lección es que la diversificación (del turismo y de la economía en general) aumenta la resiliencia del sistema. Más allá del sol y playa, el sector turístico acelerará su apuesta por la diversificación de oferta y mercados para seguir reduciendo su estacionalidad: hay buenos ejemplos de ello.  A nivel de la economía en general, la necesaria apuesta por el desarrollo de otras actividades productivas (particularmente industriales) no es incompatible en absoluto con el mantenimiento de un sector turístico potente con las más altas cotas de competitividad en el panorama internacional. Este es un falso debate.

6.-La sexta lección es la de reforzar (si no recuperar) la centralidad de las personas en la arquitectura estratégica del turismo, con particular referencia  a quienes residen en los destinos.  Deberíamos interiorizar definitivamente que el turismo no se hace para la gente, sino con la gente. Las comunidades locales receptoras de los flujos turísticos deben ser parte activa en el proceso de recuperación, para lo cual los modelos de gobernanza deben evolucionar propiciando una gran alianza con la sociedad. Ahora la pregunta no sería tanto qué puede hacer el turismo por mí, sino qué puedo hacer yo por el turismo.

7.-En séptimo lugar, la pandemia ha acelerado cambios tecnológicos que ya estaban en marcha: digitalización, automatización de procesos, robotización…eliminando riesgos y aumentando la eficiencia. En suma, ver la tecnología y el conocimiento como aliados es una lección fundamental a aprender, porque  la revolución tecnológica exponencial que se avecina, y más rápido de lo que solemos imaginar, va a cambiar sustancialmente el panorama del ocio y del turismo con la convergencia  de tecnologías como la realidad aumentada, la realidad virtual, la inteligencia artificial, el Internet de las cosas, etc. Los destinos turísticos inteligentes ganarán un nuevo impulso para empezar a conocer los nuevos patrones de comportamiento del turista. En suma, estar a la vanguardia tecnológica, unida a una cultura innovadora, son claves para ganar el futuro, en tiempo de pandemia y más allá.

8.-Y finalmente, como corolario de todo lo anterior, estamos ante un antes y un después: el “business as usual” pre-coronavirus no va a volver, y no sólo por la pandemia, que pasará.  En estas mismas fechas hemos conocido, por ejemplo, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030, la Estrategia Española de Economía Circular (España Circular 2030)…grandes referencias de un nuevo horizonte para el sector turístico en el que la causa de la sostenibilidad ambiental gana fuerza.

Tan sólo confiar, para concluir, que estas ideas hayan sido de alguna utilidad. Gracias por su atención y hasta otra oportunidad.